El Índice de Confianza del Consumidor (ICC) que elabora la Cátedra SURA de Confianza Económica de la Universidad Católica con Equipos Consultores, cayó un 3.9% en agosto y entró en zona de pesimismo.
Luego de haber ingresado en zona de optimismo económico, en agosto, la confianza del consumidor retornó a “zona pesimista”, al registrar un nivel de 48,3. La contracción del ICC (-3,9 puntos respecto de julio) resulta muy homogénea, ya que los tres subíndices que lo conforman se contraen prácticamente en la misma magnitud. Así lo indica el nuevo informe elaborado por Cátedra SURA de Confianza Económica de la Universidad Católica junto con Equipos Consultores.
De aquí se desprende que las variaciones de agosto dejan el repunte del mes de julio como un brote puntual de confianza que no logró sostenerse. Tal como se refería en el informe del mes pasado, así como la apreciación de la moneda local en julio explicaba el impulso de la Predisposición a la Compra de Bienes Durables (PCBD), que era parte de la explicación puntual de la recuperación del ICC en ese mes, la marcada depreciación peso/dólar en agosto revertiría tal situación. Por otra parte, las variaciones de agosto también se pueden leer como una moderación del impulso del ICC en julio, ya que la reversión de dicha mejora es parcial (+5,1 vs -3,9, las variaciones en julio y agosto, respectivamente). Pese a la contracción del ICC en agosto, cuando se analiza el promedio de lo transcurrido en el año en relación a igual período de 2018, el promedio muestra un mayor nivel de confianza (+2,1 puntos), debido, por un lado, a que se compara contra un período que incluye agosto de 2018, mes en que se había alcanzado el mayor nivel de pesimismo económico (38,9) de los 12 años en que se computa el índice, y por otro lado, a que en los últimos meses de 2019 se va fortaleciendo el efecto positivo del “ciclo electoral”. Señal de esto es que la recuperación respecto a 2018 la explican las expectativas sobre las “condiciones futuras” (+5,8 puntos), en un macro en que la percepción sobre “condiciones actuales” permanece más pesimista (-1,4).
Como se anticipaba en informes previos a partir del comportamiento de la PCBD, el consumo privado del segundo trimestre no logró recuperar un rol dinamizador, permaneciendo estancado (-0,1), aunque al menos no se contrajo en la magnitud del primer bimestre del año. En el tercer trimestre continuaría sin asumir un rol dinamizador, pero estaría registrando niveles ligeramente superiores a los de igual trimestre del año pasado.
Otros indicadores de confianza
La reversión generalizada de los indicadores de confianza respecto de julio, también la muestran los “otros indicadores” de confianza. Salvo el caso del índice de percepción de Capacidad de ahorro de las familias (+2,2 puntos), que es el único que en julio se había contraído (-2,7), todos los demás se mueven hacia terreno más pesimista, y en este caso, más que revirtiendo la mejora del mes previo.
La mayor variación en el mes entre los “otros indicadores” la registra el de Preferencia por la moneda nacional vs la extranjera, que pierde 5,5 puntos. Ubicándose en un nivel de 37,8, el índice muestra el mayor nivel de pesimismo en los 12 años en que se computa. Esta reacción del consumidor es consistente con la evolución del tipo de cambio que en pizarras llegó a superar la barrera histórica de los $37 por dólar (depreciación punta a punta de 6,7% en el mes), en un contexto de depreciación de las monedas regionales y elevada incertidumbre internacional. Este indicador ya venía siendo el que mostraba mayor deterioro en lo que transcurre del año, situación que se refuerza con esta nueva contracción. Asimismo, la variación de este índice en el mes muestra la sensibilidad del consumidor a los movimientos en las pizarras y su incidencia en la percepción en materia de confianza. En términos de magnitud de la variación mensual le siguen muy de cerca los índices de Expectativas de inflación (+5,2 puntos), el de Expectativas de desempleo (+5,1) y el de Expectativas de ingresos de la familia (-3,4). Por un lado, parte del deterioro en materia de inflación podría deberse a la expectativa de traspaso de depreciación a precios, pero sobre todo, el común denominador de los tres indicadores es que relevan expectativas para los próximos 12 meses, y justamente en agosto la pregunta sobre las expectativas sobre la situación económica.