Dentro de un contexto internacional “menos favorable” la economía uruguaya seguiría creciendo, pero “a tasas algo inferiores a su crecimiento potencial”, según reconoce el informe de Política Monetaria del Banco Central (BCU). También advierte que el tipo de cambio real (TCR) se ubica “por debajo de su nivel de fundamentos”. De todas formas, destaca que considerando las “severas dificultades” de Argentina y Brasil, “Uruguay mantendría un diferencial positivo de crecimiento respecto a la región”.
En el informe correspondiente al segundo trimestre, advierte que “el contexto internacional se tornó más complejo”, y que si bien se mantiene la perspectiva de crecimiento global, el escenario financiero “luce menos favorable para las economías emergentes”, debido al fortalecimiento del dólar y la mayor aversión al riesgo de los inversores internacionales. Estos hechos provocaron “una reversión del flujo de capitales hacia emergentes y un aumento de las primas de riesgo soberano”.
A nivel regional, este combo implicó “un estrés financiero adicional” debido a las fragilidades que ya arrastraban desde antes a nivel macroeconómico y político.
“Todo ello, junto a otros factores de riesgo señalados en informes anteriores, ha determinado que el balance de riesgos externos sobre la economía uruguaya se haya deteriorado”, destaca el BCU.
La escenografía
A nivel internacional la buena noticia es que la economía crecería a un ritmo mayor al de los dos años previos, debido fundamentalmente al desempeño de las economías avanzadas. Sin embargo, la mala noticia es que se prevé que en los próximos dos años las economías regionales sufran una mayor desaceleración que la prevista.
Citando proyecciones del FMI, el informe señala que la economía global crecería 3,9% tanto en 2018 como en 2019, luego de crecer un 3,8% el año pasado. Las economías avanzadas crecerían 2,5% en 2018 y 2,2% en 2019 (en 2017 se expandieron un 2,3%), mientras que las emergentes se expandirán 4,9% este año y 5,1% el próximo (4,8% en 2017).
La economía estadounidense muestra dinamismo lo que se ha reflejado en el mercado laboral, mientras que zona euro sigue creciendo pero a un menor ritmo. La economía china mantiene cierta estabilidad y el crecimiento sigue por encima del objetivo del gobierno, pero estos datos podrían verse amenazados por “varios factores de riesgo”. En particular, se alerta por el incremento de la tensión comercial con Estados Unidos, que podría “derivar en una escalada que termine en una guerra comercial” que afectaría el comercio mundial y el crecimiento de la economía global.
En lo que refiere a nuestros vecinos el panorama no es alentador: Brasil “sufrió un estrés financiero de entidad” por “la combinación” de un endurecimiento de las condiciones financieras internacionales y una mayor percepción de riesgo político interno, “que generó una gran incertidumbre acerca de la resolución de los desequilibrios macroeconómicos”. Por su parte, Argentina “sufrió una agudización de las tensiones financieras” debido a las “vulnerabilidades previas” (alta inflación, bajo crecimiento y elevados desequilibrios fiscales y externos), un contexto financiero internacional menos favorable (suba del dólar y tasas); y “ciertos disparadores domésticos” (flexibilización de la política monetaria a fines de 2017, imposición a la renta de los intereses a no residentes, dificultades para aumentar tarifas públicas y menor oferta de divisas debido a la sequía).
La base está
El “escenario base” proyectado por el BCU (el de más probable ocurrencia) “se caracteriza por el menor dinamismo esperado de la demanda externa relevante para la economía uruguaya (…), debido principalmente a la desmejora del pronóstico de las economías regionales”.
Los términos de intercambio de Uruguay registraron una mejora el año pasado y tendrían una mejora adicional en este, pero para 2019 se espera un leve deterioro. Asimismo, el escenario financiero internacional luce menos auspicioso para las economías emergentes en general, incluyendo la uruguaya. La volatilidad financiera se acrecentó y el contexto político muestra una mayor incertidumbre global por la “guerra comercial” entre Estados Unidos y sus socios comerciales y las recientes tensiones geopolíticas y regionales, especialmente en Brasil. Asimismo, en 2018 la Fed realizaría dos subas adicionales de la tasa de referencia. De todas formas, se aguarda que la normalización de la política monetaria continúe siendo gradual.
Sin embargo, este “escenario base” no está exento de riesgos. Se advierte que la reforma tributaria en Estados Unidos podría llevar a mayores presiones inflacionarias que obliguen a la Fed a acelerar la normalización monetaria y a que se eleven las tasas de largo plazo, por mayores necesidades de financiamiento. Eso generaría un incremento de la aversión al riesgo por parte de los inversores y aumento de la volatilidad, impactando en las economías emergentes a través de una menor liquidez internacional, mayores costos de financiamiento, mayor riesgo soberano, mayor fortalecimiento del dólar y mayores salidas de capitales.
A nivel regional, se alerta que la coyuntura política de Brasil podría generar dificultades para aprobar las reformas fiscales necesarias para ajustar los desequilibrios, consolidar el crecimiento económico y prevenir la inestabilidad. En el caso de Argentina existe el riesgo de incumplimiento de las metas fiscales acordadas con el FMI, lo que podría provocar una salida de capitales, un corte abrupto del financiamiento externo, presionando al alza el tipo de cambio y recortando la tasa de crecimiento.
También se advierten otros riesgos, como la situación de la economía china, que podría agravarse por las tensiones comerciales con Estados Unidos, o en la zona euro el riesgo de tensiones financieras por el Brexit y el rumbo que tomará el gobierno en Italia.
Señal de ajuste
En lo que respecta a Uruguay, el informe destaca que en el primer trimestre del año el nivel de actividad continuó creciendo, con una expansión generalizada a nivel de sectores, mientras que desde la perspectiva del gasto se destaca el impulso del consumo privado y las exportaciones. Sin embargo, se observó una reducción de la inversión en capital fijo, principalmente la del sector privado en maquinarias y equipos. Asimismo, la evolución reciente de los indicadores parciales de actividad, dan a entender que “la economía habría desacelerado su ritmo de crecimiento en el segundo trimestre”. Las importaciones de bienes de consumo sin automóviles mostraron una nueva caída mensual en mayo, acumulando el cuarto descenso mensual consecutivo, mientras que las ventas de autos 0 km tuvieron una fuerte caída en el bimestre abril-mayo, en un contexto de elevada incertidumbre por el desarrollo de la crisis cambiaria argentina.
Asimismo, la confianza del consumidor, que había alcanzado el nivel de neutralidad en agosto de 2017, muestra una tendencia a la baja desde entonces, mientras que el crédito al consumo mostró un repunte en marzo y se mantuvo estable en abril, pero sin estar dando un impulso significativo al consumo.
En cuanto a la demanda externa, las exportaciones de bienes (sin Zonas Francas) mostraron un deterioro en términos de tendencia ciclo en abril y mayo, lo que se debe en buena medida a la mala cosecha de soja.
En cuanto al mercado laboral, hubo una caída del nivel de empleo que provocó un aumento de la desocupación respecto a los niveles registrados el año pasado. De todas formas, el informe destaca que “desde una perspectiva histórica todavía se observan altos niveles de empleo y relativamente bajos niveles de desocupación”.
En materia de competitividad, se detalla que el TCR efectivo global (TCRE) se apreció levemente en el segundo trimestre de 2018 con respecto a marzo (-2%) debido a una apreciación respecto a la región (-9,1%) que compensó la depreciación frente a la extra-región (+5.4%). El BCU sostiene que el TCR de fundamentos, que hasta el primer trimestre mostró una tendencia a la apreciación impulsada por cierta ganancia de los términos de intercambio, se depreció levemente, al revertirse la tendencia. “En síntesis, el nivel del TCR se encuentra actualmente por debajo de su nivel de fundamentos”.
El informe de política monetaria, concluye que “en un marco internacional menos favorable, la economía uruguaya continuará creciendo, aunque a tasas algo inferiores a su crecimiento potencial”. De todas formas, destaca que “en un período pautado por las severas dificultades que atraviesan tanto Argentina como Brasil, Uruguay mantendría un diferencial positivo de crecimiento respecto a la región”.