La importancia de la relación entre tecnología, conocimiento, desarrollo productivo y desigualdad

“¿Cómo lograr un crecimiento alto, sostenido, sostenible e inclusivo?”

Las brechas educativas, de empleo, de inversión, entre otras, respecto a EEUU, se han ido cerrando en la región en los últimos 40 años, lo cual podría llevar a pensar que el camino al desarrollo está en marcha. Sin embargo, la brecha de ingresos se ha ampliado en la última década, lo que se debe a que “la productividad total de los factores ha estado divergiendo en gran escala”. Así lo afirmó el académico Ricardo Hausmann en una exposición en la que resaltó la relación entre tecnología, conocimiento, desarrollo productivo y desigualdad en las economías.

“¿Cómo lograr un crecimiento alto, sostenido, sostenible e inclusivo?”, fue el nombre de la presentación de Hausmann, profesor de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy y fundador y director del Harvard’s Growth Lab, realizada en el marco de las actividades conmemorativas del 75° aniversario de la Cepal.

En su presentación, el académico agradeció la invitación del organismo de Naciones Unidas y destacó su importancia histórica, que ha sido -según sus palabras- “clave en liderar un pensamiento económico latinoamericano”.

Hausmann analizó las brechas de desarrollo que muestran muchos países con respecto a EEUU, destacando que se logró cerrar la brecha de años de escolaridad, de participación en educación universitaria, de empleo, de urbanización, e incluso de inversión. “Si esto es lo que hacía falta para desarrollarse, hicimos la tarea”, comentó. Sin embargo, advirtió que el problema es que no sucedió lo mismo con la brecha de ingresos, que, por el contrario, en América Latina y el Caribe se ha ampliado en la última década. “Esto es porque la productividad total de los factores ha estado divergiendo en gran escala”, explicó.

En su exposición, argumentó que la “tecnología” es en realidad el conocimiento productivo que usamos para transformar el mundo, y se divide en tres áreas: conocimiento incorporado, conocimiento codificado y conocimiento tácito. Este último refiere a las “cosas que tenemos en el cerebro, que nos permiten -usando herramientas y siguiendo códigos y protocolos- hacer cosas”. Asimismo, señaló que es el “más difícil de compartir” y que termina funcionando como “una sinfónica”. “Nadie sabe tocar una sinfonía, solo una orquesta puede tocar una sinfonía, y no es que tiene muchos músicos, sino que tiene músicos que saben tocar muy bien cosas distintas. Hay una combinación de destrezas”, señaló.

Siguiendo su argumentación, evaluó que “esta tecnología es la que nos permite hacer ciertas cosas y a partir de ella se puede desarrollar una teoría de la desigualdad y explicar la dificultad de hacer política pública en ese espacio, todo ello en un contexto en donde el mundo se quiere descarbonizar”.

Hausmann valoró que la tecnología requiere de bienes públicos, y puso como ejemplo el caso de un auto, que “requiere carreteras, semáforos, policías de tránsito, etc. para poder funcionar”. “Pero los bienes públicos no tienen ‘la mano invisible del mercado’ para organizarse. El Estado no tiene este mecanismo como forma de coordinación. Por eso la producción de bienes públicos se puede complicar al no tener toda la información, los recursos ni los incentivos”, advirtió.

“Si el desarrollo productivo requiere de bienes públicos hay que proveérselos. Y estos deben ser suministrados por instituciones inteligentes con propósito, centradas en clústeres, con apuestas productivas y con capítulos verdes”, enfatizó.

La desigualdad

Con respecto al problema de la desigualdad, Hausmann indicó que una parte fundamental de ella es la desigualdad de productividad, es decir, la desigualdad en la producción de la renta. “No es lo mismo redistribución que inclusión. Hay que invertir en incluir a las personas en las redes que les permitan ser productivas. Entonces, ¿hay que compensarlas por su exclusión? La inclusión es costosa, hay que tener un presupuesto para ello, y ese presupuesto no puede estar ‘vacío’ por el hecho de haber asignado todo a la redistribución”, enfatizó.


“Una región que está enferma de bajo crecimiento”

En la apertura de la conferencia de Hausmann, el secretario ejecutivo de Cepal, José Manuel Salazar-Xirinachs, resaltó el contexto en el cual tuvo lugar. “Se da en un momento en que no podría ser más oportuno y relevante para una región que está enferma de bajo crecimiento, y no a causa de la cascada de choques que nos ha azotado desde la pandemia, sino desde décadas anteriores. Una enfermedad que estamos llamados a curar, porque de seguir con ella no vamos a poder reducir pobreza, informalidad y desigualdad, ni crear empleos de calidad”, sostuvo.

Comentó que Hausmann ha sido uno de los economistas que más ha contribuido al repensamiento de las políticas de desarrollo productivo, de las causas de la baja productividad, y sobre cómo el proceso de desarrollo es en gran parte un proceso de aprender a hacer cosas tecnológicamente más sofisticadas.

“Con un mundo en medio de varias revoluciones tecnológicas aceleradas, y urgido por las transiciones energéticas, climáticas y otras, el tema es más importante que nunca”, apuntó Salazar-Xirinachs.