Francia revive el temor a que se desate una crisis financiera en Europa

“Una posición bastante débil, que requerirá un ajuste fiscal más fuerte de lo previsto”

La inestabilidad política derivada de las próximas elecciones legislativas en Francia, la segunda mayor economía de la Unión Europea, amenaza con poner en peligro la estabilidad económica y financiera de toda la región. Expertos entienden que la necesidad de un “rescate” por parte del BCE es poco probable, pero advierten que es un escenario que no se puede descartar rotundamente.

Hace 14 años, la crisis de deuda en Europa -derivada de los coletazos de la crisis financiera internacional- llevó a varios países del Viejo Continente a afrontar momentos complejos, que pusieron en jaque a la propia integración de la Unión Europea (UE), y al euro como su moneda única.

En ese convulsionado 2010, Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España, agrupados por sus siglas en inglés de forma peyorativa bajo el acrónimo de PIIGS (pig significa cerdo en inglés), mostraron fuertes incrementos en sus primas de riesgo debido a sus problemas fiscales y elevado endeudamiento. Por entonces, no sorprendía que se hablara -por ejemplo- de la posibilidad de un “Grexit”, es decir, que Grecia debiera abandonar el bloque del Viejo Continente y al euro como moneda de circulación.

Ahora, los temores a una crisis financiera se vuelven a presentar, pero con Francia -la segunda mayor economía de la UE- como protagonista. El alto riesgo político que implican las próximas elecciones legislativas, activaron una bomba financiera que amenaza al resto del continente, debido a la elevada deuda y el enorme déficit presupuestal del país galo.

La solución a los problemas pasaría por reformas agresivas para encauzar los presupuestos, pero el crecimiento de la candidata de ultraderecha, Marine Le Pen, y de la coalición de izquierda, generó la convicción entre las agencias calificadoras de riesgo, de que ese camino quedará trunco, lo que dejaría al país a la puerta de una crisis crediticia. El propio ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire, habló directamente de una hecatombe financiera al estilo de la que tumbó el breve mandato de Lizz Truss en Reino Unido, haciendo que la libra se desmorone y desatando el caos en los mercados.

De acuerdo a lo informado por el medio especializado El Economista, de momento los temores están impactando sobre la prima de riesgo y la rentabilidad de los bonos franceses. El primer indicador (diferencia de la rentabilidad entre sus títulos de deuda y los alemanes) pasó de cotizar por debajo de los 50 puntos a escalar a los 73 puntos actuales. Los expertos temen que estos movimientos no sean más que el primer paso de una escalada aún mayor que puede desatarse en función de lo que ocurra en las elecciones. Francia podría convertirse en el epicentro de una auténtica crisis para la UE, puesto que representa el 17,2% del PIB de la eurozona.

Deberes por hacer

Las dudas que han surgido sobre la sostenibilidad de su deuda han disparado el precio de los seguros de impago que cubren a los inversores en caso de que Francia impague. Los credit default swaps (CDS) del país han pasado de 23 a 41 puntos en pocos días, superando los máximos que se vieron en 2018, cuando tuvo lugar la revuelta de los chalecos amarillos. Sin embargo, pese a su rápido aumento, todavía no descuentan una probabilidad alta de impago por parte del país: se mantiene en el entorno del 3%. En el peor momento de la crisis de deuda soberana, estos seguros llegaron a descontar una probabilidad de impago que era mayor que la actual. El nivel actual de los CDS no presupone así un riesgo real de impago, y se mantiene en niveles similares a los que tienen grandes empresas como Amazon, Allianz o el banco HSBC.

Si bien el país tiene deberes importantes por hacer, como reducir su nivel de deuda, ello no implica que tenga un problema urgente o que corra peligro de ser rescatado. En su último informe, el banco Citi analizó la posibilidad de que el Banco Central Europeo (BCE) deba salir al rescate del país con el Instrumento de Protección de Transmisión (TPI), y concluyó que “es posible, pero muy poco probable”.

Las únicas dos situaciones en las que el banco central podría terminar interviniendo, a juicio de Citi, son “una en la que la volatilidad y la magnitud de los cambios de precio sean manifiestamente excesivas en relación con los fundamentos”. “Podría ocurrir si los diferenciales de crédito se ampliasen mucho en una parte de Europa, y se estrechasen en la otra, generando una nueva fragmentación en la transmisión de la política monetaria”, explica el banco.

La otra posibilidad es “que haya una aceleración que se retroalimenta en los movimientos de los precios, donde un ajuste inicial, que está justificado por los fundamentos, termina contagiándose a un grupo de activos, y esto suponga una amenaza para la estabilidad financiera”, indican.

A juicio de los analistas, se trata de dos escenarios poco probables, pero que tampoco se pueden descartar rotundamente.

La confianza

Un elemento clave es la confianza, algo que puede perderse muy rápidamente, lo que parece tener en claro la Comisión Europea, que la semana pasada dio un mensaje al amonestar a Francia y a Italia por incumplir los compromisos de déficit que se exigen a los miembros de la zona euro. “Los retos para la sostenibilidad fiscal son bajos ahora en todos los miembros de la UE a corto plazo, pero a medio y largo plazo son elevados en varios países debido a un aumento proyectado de las ratios de endeudamiento», señaló la Comisión en referencia a ambos países.

El BCE también está alerta, como lo evidencia un informe reciente en el que reclama a los países miembros de la UE que recorten inmediatamente su endeudamiento, para poder enfrentar los retos fiscales que amenazan al Viejo Continente, como son el envejecimiento de la población, el aumento necesario de la inversión en defensa y el cambio climático.


“El mayor desafío que enfrenta la economía francesa es normalizar las cuentas fiscales”

Uno de los indicadores que evidencia los problemas en la economía y en las finanzas francesas es la tasa de interés que paga por su deuda. Francia es una economía históricamente respetada, con una demanda intensa de los bienes y servicios que produce, y con una influencia en Europa que a veces parece superar a la de Alemania. Sin embargo, la deuda gala está pagando lo mismo por su deuda que Portugal.

“El mayor desafío que enfrenta la economía francesa es normalizar las cuentas fiscales. Al igual que sus otros socios europeos, Francia se ha visto afectada por la reimposición de reglas fiscales que fijan límites para los déficits y la deuda pública, 3% y 60% del PIB, respectivamente. Los resultados a finales de 2023 fueron bastante pobres, con un déficit fiscal del 5,5% del PIB, frente al 4,9% esperado por el gobierno. Esto significa que Francia tendrá que partir de una posición bastante débil, lo que requerirá un ajuste fiscal más fuerte de lo previsto inicialmente”, señala un informe de CaixaBank Research, consignado por El Economista.