La delicada situación sanitaria que el país vive, donde se vio una explosión de casos de covid-19 en las últimas semanas, hace que las expectativas de recuperación para 2021 se vean afectadas negativamente, según evaluaron en diálogo con CRÓNICAS los economistas Agustín Iturralde, del CED, Pablo Moya, de Oikos, y Matilde Morales, de PwC. De todas formas, los expertos proyectan un crecimiento que va desde un 2,3% al 3,1% para este año”.
Por Ignacio Palumbo | @ignacio_palumbo
El Centro de Investigaciones Económicas (Cinve) publicó un informe en donde se sostiene que en el primer trimestre de 2021 se registró un freno en la reactivación económica y que las perspectivas de crecimiento para el conjunto del año han empeorado. De acuerdo al reporte, ello se debe en buena medida a “la agudización” de la pandemia en los primeros meses del año, que “ha alterado el funcionamiento de la economía”.
En este marco, CRÓNICAS consultó a diversos analistas para conocer su visión respecto al rendimiento de la economía uruguaya y cómo se puede ver golpeada por la explosión de casos de covid-19 que se ha registrado. Si bien no se espera un impacto como el registrado hace un año, si se prevé que el repunte no será tan veloz como se esperaba.
El economista de la consultora Oikos, Pablo Moya, y el director ejecutivo del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), Agustín Iturralde, concordaron en que la situación actual “complica” y “tiene un impacto” a la baja en el desempeño económico, así como también en el repunte que se esperaba para el conjunto del año.
Sin embargo, ambos mostraron matices sobre el punto. Moya opinó que, a esta altura, “ya íbamos a estar en una recuperación más marcada”. Añadió, además, que no solo el crecimiento de la actividad se verá impactado por la situación sanitaria, también la producción industrial y los indicadores de empleo. En tanto, Iturralde indicó que este año “vamos a compensar menos la caída de lo que teníamos pensado”. Interpretó que “la forma correcta” de ver la evolución de la economía en 2020 no es que hubo un desplome del 5,9%, sino que “la caída fue muchísimo más que eso el segundo trimestre y después empezó una lenta recuperación”. En este sentido, el director ejecutivo del CED hizo hincapié en que el rebote “viene siendo, ya empezó”.
Moya proyectó un cierre de 2021 con un alza de 2,3%, pero aclaró que hay que observar el resto del segundo trimestre “para ver si no hay que hacer una estimación tanto más pesimista”; por su parte, Iturralde pronosticó un crecimiento de 3,1%.
En tanto, Matilde Morales, de PwC, señaló que desde la firma se estima una suba de 2,4% para la actividad en 2021, y de 4,9% para 2022. La economista concordó con Moya, al afirmar que Uruguay mantiene una elevada incertidumbre en torno al impacto de su “primera ‘ola epidemiológica’ y segunda ‘ola económica’ de fines de 2020 y principios de 2021”, por lo que “se espera afectación negativa en los primeros dos trimestres”.
Bajo la lupa
Los expertos analizaron, también, otros aspectos de la economía nacional.
Sobre el déficit fiscal en el marco del gasto necesario por la pandemia, Iturralde argumentó que quizás se podría haber gastado más, pero que es algo que se sabrá con precisión más adelante. “Allá por marzo-abril del año pasado muchos pedían ciertos gastos, suponiendo que este era un tema de -máximo- cinco meses; si se hubiera hecho eso, rápidamente nos hubiéramos quedado sin balas en el cartucho”, aseveró el director ejecutivo del CED. Por su parte, Moya consignó que “siempre se puede generar algún incentivo”, pero después es necesario ver “cuál es la salida”, en donde el déficit quedaría muy comprometido o no.
Además, respecto a las políticas de shocks fiscales o monetarios para limitar la caída del producto que han realizado otros países, Moya afirmó que “exigirle al Estado uruguayo un esfuerzo de esa magnitud es imposible”.
Un shock que sí puede recibir el país es de infraestructura, concordaron ambos, ya que sería más una inversión que un gasto. Moya ponderó que no solo tendrá un impacto en esta recuperación, sino que generará un “punto de partida” para un PIB mayor. A su vez, Iturralde acotó que dicha inversión debe darse en elementos que expandan la frontera de producción y que mejoren la productividad del país.
Por último, Morales se propuso hacer especial énfasis en la situación del mercado laboral.
A entender de la experta, el shock de demanda se expresa negativamente tanto en la demanda de trabajo por parte de las empresas y el efecto en la demanda de bienes por parte de las familias. Así, proyectó que el empleo se va recuperar lentamente y los salarios no tienen perspectivas de crecimiento real significativo en el mediano plazo.
Al respecto, Iturralde coincidió con su par, ya que, en su opinión, Uruguay tendrá una apuesta por el empleo por encima del salario. “Creo que la recuperación del consumo y la masa salarial hay que buscarla por ahí y no por otro lado”, agregó.
Moya, en tanto, elogió aquellos incentivos del gobierno implementados para que las empresas puedan mantener a los trabajadores en plantilla. Esto se vio reflejado en instrumentos como los subsidios al desempleo o los no aportes patronales. “Todo mecanismo que proteja a las empresas y que no tengan que despedir a los empleados me parece que es un buen instrumento”, reflexionó finalmente el economista.