Considerando el complejo escenario internacional, el lento crecimiento y las divisiones geopolíticas, las economías de América Latina se enfrentan a un contexto en el que las condiciones externas continuarán siendo negativas durante este año, y no mejorarán sustancialmente en 2024. Sin embargo, se interpreta que hay “una excelente oportunidad para que la región mejore las relaciones comerciales con nuevos mercados y abra sus economías de una manera sin precedentes”.
El Centro de Estudios para la Realidad Económica y Social (Ceres) publicó su informe regional Macro Vista de América Latina, titulado “Embracing Economic Openness and Global Integration to Address Slow Growth and Development” (“Abrazar la apertura económica y la integración global para abordar el lento crecimiento y desarrollo”). En el documento se analizan las condiciones económicas internacionales y se ofrecen una serie de recomendaciones para América Latina y el Caribe, con foco en la apertura comercial para aprovechar las oportunidades que surgen en un contexto de poco crecimiento y altas tensiones geopolíticas, que contribuyen a una atmósfera de incertidumbre global.
En particular, se destaca la importancia de mejorar las relaciones comerciales con la Unión Europea, explorar nuevos mercados, así como también adherir a los estándares necesarios para ser miembro de la OCDE.
“El contexto internacional parece complejo, con un lento progreso global, divisiones geopolíticas y efectos pandémicos persistentes. Los crecientes costos de financiación global desafían a las economías emergentes, y el conflicto entre Israel y Hamas aumenta las incertidumbres globales”.
Así comienza el informe de Ceres, agregando que, dado que las autoridades anticipan que encontrarán obstáculos externos en lugar de condiciones favorables, la atención debería dejar de depender de patrones históricos de factores externos para impulsar el crecimiento y, en cambio, debería explorar nuevas oportunidades. “Esto presenta una importante oportunidad para que América Latina y el Caribe mejore sus vínculos comerciales con los mercados emergentes y liberalice sustancialmente sus economías, fomentando la integración con las naciones desarrolladas”.
Clima económico en la región
El Índice de Factores Externos de Ceres (CEFI, por sus siglas en inglés) evalúa las perspectivas económicas globales combinando los precios internacionales de los alimentos (basados en el índice de alimentos del Banco Mundial), los precios internacionales de los metales (como los precios del mineral de hierro y el cobre en los mercados globales), las tasas de interés internacionales (específicamente, el rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años), los precios del petróleo (es decir, el petróleo crudo Brent) y la actividad económica mundial (es decir, el PIB desestacionalizado de China y Estados Unidos). De esta forma, el CEFI “puede considerarse una medida del clima económico que enfrentan las economías latinoamericanas”.
De acuerdo al último informe, “las condiciones externas continúan siendo negativas para América Latina en 2023 y no se espera que mejoren dramáticamente en 2024”. Sin embargo, el CEFI reporta una ligera mejora en comparación con el informe regional publicado un año atrás y titulado “Nubes en el horizonte, oportunidades más allá”.
En cuanto a las perspectivas económicas para América Latina, se espera que la región crezca un 2,3% en 2023 y 2024, y que la mayoría de las economías crezcan (excepto Argentina y Chile en 2023). Este desempeño estimado por el FMI ubica a las economías de la región a medio camino entre los mundos desarrollados y emergentes. La tasa de crecimiento prevista para las economías emergentes ronda el 4% para ambos años, y se espera que los países avanzados crezcan un 1,5% y un 1,4% para 2023 y 2024, respectivamente. En tanto, la economía global crecerá un 3,0% en 2023, muy por debajo del promedio del 3,8% reportado durante la última década.
Pensando en potenciar su crecimiento, el informe de Ceres marca que el camino a seguir por los países latinoamericanos debe ser el de la apertura comercial, y no una política industrial, que podría representar un riesgo para el comercio y “con el tiempo, probablemente fracasaría”. Por tanto, “la región no debe centrarse en políticas fallidas del pasado y necesita abrirse al comercio y a nuevos mercados de una vez por todas”.
Perspectivas internacionales
Respecto a la economía de EEUU, se destaca que está funcionando mejor de lo esperado inicialmente y la inflación podría llegar a moderarse, sin llegar a una recesión. “Las expectativas de un ‘aterrizaje suave’ podrían cambiar a no aterrizar en absoluto”, señala el informe. El FMI prevé un crecimiento para EEUU de 2,1% este año.
Sin embargo, Europa plantea un escenario económico contrastante, con una amenaza de estanflación (estancamiento económico e inflación) en el horizonte. Se estima que la eurozona crecería solo 0,7% este año, creciendo levemente a 1,2% en 2024.
Por su parte, China se enfrenta a varios desafíos en diversos frentes. El cambio de política iniciado a principios de año presagiaba una profunda transformación acompañada de mayores tensiones políticas. Internamente, la nación se enfrenta a una discordia significativa, ya que la visión de Xi Jinping se alinea solo parcialmente con las aspiraciones de las nuevas generaciones. Externamente, persisten desafíos geopolíticos, particularmente enfatizando las relaciones con Estados Unidos. En particular, recientemente se han impuesto nuevas restricciones, prohibiendo inversiones en sectores críticos de alta tecnología, incluida la inteligencia artificial, la computación cuántica y otras áreas de suma importancia para la seguridad y el avance militar. China está mostrando indicios de una desaceleración económica.