Para 2022 se prevé un crecimiento de 4,7% en la actividad económica de Uruguay, con importante aporte estadístico del “piso alto” que dejó el último trimestre de 2021, la contribución de la inversión, la demanda externa y el consumo en menor medida. Por el momento, el conflicto bélico en Europa significa un moderado impacto neto positivo, a través del aumento del precio de las commodities, según sus proyecciones.
El pasado miércoles, en una webinar organizada por el Banco BBVA, se realizó una puesta a punto de la situación económica global y local.
Las presentaciones estuvieron a cargo del economista jefe de BBVA Research Uruguay y Argentina, Marcos Dal Bianco; el economista principal de esta división, Juan Manuel Manías; y la economista senior, Adriana Haring.
Al repasar las circunstancias económicas globales, Dal Bianco puntualizó que la economía global se “relentizará” más de lo previsto en los años que siguen. Tras una expansión del 6,1% en 2021, se prevé que el PIB global crezca 3,9% este año y 3,6% en el siguiente.
Esto, en parte, resulta del efecto de la guerra en los precios de los commodities y los “cuellos de botella” en la producción.
“A los países lejanos al foco del conflicto el impacto le llega mediante el shock negativo de oferta y el shock en el precio de los commodities que se suma a la inflación global y a la retirada de estímulos monetarios. Vamos a ver crecimiento, pero se han revisado a la baja para el cierre del año”, desglosó el director de BBVA Research.
Piso alto
En contraste, en el caso de las producciones agrícolas exportadas por Uruguay se ve un beneficio por el shock de precios, que se compensará parcialmente por el aumento del precio del petróleo.
A su turno, Haring, recordó que, en el aspecto sanitario, Uruguay “siempre estuvo por encima” -al mirar la curva de infectados para las dos últimas olas- del resto de los países de América Latina. Pero más allá de esto, la flexibilización de las restricciones de movilidad en la segunda parte de este año habría reactivado la economía y ayudado a crecer hasta 4,4% el PIB.
A su vez, este crecimiento dejó un “piso alto” -desde el cuarto trimestre de 2021-, y por lo pronto, los datos que se tienen del corriente año evidencian “señales de moderación en el dinamismo de la actividad”.
“Gran dinamismo en el comercio de bienes impulsado tanto por precios como por cantidades, pero las deslucidas cifras de turismo tras la apertura de fronteras, profundizará el déficit en cuenta corriente en 2022. Este año el déficit fiscal se ubicará en 3,2% del PIB (-4,1% en 2021). La cuenta corriente alcanzará un déficit de 1,6% del PIB”, clarificó la economista senior.
En el encuentro se sostuvo que el BCU mantendrá su compromiso contra la inflación y, en este sentido, subirá la tasa de referencia al menos hasta 10,5%, al mismo tiempo que se advirtió que el desempleo se ubicará en 7,7% hacia fin de año, lo que daría cuenta “del estancamiento en la generación de puestos de trabajo superada la pandemia”.
A pesar de ello, la economía uruguaya crecerá 4,7% en 2022, con un importante aporte estadístico del último trimestre de 2021 y la contribución de la inversión, la demanda externa y el consumo en menor medida. Por su parte, los niveles inflacionarios se ubicarán en 8,7% en 2022 y 7,0% en 2023.