Pandemia e inflación provocaron “la peor crisis de asequibilidad de la vivienda” en más de una década

El final de la pandemia trajo consigo a la peor crisis de asequibilidad de la vivienda en más de una década, según una publicación de la revista Finanzas & Desarrollo del FMI. A diferencia de lo ocurrido en crisis anteriores en las que los mercados de vivienda normalmente se debilitaban, la pandemia hizo que los precios que se dispararan. Por su parte, el aumento de tasas para contener la inflación, hizo que las tasas hipotecarias aumentaran, dificultando su acceso.

La pandemia y posteriormente el incremento internacional de la inflación desencadenaron la peor crisis de asequibilidad de la vivienda en más de una década, según un conjunto de datos difundidos en el artículo de Deniz Igan, jefa de Análisis Macroeconómico en el Banco de Pagos Internacionales.

La crisis de la asequibilidad se debe al aumento de los costos de endeudamiento que se ha producido desde que los bancos centrales subieron las tasas de interés para frenar la inflación. Al mismo tiempo, la escasez de vivienda y la elevada demanda propiciada por una marcada conformación de nuevos hogares mantuvieron los precios en niveles altos. La compleja coyuntura económica tras la pandemia sacó a la luz problemas estructurales que llevaban mucho tiempo gestándose en el mercado mundial de la vivienda.

Durante la recesión causada por la pandemia, los precios de la vivienda se dispararon en muchos países, lo que constituyó una ruptura con crisis económicas anteriores, en las que los mercados de la vivienda normalmente se debilitaban. Esto se debió a una combinación de factores de oferta y demanda, incluidas las restricciones a la construcción relacionadas con el confinamiento.

Por su parte, cuando los bancos centrales de todo el mundo empezaron a subir las tasas de interés para luchar contra la inflación, muchos observadores esperaban que por fin se produjera esa corrección. En efecto, los precios de la vivienda se enfriaron ligeramente, pero mucho menos de lo previsto, incluso cuando las tasas hipotecarias aumentaron.

Medidas

Respecto a qué pueden hacer las autoridades, la experta entiende que se pueden incrementar las probabilidades de un escenario favorable si continúan guiando a sus economías hacia un aterrizaje suave. Sin embargo, también tienen que abordar los problemas estructurales en torno a la asequibilidad de la vivienda. Eliminar los obstáculos regulatorios para mejorar la elasticidad de la oferta podría ser un primer paso. Una serie de normas, como los códigos de construcción, las restricciones de uso del suelo y los requisitos administrativos, sirven para controlar la edificación y remodelación de viviendas. En muchos casos, las normas existen por razones de peso, como mitigar las externalidades negativas y mantener ciertas normas de calidad de vida, aunque pueden llegar a ser excesivamente engorrosas.

Los problemas estructurales también pueden reflejar la falta de competencia en los recursos, la construcción o la venta. Las autoridades deberían desmantelar los oligopolios.

En algunos casos, podría ser útil realizar intervenciones de política más quirúrgicas. Por ejemplo, los gobiernos podrían plantearse proporcionar ayudas focalizadas a los hogares de ingreso bajo o a las personas que viven en asentamientos informales. También podrían servir los incentivos a las empresas de desarrollo inmobiliario para que construyan unidades habitacionales asequibles, por ejemplo, ofreciéndoles derechos de desarrollo adicionales.

Se advierte que la aceleración del cambio climático -el aumento del nivel del mar, la propagación de los incendios forestales y los fenómenos meteorológicos extremos- pone en peligro una oferta mundial de vivienda de por sí insuficiente. Además, el gran aumento de los flujos migratorios ejerce aún más presión sobre el alojamiento y su asequibilidad. “Las autoridades deben estar a la altura del desafío que supone lograr que la vivienda vuelva a ser asequible, esta vez de manera sostenible y por medio de un plan integral”, concluye.