El informe realizado por la agencia de calificación crediticia ratificó una mejora en la perspectiva de la deuda pública en Uruguay.
Tras situarse por tres años consecutivos en calificación “Negativa”, Uruguay avanzó hacia la categoría “Estable”, manteniendo la nota “BBB-”. El estudio ahonda a su vez en las características financieras uruguayas, y proyecta cifras en torno al futuro económico del país.
El pasado miércoles, Fitch Ratings anunció que la calificación crediticia de Uruguay mantuvo la nota BBB-, no obstante se pudo observar que el país mejoró su perspectiva en relación a la deuda soberana, ingresando a la clasificación de “Estable”.
Estas categorizaciones son una forma de determinar la capacidad que las naciones tienen de pagar su deuda, e indican el riesgo que conlleva invertir en las mismas.
El relativo avance de la nación se debe a diversos factores fiscales mencionados en el informe expedido.
En el mismo se hace énfasis en una “fuerte estabilidad social y política”, una “campaña de vacunación exitosa” y una “mejora fiscal cíclica y estructural en curso”.
A su vez, se destacan las “altas reservas internacionales que sirven de amortiguadores de shocks económicos”.
En esta línea, desde la compañía norteamericana resaltaron la perspectiva de Uruguay respecto a los factores ambientales, sociales e institucionales, considerando que esto ha sido un factor esencial para el acceso fluido del gobierno a mercados externos en condiciones que presentan bajas tasas de financiamiento.
Ante este escenario, la jerarca de la cartera de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche sostuvo que “la mejora de la perspectiva a Estable por parte de Fitch, tras estar en perspectiva negativa desde 2018, expresa la confianza en las perspectivas de una recuperación económica sostenible, apuntalada en la gestión responsable de las cuentas fiscales y la agenda de reformas contenidas en la LUC que el gobierno está llevando adelante”.
Asimismo, resaltó que el hecho también actúa como un “reconocimiento al manejo efectivo de las políticas públicas, tanto sanitarias como económicas y sociales, durante la pandemia, que se refleja en la fortaleza crediticia del país. Somos optimistas que, manteniendo este rumbo, lograremos afianzar el crecimiento con mayor empleo, que es nuestra prioridad”, sentenció.
Por otra parte, el mantenimiento de la nota se fundamenta en una “recuperación postpandemia más lenta en términos relativos” y en “un alto nivel de endeudamiento”, con su componente de moneda extranjera”.
Paralelamente, según Fitch, el país cuenta con “una baja flexibilización de políticas dado el nivel de dolarización e indexación prevaleciente”.
Por otro lado, en lo que respecta a otro tipo de indicadores, la agencia realizó proyecciones de cara al futuro que abarcan diferentes componentes en materia fiscal.
En lo relativo al nivel de endeudamiento del gobierno, se estima que este representará un 65% del PIB para finales de año, conllevando una baja, en contraposición a las cifras actuales, ubicadas en un 66,2%.
En otro ámbito, la corporación financiera prevé que el crecimiento del PIB real se sitúe en los márgenes de un 3,4%, en lo que respecta al 2021.
De cara al futuro, todo parece indicar que el 2022 tendrá unos guarismos más acotados, moderándose a un crecimiento de un 2,7%.