El deterioro fiscal esperado para los próximos tres años, la elevada carga de deuda del gobierno, así como también la “erosión de la gobernabilidad”, llevaron a la agencia de calificación Fitch Ratings a recortar la nota de la deuda estadounidense, quitándole su preciada “triple A”. La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, calificó la medida de “arbitraria” y de basarse en “datos obsoletos”.
La agencia de calificación crediticia Fitch Ratings sorprendió al rebajar a EEUU del máximo nivel crediticio para su deuda de largo plazo, pasándolo desde la preciada “AAA” a una “AA+” con perspectiva estable, debido al deterioro fiscal esperado durante los próximos tres años y la elevada y creciente carga de deuda del gobierno.
La agencia también tuvo en cuenta en su decisión “la erosión de la gobernabilidad” en relación con otros emisores soberanos calificados ‘AA’ y ‘AAA’ durante las últimas dos décadas, tal como se ha manifestado en repetidos enfrentamientos entre demócratas y republicanos, sobre los límites de deuda y las resoluciones de última hora.
De este modo, Fitch cumplió con su amenaza de rebajar la calificación de la primera economía mundial, que había colocado en vigilancia negativa el pasado mes de mayo durante la última crisis política para suspender el techo de endeudamiento. Tras la decisión anunciada por Fitch Ratings, únicamente Moody’s mantiene la máxima nota de solvencia para la deuda a largo plazo de EEUU, después que S&P Global degradara la calificación del país en 2011.
La secretaria del Tesoro de EEUU, Janet Yellen, criticó la decisión de Fitch de rebajar la calificación estadounidense, catalogando la medida de “arbitraria” y señalando que se ha tomado sobre la base de “datos obsoletos”. “La decisión de Fitch es sorprendente considerando el vigor de la economía que constatamos en EEUU. Estoy profundamente en desacuerdo con la decisión de Fitch, y pienso que es totalmente injustificada”, declaró la funcionaria.
Análisis de riesgos
En su análisis, Fitch repasa los desafíos fiscales que EEUU tiene pendientes durante la próxima década, advirtiendo de que las tasas de interés más altas y el incremento del volumen de la deuda aumentarán la carga del servicio de intereses, mientras que el envejecimiento de la población y la suba de los costos de atención médica aumentarán el gasto a falta de reformas de la política fiscal. Además, la agencia advirtió que los recortes de impuestos de 2017 expirarán en 2025, aunque es probable que haya presión política para hacerlos permanentes, lo que resulta en unas proyecciones de déficit más altas.
Por otro lado, Fitch espera que la economía estadounidense ingrese en recesión a finales de 2023 y el comienzo del próximo año como consecuencia de unas condiciones crediticias más estrictas, el debilitamiento de la inversión empresarial y la desaceleración del consumo. De este modo, prevé que el crecimiento anual del PIB de EEUU se desacelere al 1,2% este año desde 2,1% en 2022 y un crecimiento de solo el 0,5% en 2024.