La pandemia impulsará le deuda soberana de los mercados emergentes (ME) en un 61 % entre 2019 y 2022, llevándola a un récord de US$ 11,45 billones, según el último informe del Índice de Deuda Soberana correspondiente al 2021 de Janus Henderson, gestora de activos global que investiga el endeudamiento de los gobiernos a escala mundial e identifica las oportunidades de inversión.
El informe indica que el ritmo de crecimiento de la deuda soberana de los ME en 2021 fue casi el doble del crecimiento global de la deuda soberana (14,8 % frente al 7,8 %).
También expone una gran variación en el crecimiento de la deuda y en los niveles vistos en América Latina tras la pandemia y señala que la deuda de los mercados emergentes se mantienen en un 15,0 % de la deuda soberana mundial en circulación.
En 2021, los rendimientos de los bonos globales fueron negativos por cuarta vez en 35 años, pero existen buenas oportunidades de inversión en 2022 para inversores selectivos.
El impacto de la pandemia también se observa en el inmenso crecimiento de la deuda soberana pendiente a escala internacional, pero en especial en los mercados emergentes. Si bien la mayor parte del crecimiento nominal de la deuda de los mercados emergentes en 2021 fue impulsado por China, que experimentó un aumento neto de US$ 650.000 millones en su deuda soberana y fue el mayor salto en deuda nominal de cualquier país el año pasado, la deuda general de los mercados emergentes creció un 14,8 % el año pasado en comparación con el promedio mundial de 7,8 %.
Bethany Payne, gerente de cartera de bonos globales de Janus Henderson, explicó: “la pandemia ha tenido un gran impacto en el endeudamiento del gobierno, y se espera que los efectos secundarios continúen durante algún tiempo. En América Latina, muchos gobiernos respondieron a la crisis sanitaria con políticas fiscales ambiciosas para apoyar a sus poblaciones y economías pero, en algunos casos, este gasto generará desafíos para la dinámica de la deuda pública en los próximos años”.
Perfiles de deuda soberana en América Latina según el índice
América Latina englobó variaciones en el costo de las estrategias económicas de los gobiernos utilizadas para enfrentar la crisis económica y financiera y por lo tanto, también en el impacto de estas políticas en los perfiles de deuda soberana de la región.
Chile y Colombia entre 2019 y 2021 aumentaron su saldo de bonos soberanos en circulación en un 46,2 % y un 42,7 %, respectivamente por encima del promedio de los mercados emergentes del 37,8 % y el 25,3 % para el mundo.
Brasil también contempló el apoyó activo de su economía a través del gasto público pero, con un aumento del 27,3 % en sus niveles de deuda entre 2019 y 2021, estuvo más limitado que algunos de sus vecinos. Esto probablemente se debió al relativamente poco espacio fiscal disponible en Brasil, ya que el país terminó 2021 con un stock de deuda del 82 % del PIB. Se espera que este índice alcance el 90 % para 2025, un nivel muy alto para un país de ME y que puede generar preocupación en los inversionistas sobre la sostenibilidad de la deuda del país.
México por su parte, representa el aumento más bajo en los ME, al mantener durante la pandemia un enfoque fiscal conservador, con un aumento de su deuda en un 13,8 % entre 2019 y 2021.
Argentina es el país atípico en el desempeño de la deuda de la región, con un aumento del 88,7 % en la deuda entre 2019 y 2021 y con vistas a un aumento adicional del 54 % en 2022, pero esto se debe menos a la respuesta de su gobierno a la pandemia y más a su combinación única de deuda denominada en dólares estadounidenses y a una rápida depreciación de la moneda.
Si bien puede ser apresurado sacar conclusiones sobre la efectividad del aumento de la deuda emitida durante la pandemia en relación con el costo futuro de niveles más altos de deuda, el informe encuentra que la fuerte recuperación económica mundial ha llevado a una mejora en la deuda global/Ratio del PIB al 80,7 % en 2021 desde el 87,5 % en 2020, ya que el repunte de la actividad económica superó el aumento del endeudamiento.
2022: el año de la divergencia
El informe también encontró que en 2021 los mercados mundiales de bonos gubernamentales generaron un rendimiento total negativo de -1,9 % en 2021, manifestándose como la cuarta vez en 35 años que el índice reportó una caída. El componente de ingresos de los rendimientos de los inversores se redujo al 1,4% en 2021, su nivel más bajo registrado, ya que las tasas de interés cayeron o se mantuvieron bajas en todo el mundo.
Al mismo tiempo, los precios de los bonos cayeron un 3,3 % debido a que el aumento de la inflación pasó factura y los inversores exigieron un mayor rendimiento de su capital por temor a la inflación, que empuja a la baja los precios de los bonos.
Según Payne, los rendimientos de los bonos globales experimentarán una mayor divergencia en 2022 a medida que los inversores busquen países cuyos bancos centrales sean proactivos en el aumento de las tasas. Por lo tanto, los inversores deberían considerar un enfoque de gestión activa y la deuda de muchos países latinoamericanos podría ofrecer rendimientos atractivos dado que los ciclos de aumento ya están en marcha en la región.
Además, el aumento reciente en los precios de las materias primas apoyará a las economías regionales exportadoras de petróleo, gas, metales y productos agrícolas. Finalmente, luego de muchos años de bajo crecimiento económico, las carteras de muchos inversionistas internacionales están infraponderadas en la deuda soberana de América Latina, lo que podría agregar un impulso técnico de la demanda en los próximos años.
Convergencia y divergencia
“Durante los primeros dos años de la pandemia, el gran tema fue cómo convergieron los mercados de bonos del mundo. Ahora, el tema es la divergencia y, dado que el rendimiento varía más ampliamente, será importante seleccionar geografías específicas e incluso países individuales para garantizar una buena rentabilidad de la cartera. Esto favorece una estrategia activa”, expresó Payne.
Payne entiende que, a pesar de los rendimientos negativos en 2021, los inversores no deberían alejarse de la clase de activos: «cuando la inflación y las tasas de interés aumentan, es fácil descartar la renta fija como una clase de activos, especialmente porque las valoraciones de los bonos son relativamente altas en términos de estándares históricos. Pero la valoración de muchas otras clases de activos es aún más alta y la ponderación de los inversores en bonos del gobierno es relativamente baja, por lo que hay un beneficio en la diversificación. Además, los mercados se han ajustado en gran medida a las mayores expectativas de inflación, por lo que los bonos comprados hoy se benefician de rendimientos más altos que hace unos meses, lo que significa que tienen un mejor valor”.