En medio de la peor crisis política en décadas, el Parlamento británico rechazó abandonar la UE sin acuerdo, y ayer jueves encomendó a la primera ministra Theresa May solicitar una prórroga para la salida. Aún no es claro cuál será el desenlace, pero se plantean cuatro escenarios: postergar efectivamente la salida, aprobar el acuerdo de May a último minuto, una salida sin acuerdo, o un nuevo referéndum.
La famosa niebla londinense parece ser la metáfora perfecta del futuro del Reino Unido, país al que desde que votó salirse de la Unión Europea (UE) se le dificulta ver con claridad el camino hacia su futuro.
Buscando descartar la posibilidad de un “Brexit duro”, el miércoles los legisladores británicos rechazaron abandonar el bloque del viejo continente sin un acuerdo, y ayer jueves encargaron al gobierno que solicite a la UE una prórroga del Brexit, fijada oficialmente para el próximo 29 de marzo. Ambas nociones no son legalmente vinculantes, pero políticamente imponen un mandato a Theresa May que difícilmente podrán esquivar.
La moción fue más allá que la del gobierno, que señala que el Parlamento no quiere abandonar la UE sin un acuerdo el 29 de marzo, y más allá de la posición legal predeterminada que es una separación sin un pacto a menos que alguno sea ratificado por los legisladores.
Si bien lo aprobado no tiene fuerza legal y, en última instancia, no puede evitar una salida sin acuerdo después de un probable retraso de la fecha límite, tiene una gran fuerza política, especialmente porque mostró una rebelión importante de los miembros del partido de Theresa May.
Tras dos años y medio de negociaciones y dos intentos fallidos de aprobar un acuerdo de Brexit, aún no se ha decidido cómo, cuándo y de qué manera Gran Bretaña abandonará el grupo al que se unió en 1973.
A medida que la crisis de tres años por el Brexit avanza hacia su final, diplomáticos e inversionistas ven cuatro opciones principales: que se postergue la salida, que se apruebe el acuerdo de Theresa May a último minuto, que se genere una salida accidental sin acuerdo, o que se realice un nuevo referéndum. La primera de ellas parece cobrar más fuerza tras la votación de ayer, pero para ello necesita el visto bueno de los otros 27 miembros de la UE.
El negociador del Brexit de la UE, Michel Barnier, dijo que el bloque tendría que saber por qué Gran Bretaña quería extender las conversaciones y que la decisión de salir del punto muerto era de Londres.
A gran escala
Si alguien faltaba en medio de la crisis entre el Reino Unido y la UE era el presidente estadounidense Donald Trump, quien ayer jueves aseguró que anticipa un acuerdo comercial a “gran escala” entre su país y las islas británicas.
La salida del Reino Unido de la UE generará un cambio drástico en las relaciones comerciales del país, lo que le obligará a sentarse a la mesa con otros países para discutir sus propios pactos.
“Mi Administración espera negociar un Acuerdo Comercial a gran escala con el Reino Unido. ¡El potencial es ilimitado!”, señaló Trump a través –cuándo no- de su cuenta de Twitter.