Aunque medido en dólares el sector agropecuario mostró una caída de su producción en 2017, en términos generales el Producto Interior Bruto (PIB) agroindustrial registró un crecimiento de 5,5% respecto al año anterior, según reflejan los datos del anuario 2018 de la Dirección de Estadísticas Agropecuarias (DIEA) del Ministerio de Ganadería. “Los datos macroeconómicos (…) marcan un comportamiento de producto bruto agroindustrial y agropecuario bastante saludable”, valoró Gonzalo Freiría coordinador general del informe.
El Coordinador del Área Cadenas Agroindustriales de Opypa, Gonzalo Souto, destacó la presentación del trabajo al que definió como “un clásico”, que es de suma relevancia para el trabajo del Ministerio, pero también para los actores externos que utilizan los insumos que brinda.
En la misma línea, Gonzalo Freiría, coordinador general del Anuario Estadístico de DIEA, enfatizó que se trata de “un aporte a un sistema de información” en el cual se puede “concentrar lo sustancial y más relevante de información actualizada sobre el sector agropecuario y algunos elementos industriales y de comercio exterior. Detalló que esta edición, la 21º, tiene cuatro grandes capítulos y un anexo temático. Los capítulos clásicos refieren a la macroeconomía productiva, de asuntos comerciales exportaciones e importaciones y al impacto microeconómico del sector. Por su parte, el anexo este año hace “una especial referencia al año de empoderamiento para las mujeres y los niños rurales, con información también suministrada por el área de desarrollo rural del Ministerio”.
El primer capítulo hace una recopilación de los principales datos macroeconómicos, donde se destaca que el 2017 el Producto Interior Bruto (PIB) agroindustrial alcanzó unos 4.909 millones de dólares corrientes, representando un 8,3% del PIB total del país. Ello implicó un aumento medido en dólares respecto al 2016 de 5,5%.
Según resaltó Freiría, “lo destacable es que después del año 2014 el 2017 habría sido el de mejor registro en el PIB agroindustrial”. Por su parte, el PIB agropecuario se ubicó en 3.036 millones de dólares, lo que implica una caída de 3% respecto al año 2016, y representa el 5,1% del PIB total. Por su parte, el PIB de las industrias asociadas al agro se estimó en 1.873 millones de dólares, lo que marca un aumento de 22,9% respecto al año anterior medido en dólares y representa el 3,2% del PIB total.
Cabe destacar que medido en pesos constantes (descontando el efecto inflacionario) el PIB agroindustrial creció el año pasado un 1,3%, el agropecuario lo hizo un 1%, y el de las industrias asociadas un 1,9%.
En rueda de prensa, Souto destacó que en términos generales “el sector agropecuario ha tenido un desempeño de bajo crecimiento en el año pasado” pero destacó que el informe incluye muchos indicadores que muestran diferentes realidades según cada sector.
La tierra al alza
El segundo capítulo del informe (que se puede descargar desde la página del Ministerio de Ganadería: www.mgap.gub.uy) analiza toda la producción agropecuaria en general, cuenta con una docena de secciones y representa la mitad de la publicación. Freiría destacó que es la parte del documento “donde todo el elenco participa de una manera u otra con mucho esfuerzo”.
En rueda de prensa, Freiría destacó que a nivel sectorial “la ganadería mantiene un comportamiento que todos quisiéramos que fuera mucho más dinámico, pero lo sostiene, funciona”. Por su parte, en el sector forestal “es evidente su dinámica, su fortaleza”, mientras que el sector agrícola pese a sus dificultades “de todas maneras exhibe una estructura que desafía la situación”. “En definitiva, los datos macroeconómicos (…) marcan un comportamiento de producto bruto agroindustrial y agropecuario bastante saludable”, concluyó.
Consultado respecto al caso particular de la lechería, Freiría reconoció que está “atravesando un momento riguroso”.
El capítulo tres refiere a los aspectos microeconómicos, enfocándose en la evolución de los precios, su comportamiento, las relaciones de esos precios de los insumos de los productos agropecuarios con bienes de capital, y “una cosa muy importante”, que refiere al “precio de la tierra y las relaciones que surgen de ella con los distintos productos agropecuarios”. Al respecto, se observa que el precio de promedio de la hectárea en dólares en las compraventas realizadas se incrementó un 9,8% respecto al 2016 ubicándose en 3.712 dólares. Ello implica el mayor nivel de precio desde el año 2014 cuando se alcanzó el máximo histórico (3.934 dólares por hectárea). Los precios promedio más altos los registran Soriano (6.212 dólares por hectárea), San José (6.165 dólares por hectárea) y Colonia (5.661 dólares por hectárea).
Por su parte, el cuarto capítulo cuenta con aproximadamente 70 cuadros y gráficos, donde se revista el comportamiento de las principales exportaciones e importaciones de base agropecuaria.
Por último, el anexo implica –según explicó Freiría- “un primer aporte a lo que vendría a ser el paisaje del recurso humano, de lo social, el ambiente de la producción en sí misma, comenzando por la figura siempre muy constante en el paisaje agropecuario de nuestro país como es la mujer rural”. Allí se destaca que de los 36.965 productores rurales el 44% son mujeres y un 56% son hombres. Un 17% de las mujeres son menores de edad, mientras que un 20% es mayor de 18 años y trabaja en el predio, y el 63% declara no trabajar en el predio.