Un niño nacido hoy en Uruguay tendrá cuando sea mayor de edad el 60% del potencial que tendría si se le proporcionara una educación completa y salud plena, según un nuevo estudio presentado por el Banco Mundial. América Latina ha logrado avances significativos, pero aún queda mucho por hacer para mejorar la educación.
El Banco Mundial presentó ayer jueves una nueva investigación que ofrece a las autoridades encargadas las políticas públicas, evidencias claras respecto a qué proporcionar a los niños mejores condiciones y educación puede elevar sustancialmente el ingreso de las personas y los países con beneficios a largo plazo.
Se trata del Índice de Capital Humano (ICH), que muestra que el 56% de los niños que nacen hoy en día en el mundo perderá más de la mitad de los ingresos potenciales de su vida debido a que los gobiernos no están haciendo inversiones eficaces para garantizar una población saludable, educada y con capacidad de resiliencia, lista para los trabajos del futuro.
Según se explica, el capital humano -la suma de los conocimientos, aptitudes y salud que una población acumula a lo largo de su vida- ha sido un factor clave para explicar los índices sostenidos de crecimiento económico y reducción de la pobreza en muchos países durante el siglo XX.
“Para las personas más pobres, el capital humano es a menudo el único capital que tienen”, dijo el Presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim. “Es un motor clave del crecimiento sostenible e inclusivo, pero la inversión en salud y educación no ha recibido la atención que merece. Este índice crea una línea directa entre mejorar los resultados en salud y educación, productividad y crecimiento económico. Espero que impulse a los países a tomar acciones urgentes e invertir más, y más efectivamente, en su gente”, sostuvo.
Para el funcionario, “el estándar está subiendo para todos”, por lo que “construir capital humano es imprescindible para que todos los países, de todos los niveles de ingreso, puedan competir en la economía del futuro”.
La región
América Latina y el Caribe tuvo un buen resultado en los indicadores que miden las condiciones de salud infantil y tiene una alta tasa de supervivencia en la vida adulta, así como niveles relativamente bajos de retraso en el crecimiento. Sin embargo, en educación sus alumnos tienen un bajo desempeño en todas las materias evaluadas en las pruebas PISA. Además, el 20% de los jóvenes de entre 15 y 24 años están fuera de la escuela o sin trabajo, mientras que las comunidades vulnerables, incluida la población indígena, tienen mayores índices de retraso en el crecimiento debido a la malnutrición crónica. Esto también subraya la urgencia de crear un entorno favorable a la creación de puestos de trabajo, especialmente para jóvenes, mujeres y poblaciones vulnerables.
El ICH mide la cantidad de capital humano que un niño nacido hoy puede esperar conseguir para cuando cumpla 18 años, según los riesgos de salud y educación existentes en el país donde vive. A su vez, refleja la productividad, como trabajador futuro, de un niño nacido hoy, comparada con la de esa misma persona si tuviera salud plena y una educación completa y de alta calidad.
Chile logró grandes avances en capital humano y está por encima de los otros países de la región: un niño chileno tendrá el 67% de la productividad laboral que podría tener si se le proporcionara una educación completa y salud plena. En países como Argentina, Colombia, Ecuador, México, Perú o Uruguay, los niños nacidos hoy tendrán, una vez que sean adultos, el 60% de la productividad que tendrían si se les proporcionara una educación completa y salud plena.
“América Latina ha avanzado de manera significativa en cuanto a desarrollo humano en los últimos 25 años, pero aún queda mucho por hacer en pos de mejorar la calidad de la educación, proporcionar las habilidades laborales adecuadas para ayudar a las próximas generaciones a tener éxito en la vida y promover la participación femenina en la fuerza laboral”, dijo el Vicepresidente regional del Banco Mundial, Jorge Familiar.
Hay experiencias que muestran que el progreso es posible. Polonia llevó a cabo reformas educativas entre 1990 y 2015, logrando una de las mejoras más rápidas en las evaluaciones PISA de los países de la OCDE. Vietnam recientemente encabezó el puntaje PISA promedio de la OCDE. Perú logró reducir a la mitad su índice de retraso en el crecimiento infantil, de 28 % en 2005 a 14 % en apenas ocho años. Pero el índice revela que queda muchísimo por hacer.