Ricardo Zerbino fue ministro de Economía entre 1985 y 1990, un momento complejo del país en el que “para que lo político pudiera transitar de la forma más fluida posible” era necesario que “el desempeño económico del país y la macroeconomía se fuera fortaleciendo”. En un homenaje de la Academia Nacional de Economía se destacó su capacidad de trabajo en equipo y se resaltó que pese a tener que “resolver el día a día”, fue una gestión que “se trazó horizontes que marcaron la historia económica posterior”.
Además de festejar su aniversario 63, la Academia Nacional de Economía realizó un “Homenaje a la labor y trayectoria del Cr. Ricardo Zerbino”, quien fuera ministro de Economía y Finanzas entre 1985 y 1990, durante la primera presidencia de Julio María Sanguinetti.
Zerbino, nacido en Montevideo en 1938, se graduó como contador en la Universidad de la República en el año 1963 y trabajó en la Comisión de Inversión y Desarrollo Económico (CIDE). En 1967 ingresó a la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), y en 1972 Juan María Bordaberry lo designó director del organismo, aunque renunció un año después, luego de producirse el Golpe de Estado.
Con el regreso de la democracia, Sanguinetti lo nombró ministro de Economía, cargo que ocupó durante todo el quinquenio 1985-1990.
Luego de finalizar la gestión ministerial, abandonó la gestión pública y se dedicó a actividades empresariales privadas, en particular como director de la firma Fanapel.
Durante el homenaje, Zerbino agradeció por el reconocimiento y “las exageradas palabras” que le dedicaron en el evento Carlos Steneri, Orlando Dovat y Sergio Abreu.
El ex ministro de Economía se mostró emocionado por los “buenos recuerdos” y por aquellas cosas que se pudieron lograr en un momento tan álgido de la histórica económica y política del país. “Siempre creí en el trabajo en equipo”, señaló Zerbino en referencia al grupo de actores que formaron parte del equipo económico de la época, y enfatizó que los cambios o los progresos los hace la gente, y no una sola persona. “Uno tiende a personalizar el liderazgo, pero en los hechos esa persona es el resultado del trabajo de un equipo”, agregó.
Un maestro
Steneri destacó la personalidad de Zerbino, a quien definió como “un maestro” que marcó a muchos profesionales que trabajaron junto a él. “Ahí aprendimos el arte de negociar. (…) Es un ingrediente indispensable para todo profesional en sus actividades y en particular en el sector público”, destacó Steneri, quien también subrayó “la faceta de formar equipos” de Zerbino.
Recordó que el equipo económico “tenía el cometido de resolver problemas muy complicados en una etapa que fue cardinal en la historia económica de nuestro país”, ya que se venía de la crisis de “la tablita” del año 82, y en un clima político en el que “había una cantidad de asuntos para resolver”. En 1985 el país asistía a cuatro años de caída del producto, con las fuentes de financiamiento exterior cerradas, un sistema bancario con graves problemas y una región que no ayudaba. “Era un Gobierno que tenía que movilizarse en una situación compleja. (…) Para que lo político pudiera transitar de la forma más fluida posible, estaba la necesidad de que el desempeño económico del país y la macroeconomía se fuera fortaleciendo”, comentó.
En ese sentido, destacó que “la figura de Ricardo fue cardinal” actuando con “firmeza pacífica, para ir a las tantas interpelaciones que tuvo, que los dejaba adormilados, con el objetivo de ir bajando las pasiones, los decibeles”.
Aunque era un equipo económico que “buscaba resolver el día a día”, Steneri resaltó que “fue una gestión que se trazó horizontes, que marcaron la historia económica posterior del país”. En ese sentido, mencionó la aprobación de la ley forestal y la ley de zonas francas. “En medio de todas estas tensiones, tuvo la capacidad de entender y generar políticas de largo plazo. (…) No voy a agregar nada, los resultados están a la vista”, sentenció.
Orlando Dovat se refirió a su vínculo personal con Zerbino, a quien –comentó- conoció en un verano del año 1983. Comentó que estando en la playa le surgieron las primeras ideas de hacer una zona franca, que tenían su origen en la experiencia que había tenido Dovat en México, y le explicaba a Zerbino “con dibujos en la arena” como era el funcionamiento de las mismas. Luego lo designan ministro de Economía y el Gobierno logra incorporar la ley de zonas francas, que se aprueba en 1987. Recordó que este año Zonamerica cumple 30 años, y que su aparición “fue el gran detonador de la exportación de servicios”.
Dovat también destacó el trabajo en equipo que logró Zerbino, asegurando que esa forma de trabajo “es lo mejor que puede hacer un empresario”.
Abreu también hizo mención a los vínculos personales que mantuvo su familia con la de Zerbino, y a su talante durante las interpelaciones. “Era el dueño del pentotal”, comentó el ex canciller, asegurando que con sus argumentos “terminaba” con el mas entrenado de los estudiantes.
“Si hay algo que recuerdo es talento, bonhomía y profesionalidad, en momentos muy difíciles para la República. Nunca lo impregnó la soberbia. Pudo equivocarse como todos los que asumimos esa responsabilidad, pero todo partía de sus firmes convicciones”, valoró Abreu. Por último, comentó que “lealtad y altruismo fueron su sello”, y que “se fue de la vida pública con igual modestia que como la ejerció”.