Las nuevas tecnologías implican una reducción de las asimetrías de información, pero al mismo tiempo traen consigo desafíos en el mundo laboral y educativo, según explicó el presidente del Banco Central del Uruguay (BCU), Mario Bergara. Por su parte, Cristian Pujol del Banco Central de de la República Argentina (BCRA) aseguró que “las fintech son disruptivas, pero potenciadoras”, mientras que Julio de Brun opinó que hay “desafíos de compatibilidad entre los sistemas de los bancos y las aplicaciones que se desarrollen”.
“Fintech”. El término es nuevo, pero su uso se ha vuelto muy familiar. El mismo proviene del inglés, de las palabras “Finance technology” (tecnología financiera), y se utiliza para denominar a aquellas empresas que ofrecen productos y servicios financieros, haciendo uso de tecnologías de la información y comunicación, como páginas de internet, redes sociales, aplicaciones para celulares, entre otras.
En ese sentido, no sorprendió que el cierre de las VI Jornadas de Derecho Bancocentralista –que se desarrollaron en el auditorio Enrique V. Iglesias del BCU- estuviera dedicado justamente a la “Actividad Financiera y nuevas tecnologías”.
El final del evento estuvo a cargo del presidente del BCU, el economista Mario Bergara, quien en su disertación titulada “Desafíos de las nuevas tecnologías en la actividad bancocentralista” valoró que las nuevas tecnologías reducen las asimetrías de información, aunque de forma simultánea traen consigo múltiples desafíos que implican cambios en el mundo laboral y educativo.
En el plano financiero, estimó que las propias entidades bancarias integrarán e incorporarán a las plataformas tecnológicas, aunque aclaró que el primer paso es entender lo que sucede en ese campo. “Los principios regulatorios no cambian, porque el regulador tiene que estar preocupado por el interés del inversor pequeño, el funcionamiento sistémico del sistema financiero; ambos principios se mantienen independientemente de la tecnología”, destacó el jerarca.
En la misma línea, interpretó que las transformaciones acarrean “dificultades fiscalizadoras” y puso a modo de ejemplo la normativa de combate al lavado de activos. En ese sentido, opinó que “la capacidad de adaptación es fundamental”.
Disruptivo pero potenciador
Más temprano, Cristian Pujol, gerente de Derecho Financiero, Cambiario y Comercial del BCRA se refirió a la experiencia de esa entidad en la implementación de nuevas tecnologías en el sistema financiero, valorando que “las fintech son disruptivas, pero potenciadoras”.
Pujol sostuvo que la extensa cobertura de la telefonía móvil que existe en Argentina representa una oportunidad para la llegada a los clientes por parte del sistema financiero. Asimismo, describió alguno de los avances que fueron implementados como las plataformas para pagos móviles y la aparición de las fintech, que trajeron diversos desafíos para los organismos reguladores.
En ese sentido, sostuvo que debido a la permanente evolución de la tecnología, apareció una nueva forma de regular, enfocada en “objetivos a cumplir por las entidades”.
Para el experto argentino, los cambios tecnológicos en el sector financiero son disruptivos, pero contribuyen a potenciarlo. “Lo que ocurre es que implica el ingreso a la actividad financiera de sujetos que no están regulados y en algunos casos (es difícil que) puedan ser regulables, ya que hay actividades que no tienen base en Argentina”, sostuvo.
Por su parte, el economista y ex presidente del BCU, Julio de Brun, indicó que “existen desafíos tecnológicos de compatibilidad entre los sistemas de los bancos y las aplicaciones que se desarrollen”. Estimó que los cambios tecnológicos han llegado a un “equilibrio delicado” entre los desarrolladores de la tecnología y la industria bancaria. “Ambos se necesitan, los bancos ofrecen la escala y las fintech, la innovación”.
No obstante, sostuvo que eso implica “desafíos de compatibilidad entre los sistemas de los bancos y las aplicaciones que se desarrollen”.
Asimismo, valoró que los dueños de la información ya no son los bancos (como en el pasado) sino los clientes y son estos, con la protección del regulador, los que tienen que facilitar el acceso al desarrollo de nuevos productos”.
Sector no financiero presentó solo unos 200 reportes de operaciones sospechosas en 15 años
La apertura de las Jornadas estuvo dedicada a la temática de “prevención del lavado de activos y el financiamiento del terrorismo” y el “intercambio de información bancaria”.
En ese contexto, Néstor López, gerente de la Unidad de Información y Análisis Financiero (UIAF) del BCU, disertó sobre las “Buenas prácticas para la elaboración de Reportes de Operaciones Sospechosas” (ROS).
En esa conferencia, el jerarca subrayó que existe reserva legal acerca de los nombres de quienes reportan operaciones sospechosas de lavado de activos, lo cual otorga garantías a los denunciantes. “Este reporte solo puede ser revelado a instancias de la Justicia Penal competente por resolución fundada cuando entienda que es relevante para la causa; desde la creación de la UIAF solo en una oportunidad, un juez solicitó un reporte”, sostuvo.
López explicó que “cuando se realiza el informe de inteligencia financiera que se deriva a la Justicia nunca se menciona el ROS, por lo cual el sistema da seguridad a los sujetos que reportan”.
El gerente de la UIAF destacó la tendencia creciente en el número de reportes, aunque con cifras dispares entre el sistema financiero y no financiero, ya que en los últimos 15 años el sector financiero ha reportado 2500 casos y el no financiero unas 200 operaciones. “Resulta llamativo que hay sectores como la intermediación de valores donde hay menos de 200 reportes de operaciones sospechosas en 15 años, por lo que tenemos que trabajar para generar un mayor involucramiento”, sostuvo.
También en el sector no financiero, el gerente de la UIAF sostuvo que, solo para tener una referencia, en 2015 se inscribieron en la Dirección General de Registros más de 37.000 compra-ventas de inmuebles y se reportaron 70 casos de operaciones sospechosas. “Son números que llaman a la reflexión y a la necesidad de seguir avanzando”, advirtió.
López sostuvo que todo este trabajo se enmarca en el objetivo institucional del BCU de aplicación de las mejores prácticas internacionales como las recomendaciones del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI). “Actualmente las recomendaciones implican no solo el cumplimiento del marco legal sino una evaluación de la efectividad, que existan reportes, se analicen adecuadamente, y que a la Justicia le permita condenar a las personas involucradas”, recordó.
A modo de cierre, López recordó que “el financiamiento al terrorismo puede provenir tanto de actividades lícitas como ilícitas”.