Las Jornadas Anuales de Economía del Banco Central evaluaron la relación entre políticas monetarias y el manejo macroprudencial, o más a nivel académico, la aplicación de un nuevo modelo keynesiano. El académico Pierre-Richard Agénor analizó cómo las fricciones financieras afectan a la política monetaria, mientras que Eric Sims presentó una investigación sobre la incorporación de herramientas de política no convencionales en un modelo macroeconómico convencional.
“Tenemos una agenda muy rica de investigación aplicada en una serie de temas y aspectos muy relevantes en la coyuntura actual”.
Así inició Alberto Graña, presidente del Banco Central (BCU), las XXXIV Jornadas Anuales de Economía de esa institución. Big data, regulación de tecnologías financieras -fintechs-, y una “discusión de políticas comerciales de los países del cono sur y políticas de inserción comercial de Uruguay” fueron algunos de los ejes que marcaron las actividades que tuvieron lugar entre miércoles y jueves pasado.
Esos últimos dos temas, opinó Graña, son “sumamente relevantes” en situaciones en que el mundo “se ve amenazado por retroceder bastante” en el surgimiento de políticas proteccionistas.
De esta manera, el jerarca dio lugar al primero de los dos conferencistas principales: Pierre-Richard Agénor. El profesor titular en la Universidad de Manchester y economista discursó sobre “Política monetaria y regulación macroprudencial con fricciones financieras”, un tema “sumamente relevante y actual en varios países del mundo”, según Graña.
Fricción en la moneda
Agénor, al comenzar su oratoria, tomó como punto de partida la crisis financiera global de 2008, y explicó que se pueden aprender dos lecciones de ese suceso.
La primera es que una regulación y supervisión financiera no puede estar limitada a un enfoque microprudencial; “tienes que preocuparte por el riesgo sistémico, por el sistema en su conjunto”, señaló el experto. Para hacerlo, un gobierno debería adoptar una “perspectiva macroprudencial” para mitigar el riesgo sistémico.
La segunda, en tanto, es que una inflación baja y estable no garantiza, por sí misma, una estabilidad financiera.
Es así que Agénor presentó las ideas de su próximo libro a publicar, titulado igual que la charla en cuestión, sobre las que basaría su oratoria.
Explicó que el libro se trata sobre “explorar problemáticas y cómo se pueden usar modelos macro para enfrentarlas”. Asimismo, lo hace poniendo el foco en fricciones financieras, observando el rendimiento de la política monetaria y macrofinanciera.
De esta manera, el economista comentó que éste es el objetivo principal tanto del libro como de su oratoria: hacer un análisis integrado de las fricciones financieras y cómo pueden ser explicadas en modelos macro. Además, también tuvo en cuenta cómo dichas fricciones pueden afectar la performance de políticas monetaria y macroprudencial.
Para lograr este cometido, Agénor utilizó como modelos economías cerradas y abiertas, que varían desde modelos “simples y estáticos” a los más desarrollados.
Las cuatro ecuaciones
El segundo día de las Jornadas estuvo marcado por la disertación de Eric Sims, investigador de la Universidad de Notre Dame, actualmente centrado en el análisis de los ciclos económicos. Su investigación, titulada, “The Four Equation New Keynesian Model” -elaborada en conjunto con su colega Jing Cynthia Wu-, refiere a la incorporación de herramientas de política no convencionales en un modelo macroeconómico convencional de equilibrio general dinámico estocástico.
El modelo linealizado logarítmico se reduce a cuatro ecuaciones clave: una curva de Phillips, una ecuación IS, reglas de política para la tasa de interés nominal a corto plazo y la cartera de bonos de largo plazo (QE) del Banco Central. Una vez presentado el modelo, los supuestos y desarrollo teórico, expuso dentro de las principales conclusiones que las herramientas no convencionales usadas por ellos son un buen sustituto de la política convencional.
La política monetaria óptima implica ajustar la tasa de interés a corto plazo para compensar los shocks de tasas naturales, y usar la cartera de bonos de largo plazo para compensar las interrupciones del mercado crediticio.