Con optimismo por la resiliencia de la economía y el descenso de la inflación, pero con la preocupación generada por la escalada de tensiones en Medio Oriente, el BM y el FMI celebran sus tradicionales reuniones. Si bien la mayor parte de los indicadores apuntan a “un aterrizaje suave”, se advierten riesgos vinculados a “la persistencia de presiones inflacionarias” y “las extremas divergencias entre países”. Además, la creciente fragmentación geoeconómica y el aumento de las medidas de política industrial y restricción comercial, dañan las perspectivas de crecimiento a mediano plazo.
Desde el pasado lunes 15 y hasta hoy viernes 19, se desarrollan en Washington las Reuniones de Primavera del Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), una instancia relevante en el calendario, en la que ambos organismos actualizan sus proyecciones y marcan los desafíos por los que atraviesa la economía mundial.
La mirada sobre la coyuntura económica muestra dos lecturas: una positiva, por la resiliencia que viene mostrando la economía mundial, pero otra claramente negativa, por la escalada de tensiones en Oriente Medio, luego de que Irán lanzara más de 300 drones y misiles contra Israel, como respuesta al bombardeo de su consulado en Damasco.
En este marco, desde el FMI se destaca que “pese a las predicciones sombrías, la economía mundial sigue mostrando una resiliencia notable, el crecimiento se mantiene firme y la inflación se reduce casi con tanta rapidez como aumentó”.
Pierre-Olivier Gourinchas, consejero económico y director del Departamento de Estudios del FMI, señaló que se atravesó un “accidentado camino”, que inició con los trastornos en las cadenas de suministro que provocó la pandemia de covid-19, que continuó con una crisis energética y alimentaria mundial desencadenada por la guerra de Rusia en Ucrania, todo lo cual llevó a una considerable escalada de la inflación, y a una contracción monetaria sincronizada a escala mundial. Tras eso, el crecimiento mundial “tocó fondo” a finales de 2022, cuando la economía creció 2,3%, mientras que la mediana de la inflación general tocó máximos, en 9,4%.
En ese sentido, el último informe Perspectivas de la Economía Mundial (WEO, por sus siglas en inglés), prevé un crecimiento del PIB global de 3,2% para este año, mientras que la inflación general disminuirá desde 2,8% a finales de 2024 hasta 2,4% a finales de 2025. “La mayor parte de los indicadores siguen apuntando a un aterrizaje suave”, destaca Gourinchas.
“Numerosos retos”
Sin embargo, se sigue advirtiendo por “numerosos retos” que hacen necesario adoptar medidas.
En primer lugar, se advierte por la persistencia de presiones inflacionarias. Si bien las tendencias sobre los precios son alentadoras, se entiende que el objetivo final aún no se logró y genera preocupación que los avances de inflación se hayan estancado desde comienzos del año. “Podría ser un revés temporal, pero hay razones para mantenerse alerta”, señaló Gourinchas.
Por otro lado, se señala que la resiliencia mostrada por la economía mundial podría estar escondiendo “las extremas divergencias entre países”.
En EEUU los buenos resultados evidencian el crecimiento sólido de la productividad y del empleo, pero también la fuerte demanda en una economía que sigue sobrecalentada. En ese sentido, se evalúa que la Fed deberá relajar la política monetaria de forma gradual y prudente.
Por su parte, el crecimiento repuntará en la zona del euro, aunque desde niveles muy bajos, al tiempo que el elevado crecimiento de los salarios y la persistencia de la inflación de los servicios podrían retrasar la vuelta de la inflación a su meta. Sin embargo, al contrario que en EEUU, la evidencia de sobrecalentamiento es escasa y el Banco Central Europeo (BCE) tendrá que graduar detenidamente el giro hacia la flexibilización de la política monetaria para evitar que la inflación caiga por debajo de su meta.
En tanto, la economía de China sigue sufriendo las consecuencias de la desaceleración de su sector inmobiliario, y con la demanda interna deprimida, los superávits externos podrían incrementarse. El riesgo es que esta situación agrave más las tensiones comerciales en un contexto geopolítico ya tenso.
El camino más largo
Pensando a futuro, el FMI insta a las autoridades a priorizar medidas que contribuyan a mantener o incluso mejorar la resiliencia económica mundial.
La primera prioridad es reponer las reservas fiscales. Aun cuando la inflación retroceda, las tasas de interés reales siguen elevadas y la dinámica de la deuda soberana es ahora menos favorable. La credibilidad de las consolidaciones fiscales puede ayudar a reducir los costos de financiamiento y a mejorar el margen de maniobra fiscal y la estabilidad financiera. “Las consolidaciones fiscales nunca son fáciles, pero es mejor no esperar a que los mercados dicten las condiciones”, señala Gourinchas.
La segunda prioridad es revertir el descenso de las perspectivas de crecimiento a mediano plazo. La pasada desaceleración del crecimiento se debió a un aumento de la asignación deficiente del capital y la mano de obra entre sectores y países. Facilitar una asignación de recursos más rápida y eficiente impulsará el crecimiento. También se destaca que la inteligencia artificial (IA) ofrece la esperanza de impulsar la productividad, pero se advierte por la alta posibilidad de perturbaciones graves en los mercados laborales y financieros. “Aprovechar el potencial de la IA para que sus beneficios alcancen a todos requerirá que los países mejoren su infraestructura digital, inviertan en capital humano y coordinen las normativas internacionales para seguir avanzando”, señaló. Asimismo, se entiende que la creciente fragmentación geoeconómica y el aumento de las medidas de política industrial y restricción comercial, dañan las perspectivas de crecimiento a mediano plazo.
En tercer lugar, se insta a fortalecer los marcos de política monetaria, fiscal y financiera, en especial en los países emergentes. Se interpreta que ello ha contribuido a mejorar la resiliencia del sistema financiero mundial y a evitar una reaparición permanente de la inflación. Para ello debe protegerse la independencia de los bancos centrales que con tanto esfuerzo se ha logrado.
Por último, se requieren inversiones importantes para la transición verde. Si bien se reconocen avances, “debe hacerse mucho más, y debe hacerse con rapidez”.
FMI pronostica que la economía uruguaya crecerá 3,7%
El FMI mejoró la perspectiva de crecimiento económico de Latinoamérica y el Caribe en 2024, elevándola una décima hasta un 2%.
De acuerdo a su último informe de perspectivas económicas mundiales, Argentina es el único país de la región que tendrá un resultado negativo este año.
En tanto, para Venezuela se prevé un aumento del 4%, y le sigue Paraguay con 3,8%, Uruguay con 3,7%, Perú con 2,5%, Chile con 2%, Bolivia con 1,6%, Colombia con 1,1% y Ecuador con 0,1%.
En el caso de Uruguay, en 2023 creció solamente 0,4%, al verse afectado por la prolongada sequía y la parada de la refinería de Ancap. Sin embargo, para este año se proyecta un incremento del 3,7%.
El organismo espera que para 2025 el crecimiento de la economía uruguaya alcance el 2,9%.