Precios de las materias primas deben aprovecharse para realizar reformas transformadoras

Análisis > Políticas para abordar la pobreza y la desigualdad en América Latina

Pese al aumento de la pobreza y la desigualdad que generó la pandemia en la región, las perspectivas a futuro podrían ser mejores por dos motivos: el resurgimiento de los precios de las materias primas, y la oportunidad que brinda la pandemia de ampliar el consenso político y social en torno a las reformas necesarias. Un artículo del FMI señala que el foco debe ponerse en una mayor progresividad de los sistemas tributarios y las finanzas públicas, en prepararse para los empleos del mañana y en la difícil tarea de lograr una mayor diversificación económica.

Qué América Latina es la región más desigual del mundo no es novedad, así como tampoco lo es que –como gran parte del globo- saldrá de la pandemia más empobrecida y con mayor desigualdad.

El artículo “¿Qué viene después del superciclo de las materias primas y la pandemia? Políticas para abordar la pobreza y la desigualdad en América Latina” elaborado por los expertos del Fondo Monetario Internacional (FMI) Alejandro Werner, Antoinette Sayeh, Ravi Balakrishnan y Frederik Toscani, señala que unas 19 millones de personas se sumieron en la pobreza, mientras que la desigualdad se incrementó 5% en relación a los niveles previos a la crisis. Si bien se destaca que las ayudas públicas brindadas a gran escala en muchos países evitaron resultados peores, al mismo tiempo provocaron un aumento en los niveles de deuda pública, del 68% al 77% del PIB. Esto probablemente limite la capacidad de corregir el legado de la pandemia a más largo plazo, en cuanto se afiance la recuperación.

Sin embargo, las perspectivas sobre pobreza y desigualdad para la región podrían ser mejores por dos motivos: el resurgimiento de los precios de las materias primas y la oportunidad que brinda la pandemia de ampliar el consenso político y social en torno a las reformas necesarias.

Aprovechar el nuevo boom

Los términos de intercambio de las materias primas -relación entre precios de exportación e importación de un país- se ubican en el nivel más alto desde 2011 en muchos de los principales países exportadores de materias primas de América Latina. En Chile y Perú, los términos de intercambio de las materias primas actuales son los más favorables desde 1980, gracias a los precios récord del cobre y otros metales.

Un informe elaborado por el FMI destaca “el notable progreso que América Latina logró en la reducción de la pobreza y la desigualdad durante el auge de las materias primas de 2000-2014”. En sus conclusiones, afirma que gran parte de los avances son consecuencia del aumento en el ingreso laboral real de los trabajadores menos cualificados, especialmente el sector servicios. Además, los programas de transferencias monetarias, como Bolsa Familia en Brasil, y Bono Juancito Pinto y Renta Dignidad en Bolivia, desempeñaron un papel importante, aunque menor, en la mayoría de los países. Esto indica que, si se mantienen los elevados precios de las materias primas, el sector primario  se ampliará otra vez y atraerá a nuevos trabajadores, lo cual provocará un incremento de los sueldos y el empleo, y probablemente tendrá efectos de contagio en otros sectores, incluidos algunos de los más perjudicados por la pandemia.

Sin embargo, se advierte que los precios altos de las materias primas no alcanzan para reducir de forma duradera la pobreza y la desigualdad por sí mismos. “La volatilidad de precios implica que las ganancias de hoy pueden convertirse en las pérdidas del mañana, como ocurrió cuando el auge se convirtió en caída, después de 2014”, señalan los autores. Además, el mundo post-pandemia estará caracterizado por una deuda pública mucho más elevada, lo que implicará una limitación para muchos países. “Es probable que los gobiernos dispongan de un menor margen de maniobra para implementar transferencias sociales, tanto por la debilidad de la situación fiscal como por la necesidad de enfrentar las secuelas de la crisis”, señalan.

Reformas transformadoras

El FMI entiende que la región necesita de “reformas transformadoras y una diversificación que la aleje de las materias primas”.

Si bien el empeoramiento de los avances sociales podría alimentar la polarización y la paralización de reformas (como se está viendo en varios países), la crisis también podría propiciar las condiciones necesarias para un nuevo consenso político sobre la forma de proceder, en especial si vienen acompañadas de un impulso favorable en los precios de las materias primas.

En primer lugar, se insta a una “mayor progresividad de las finanzas públicas”. “Los sistemas tributarios y de transferencias de la región son bastante menos progresivos que los de los países avanzados. Una mayor progresividad en las finanzas públicas ayudaría a reducir la desigualdad y  generaría espacio fiscal para políticas favorables a los pobres y al crecimiento. Incrementar la progresividad de los impuestos sobre la renta de las personas físicas, centrándose en un recorte de las exenciones tributarias y la lucha contra la evasión y la elusión fiscal. Por el lado del gasto, se enfatiza la necesidad de mejorar la focalización de las transferencias sociales a los grupos vulnerables. Otro aspecto a corregir son las enormes diferencias de elegibilidad para poder obtener pensión y la estructura de determinados sistemas de prestaciones definidas. 

Por otra parte, el FMI insta a “prepararse para los empleos del mañana” debido a las transformaciones estructurales provocadas o aceleradas por la pandemia. Ello implica políticas de recapacitación de los trabajadores. La pandemia exacerbó la desigualdad de oportunidades educativas, así que las autoridades deben dar prioridad a la mejora en el acceso a la educación y la calidad de esta. También debe ser prioritario abordar el elevado nivel de informalidad laboral.

Por último, destaca que “un paso difícil pero fundamental es la diversificación económica”. El estudio de las estrategias aplicadas por los países que han llevado a cabo con éxito una diversificación, como Corea, Malasia y Singapur, podría ser un buen punto de partida.

Se reafirma que las decisiones que se tomen en los próximos años seguramente tendrán consecuencias de gran alcance para la región. “Si América Latina logra el consenso político y social necesario para poner en marcha estas reformas transformativas, podrá situarse nuevamente en la senda del progreso social sostenible y sentar las bases de una economía del Siglo XXI”, concluye el artículo.


El porcentaje del dólar en las reservas mundiales cayó a su mínimo en 25 años

El porcentaje de reservas en dólares de EEUU mantenidas por los bancos centrales cayó al 59% -su nivel más bajo en 25 años- en el cuarto trimestre de 2020, según la encuesta sobre la composición de las reservas oficiales de divisas (Cofer) del FMI. 

Algunos analistas afirman que esta situación refleja en parte la disminución del papel del dólar estadounidense en la economía mundial, ante la competencia de otras monedas utilizadas por los bancos centrales para las transacciones internacionales. Si los cambios en las reservas de los bancos centrales son suficientemente importantes, pueden afectar a los mercados de divisas y de bonos.

En una perspectiva de largo plazo, se observa que el porcentaje de activos en dólares en las reservas de los bancos centrales cayó 12 puntos porcentuales (del 71% al 59%) desde que se introdujo el euro en 1999, aunque con fluctuaciones importantes. Por otra parte, el porcentaje del euro ha fluctuado aproximadamente un 20%, mientras que el porcentaje de otras monedas, entre ellas el dólar australiano, el dólar canadiense y el renminbi chino, aumentaba hasta el 9% en el cuarto trimestre.