“El Mercosur se va a modernizar y quien esté incómodo que se retire”, declaró el ministro de Economía de Brasil, Paulo Guedes, en lo que pareció un espaldarazo a la posición uruguaya, que busca avanzar en una negociación comercial con China. Esta señal, sumada a la debilidad del gobierno de Argentina tras el resultado adverso de las elecciones PASO, hacen que sea “el momento propicio” para negociar acuerdos bilateralemente, según valoró el economista Pablo Moya. Agregó que “es una muy buena oportunidad”, que tiene sus “riesgos”, pero que la diplomacia debe trabajar para mitigar.
Las negociaciones anunciadas por el presidente Luis Lacalle Pou para comenzar a negociar un acuerdo de libre comercio con China por fuera del Mercosur parecen haber llegado en el momento justo.
De un lado, Brasil parece ponerse a favor de la postura uruguaya y recalca que es fundamental modernizar el bloque, mientras que del otro, Argentina atraviesa por una fuerte tensión política interna, que deja débil al gobierno de Alberto Fernández para posicionarse con fuerza dentro del bloque regional.
Esta semana, el nuevo ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, Santiago Cafiero, advirtió que el gobierno chino no oficializará un acuerdo con Uruguay si eso complejiza la relación bilateral con Argentina. “Nosotros somos importantes para Beijing, y ellos no van a oficializar un acuerdo que puede complicar la relación bilateral con Argentina”, señaló el canciller que asumió el cargo tras la derrota en las PASO.
Cafiero aseguró que se busca reconstruir el Mercosur y fijar prioridades respecto a las iniciativas estructurales que China propone para Argentina. También afirmó que “no habrá fractura del Mercosur, hay que negociar con tiempo la flexibilidad de los aranceles y después la relación va a fluir”. A su vez, sostuvo que apuesta a una Cumbre de Presidentes del Mercosur en Brasilia, que será a fin de año, dado que es necesario tener un bloque regional unido.
Pese a ello, las tensiones a la interna del gobierno y las dificultades económicas por la que atraviesa el vecino país hacen que el foco no esté centrado en los problemas del Mercosur.
“Argentina ha quedado sola frente al creciente reclamo de socios regionales para que se flexibilice el bloque”, señalaba un artículo publicado por el diario argentino Clarin, opositor al gobierno de Alberto Fernández.
El artículo hacía mención al camino iniciado por Uruguay para negociar bilateralmente con China, y a las declaraciones del ministro de Economía de Brasil, Paulo Guedes, que parecen dejarle un espaldarazo a la posición uruguaya. “Un día Argentina nos dijo eso: el Mercosur es como es, el que quiera que se retire. Nosotros devolveremos eso a Argentina: el Mercosur se va a modernizar y quien esté incómodo que se retire”, señaló en un evento en línea organizado por la Cámara de Comercio Internacional, según consignó el diario argentino La Nación.
El jerarca brasilero hizo mención al diferendo generado en la Cumbre del Mercosur de marzo, donde Lacalle se refirió al bloque como un “lastre” e insistió en la necesidad de flexibilizarlo para poder avanzar en acuerdos comerciales, lo que provocó la respuesta de Alberto Fernández: “No queremos ser un lastre para nadie. Si somos un lastre, tomen otro barco. Pero lastre no somos de nadie”.
Argentina creía que el gobierno brasileño acompañaría en la posición de presionar a Uruguay para preservar la unidad antes que las negociaciones externas, pero el mensaje de Guedes evidencia una mayor cercanía con la posición del gobierno uruguayo.
El impacto de las negociaciones
Para el economista Pablo Moya, de la consultora económico-financiera Oikos, estamos “en el momento propicio” para salir a negociar acuerdos de forma individual (ya que “un acercamiento a China a través del Mercosur es imposible por la oposición de Argentina”), por la debilidad del gobierno de Alberto Fernández. “Es una muy buena oportunidad”, comentó Moya, quien entiende que “en esta situación, es claro que Uruguay tiene que buscar los caminos propios para abrir los mercados”.
Pero una interrogante que se abre, más allá del camino iniciado, es qué tan interesado esté China en avanzar en un acuerdo con Uruguay sin los grandes socios de la región. A propósito, Moya comentó que estas relaciones no sólo hay que verlas desde el punto de vista del tamaño del mercado o en consideraciones económicas, sino en consideraciones geopolíticas y de influencia que puede querer tener China en la región. “No llegamos a ser un pequeño barrio de una ciudad china, no pasa por ahí (la negociación), sino por pararse contra una país pequeño como mercado económico-comercial, pero que tiene una gran reputación a nivel internacional, con fortalezas institucionales”, explicó.
El economista de Oikos destacó además que estas negociaciones son producto de un “pequeño camino de hormigas” que viene de varias administraciones y que tiene su corolario en el inicio de estas negociaciones. “No quiero desmerecer el mérito de la actual administración, a veces se dan oportunidades o uno cosecha lo que otros han sembrado, y no hay que olvidarse que ha sido una buena política continuar con la línea de diplomacia que se tenía con China”, sostuvo Moya al destacar el trabajo realizado por el embajador uruguayo en China, Fernando Lugris, que hace años viene trabajando en esa dirección. “Por supuesto, en términos gráficos el que cortará la cinta seguramente sea este gobierno, pero no hay que desconocer avances de gobiernos anteriores”, subrayó.
“Estas relaciones no sólo hay que verlas desde el punto de vista del tamaño del mercado o en consideraciones económicas, sino en consideraciones geopolíticas y de influencia que puede querer tener China en la región”, analizó Moya.
Riesgos y seguros
Consultado respecto a si un acuerdo comercial con China podría implicar una mayor primarización de la producción y las exportaciones uruguayas, Moya comentó que “riesgos siempre hay y esa es la realidad de la apertura de mercados”. En ese sentido, subrayó que el gran desafío será “adecuarse a la competencia” con mercados que son más eficientes.
“Son esas amenazas que la diplomacia debe trabajar”, y en tal sentido destacó la creación del equipo negociador del estudio de factibilidad para un TLC con China, que estará bajo la supervisión del canciller, Francisco Bustillo, y la ministra de Economía, Azucena Arbeleche.
Moya también opinó que este tipo de acuerdos no se deben mirar con “una mirada estática” de que vendo actualmente a ese destino, sino “a la posibilidad de incorporar otros rubros, que por la existencia de aranceles actualmente no puedo venderles”.
También coincidió en que tener un acuerdo da mayores garantías al comercio bilateral, ya que da un “marco de referencia” y establece determinados lineamientos que en caso de apartarse terminarán en arbitrajes de controversia. A propósito, subrayó que será fundamental que el acuerdo esté “legitimado por una fuerte institucionalidad”, que es lo que no sucede con el Mercosur. “Los acuerdos con el Mercosur están, el tema es que Argentina y Brasil no los respetan”.
A modo de conclusión, Moya enfatizó que “por supuesto que riesgos existen, pero Uruguay está abierto al mundo desde siempre y ese es el camino; no hay posibilidad -por muchas condiciones económicas- de cerrarse a este tipo de acuerdo”.