La fecha límite para un acuerdo entre EEUU y China fue postergada debido al “importante progreso en las negociaciones”, según reconoció el presidente estadounidense Donald Trump. Las conversaciones están en una etapa avanzada, y un acuerdo posiblemente incluya compromisos sobre: la compra de China de productos estadounidenses, el uso de derechos de propiedad intelectual, estabilidad monetaria, subsidios industriales, entre otros.
Hoy viernes 1 de marzo era la fecha límite para que China y EEUU arribaran a un acuerdo. Sin embargo, Trump anunció que postergaría la misma debido al “importante progreso” que habían registrado las negociaciones. De esta forma, crece la expectativa de lograr un acuerdo que pongan fin a la guerra comercial.
Las negociaciones se encuentran en una etapa avanzada según reconocieron importantes autoridades y se espera que el desenlace culmine con una cumbre entre Trump y el presidente chino Xi Jinping.
Según lo informado por el Financial Times, un pacto entre ambas naciones posiblemente abarque temas como: la compra de productos estadounidenses, el uso de derechos de propiedad intelectual, estabilidad monetaria, subsidios industriales, entre otros.
Un acuerdo implicaría el compromiso de China de aumentar las compras de productos de EEUU, empezando por el sector agrícola: soja, maíz, trigo, y carne de vacuno y aves, buscando así reducir el alto déficit comercial que tiene EEUU con China y que ha sido blanco de críticas de Trump desde la campaña electoral.
En otro orden, China tomará medidas para aumentar la protección de los derechos de propiedad intelectual de EEUU, que acusa al país asiático de fomentar el robo de secretos comerciales. También se espera que China reduzca la transferencia forzosa de tecnología de empresas estadounidenses que operan en el país, que desde hace tiempo se considera fundamental para entrar con buen pie en el mercado chino. Sin embargo, no queda claro hasta dónde llegará China en estos asuntos.
También se espera que China mantenga la estabilidad de su moneda, el yuan o renminbi, para evitar que se devalúe frente al dólar, lo que le permite a sus exportadores a jugar con ventaja. A su vez, China adoptará medidas para que a las empresas extranjeras les resulte más fácil hacer negocios en el país, limitando las restricciones a la inversión extranjera y haciendo que las empresas foráneas obtengan autorización de los reguladores.
Uno de los aspectos más difíciles es la defensa de China a los subsidios industriales y de las empresas estatales para fomentar su propio desarrollo. No está claro hasta qué punto Pekin cederá, pero se espera que el acuerdo introduzca algunos cambios.
Evidentemente, cualquier acuerdo erradicaría la amenaza de un aumento de los aranceles, que es el gran objetivo de China. La duda fundamental es si los actuales aranceles (25% sobre US$ 50.000 millones de dólares de productos chinos, y del 10% sobre otros US$ 200.000 millones) de productos, se eliminarán o se mantendrán.
También se negocia formalizar una solución que obligue a China a adoptar sus compromisos, ya que desde EEUU se entiende que el país ha prometido reformas que nunca llevó a cabo.
Por último, ambos países han intentado eliminar de las conversaciones la acusación que pesa sobre el grupo chino de telecomunicaciones Huawei, y su director financiero, Meng Wanzhou, acusados de robar secretos comerciales y de violar las sanciones. Si bien este tema no estará incluido en el documento final, es posible que el Departamento de Justicia retire los cargos como parte del acuerdo comercial.