La confianza del consumidor aumentó 2,6 puntos en julio y volvió a acercarse a la “zona de neutralidad”, de la que se había alejado en el mes de junio. El mayor optimismo se explica principalmente por los subíndices que suelen mostrar “una mirada más al presente”, lo que puede deberse “a la notoria mejora de la situación del covid-19 que ha permitido el retorno de la mayoría de las actividades tanto comerciales como sociales”.
Tras la caída registrada en junio, la confianza del consumidor volvió a aumentar en el mes de julio y se acercó nuevamente a la “zona de neutralidad” del índice, de acuerdo al informe elaborado por la Cátedra de Confianza Económica del Instituto de Competitividad de la Universidad Católica y Equipos Consultores.
El Índice de Confianza del Consumidor (ICC) aumentó el mes pasado 2,6 puntos, llegando a un puntaje de 49,7, igual nivel que el que había registrado en el mes de mayo, previo a la caída de junio. Medido en términos interanuales, el indicador se encuentra 4,9 puntos por encima del nivel de julio de 2020, mientras que al considerar el promedio acumulado enero-julio, se ubica 2,3 puntos por encima del registro de 2020.
El informe explica que a diferencia del aumento que sucedió en mayo, que fue impulsado por el componente de percepción sobre la “Situación Económica del País” (que es una variable proyectada hacia el futuro a uno y tres años), en julio el aumento es impulsado por los otros dos subíndices, que tienen una mirada más al presente. “Podría decirse, por lo tanto, que la población comienza a tener una mirada más optimista sobre la situación económica actual, posiblemente relacionada a la notoria mejora de la situación del covid-19 que ha permitido el retorno de la mayoría de las actividades tanto comerciales como sociales”, señala el informe.
La percepción de la “Situación Económica Personal” aumentó compensando la disminución del mes anterior. Al interior de sus componentes, la percepción de la situación económica personal actual fue la que provocó el aumento “reforzando el optimismo actual de la población respecto a la situación económica personal del año anterior”. Por el contrario, la visión de la situación económica propia a un año registró un descenso, “moderándose y robusteciendo la idea que los encuestados mejoraron la percepción del mes anterior donde evaluaban estar pasando el peor momento en referencia a su situación económica personal y que la mejorarían en un futuro cercano”.
Por su parte, la percepción de la “Situación Económica del País” disminuyó por segundo mes consecutivo. De los dos componentes que lo conforman (situación económica del país a uno y tres años) la caída fue impulsada por el segundo componente. “Esta retracción en relación con el comportamiento de los otros subíndices indicaría una moderación de las expectativas de los consumidores, señalando que la población puede estar siendo más optimista en la situación presente respecto al futuro”.
Por último, la “Predisposición a la compra de bienes durables” tuvo un importante aumento de 8,6 puntos y, con 32 puntos, registra el puntaje más alto desde julio de 2019, recuperándose totalmente de la caída de 24 puntos que se registró durante el shock de marzo de 2020. Ambos componentes del subíndice aumentaron (electrodomésticos, automóviles y viviendas) aunque la variación y el puntaje en los electrodomésticos es significativamente superior. Se interpreta que ello puede estar relacionado a que el gasto requerido para comprar un auto o una casa es mucho mayor, y en consecuencia “involucra decisiones más pensadas”.
Empeoraron las expectativas de inflación, lo que podría deberse al aumento de los combustibles, la incertidumbre sobre su precio futuro y el esperable aumento de aquellos productos o servicios que lo utilizan como insumo.
Los otros y la región
En cuanto a los “otros indicadores” de confianza (que no integran el ICC, pero que complementan la información general) mostraron en julio una evolución dispar respecto a junio: tres mejoraron, uno se mantuvo y dos empeoraron.
Las expectativas de inflación y la capacidad de ahorro, fueron los dos indicadores que empeoraron. En el primer caso registró empeoró por segundo mes consecutivo y registró –junto con enero de 2021- el peor puntaje desde que se mide el índice. Ello podría deberse a los últimos incrementos en el precio de los combustibles, la incertidumbre de precio a futuro y el esperable aumento de aquellos productos o servicios que lo utilizan como insumo.
Dentro de las variables que mejoraron (expectativas de ingresos, preferencia por la moneda nacional y expectativas de desempleo) las expectativas de ingreso y desempleo lo hicieron por cuarto mes consecutivo. En el caso de las expectativas de desempleo se obtiene el mejor puntaje registrado desde junio de 2011, lo que puede estar relacionado a una expectativa de recuperación económica y laboral.
Por su parte, al analizar la confianza de los consumidores en los países de la región, si bien todos permanecen en la zona de pesimismo, todos mejoraron su desempeño. Uruguay y Brasil están en la zona de moderado pesimismo (entre 40 y 50 puntos), y Argentina y Chile permanecen en un nivel de atendible pesimismo (menos de 40 puntos).
Chile sigue siendo el país con menor puntaje, aunque creció por segundo mes consecutivo (4,9 en junio y 7,6 en julio) y se ubica próximo a Argentina. Precisamente Argentina, luego de tres meses consecutivos de caída, mejora 3,3 puntos, quedando con el penúltimo puesto luego de Chile. Brasil aumentó por cuarto mes consecutivo. Esta mejora le permitió, en el mes de julio, afianzarse dentro de la zona de moderado pesimismo luego de haber permanecido en la zona de atendible pesimismo de diciembre de 2020 a mayo de 2021. Uruguay es el país con mayor puntaje (49,7).