Las estimaciones de crecimiento para la mayoría de las grandes economías de América Latina se deterioraron debido fundamentalmente a la incertidumbre política. Sin embargo, Uruguay ha mostrado una evolución contraria en sus proyecciones de crecimiento, y se espera que este año crezca en el entorno del 3,4%, según el último sondeo realizado por el Banco Central del Uruguay (BCU).
La economía uruguaya ha mostrado un mejor desempeño del esperado desde la segunda mitad del año pasado. Eso ha llevado a que los agentes del mercado hayan realizado una corrección al alza en sus estimaciones de crecimiento para el país, tal y cual lo reflejan los datos de la encuesta de Expectativas Económicas que releva el BCU.
A comienzos de año, la mediana de los expertos e instituciones consultadas por la entidad, auguraban que la economía uruguaya crecería un 1,1% y las respuestas no distaban demasiado entre sí: el más pesimista vaticinaba un crecimiento de 1,03%, mientras que el más optimista calculaba una expansión de la actividad de 1,1%.
Estas cifras contrastan fuertemente con las del último sondeo del BCU, donde la mediana de las instituciones consultadas espera un crecimiento de la actividad de 3,4%, con respuestas que van desde un piso esperado de 3,19% a un techo de 3,7%.
Los datos implican una corrección al alza incluso respecto a los pronósticos brindados un mes atrás. En la encuesta de junio, la mediana de la encuesta esperaba un crecimiento de 3,29%.
También se modificaron al alza las previsiones para 2018. La mediana de la encuesta de julio prevé que la economía crecerá el año próximo un 3,2%, levemente por encima del 3,12% registrado el mes anterior, pero medio punto porcentual por encima del pronóstico de marzo (2,7%) que fue el primer mes en el que se publicó la proyección para ese año.
Realidades diferentes
De esta forma, las expectativas respecto a la economía uruguaya parecen ir a contrapelo de las del resto de la región. Un sondeo elaborado por la agencia de noticias Reuters, refleja que el crecimiento de la actividad en América Latina será más lento de lo que se esperaba este año en casi todas las grandes economías. El análisis sostiene que este empeoramiento de las perspectivas se da en un contexto de aumento de la incertidumbre política frente a una serie de elecciones programadas.
Economistas de importantes bancos y firmas de investigación redujeron las estimaciones de crecimiento para el 2017 en seis de las siete mayores economías de la región respecto a un mismo sondeo realizado en abril.
Brasil, la mayor economía de la región, crecerá apenas un 0,5% este año y un optimista 2,1% en 2018, según la mediana de las estimaciones, en ambos casos debajo del 0,6% y el 2,4% proyectados en la encuesta de abril, respectivamente.
Chile y Colombia crecerían un 1,6% y un 1,8% este año, respectivamente, frente al 1,9% y 2,3% del sondeo anterior.
En Argentina y Perú, el Producto Interno Bruto aumentaría un 2,5% y un 2,7% en cada caso este año, lo que implica una caída respecto a las estimaciones de 2,8% y 3,5%.
La excepción entre las grandes economías de la región es México, donde no se registró un impacto previsto en los meses posteriores a la elección de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos, debido a las preocupaciones de que su gobierno estableciera barreras comerciales y levantara un muro fronterizo.
«Las empresas de México parecen haberse dado cuenta de que podrían haber reaccionado prematuramente a unos posibles cambios en las políticas de Estados Unidos», dijo Alexis Milo, economista jefe de HSBC en México.
Los economistas mejoraron su visión sobre México a un crecimiento de un 1,9% de este año, desde un 1,7% previo.
«Esperamos una recuperación gradual en el segundo semestre y en el 2018», dijo por su parte Andrés Abadía, economista de Pantheon Economics. Sin embargo, advirtió que «el aumento de la incertidumbre política y el fin inminente de los efectos de base favorables en las tasas de inflación en algunas economías limitarán el margen de acción de las autoridades».
Problemas políticos
De todas formas, se espera que la región muestre una recuperación de su economía en comparación a la caída estimada en 1% que se registró en 2016. Ello se debe en parte a la desaceleración de la inflación que le está permitiendo a los bancos centrales recortar las tasas de interés.
En Brasil, la inflación caería en setiembre debajo de 3% por primera vez en más de 10 años, mientras la demanda de los consumidores permanece débil tras una recesión que terminó en el primer trimestre. El Banco Central recortaría las tasas a 8,25% este año, cerca de mínimos históricos.
La escalada de una crisis política por casos de corrupción que involucra al propio presidente, Michel Temer, y amenaza con desbancarlo, ha opacado el panorama de Brasil y a la vez pone en duda la aprobación de una reforma al sistema previsional propuesta por el gobierno y considerada clave por el mercado. «La permanencia de Temer en el poder sigue siendo el principal signo de pregunta en Brasil», dijeron economistas de la consultora 4E en Sao Paulo. El interrogante no es solo si Temer seguirá siendo presidente este año, sino quién será elegido para gobernar por cuatro años a fines del 2018.
En México, Colombia y Chile también habrá elecciones, mientras que en Argentina habrá comicios legislativos en octubre de este año. Pero ninguna de esas incertidumbres políticas se compara con la que vive Venezuela, que Abadía de Pantheon Economics calificó como una «zona de desastre».
La economía venezolana se contraería 6% en 2017 y 3% en 2018.