El Premio Nobel de Economía fue otorgado a tres economistas por sus estudios respecto a por qué algunos países son ricos y otros pobres y han documentado que las sociedades más libres y abiertas tienen más probabilidades de prosperar. El trabajo de Daron Acemoglu, Simon Johnson y James A. Robinson “ha demostrado la importancia de las instituciones sociales para la prosperidad de un país”, indicó el comité del Nobel de la Academia Sueca de Ciencias en el anuncio en Estocolmo.
El pasado lunes 14 se anunció a los ganadores del Premio Nobel de Economía, que técnicamente no es un Nobel original, pero se entrega junto con los demás en la ceremonia del 10 de diciembre, el aniversario de la muerte de Nobel en 1896. Su nombre oficial es “Premio del Banco de Suecia de Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel”, y fue creado en 1968 como homenaje al empresario y químico sueco del siglo XIX, que inventó la dinamita y estableció los cinco premios Nobel.
Los ganadores este año fueron Daron Acemoglu, Simon Johnson y James A. Robinson, por sus estudios sobre el motivo por los cuales algunos países son ricos y otros pobres, y han documentado que las sociedades más libres y abiertas tienen más probabilidades de prosperar.
Acemoglu y Johnson trabajan en el Massachusetts Institute of Technology, mientras que Robinson realiza su investigación en la Universidad de Chicago.
Jakob Svensson, presidente del Comité del Premio en Ciencias Económicas, dijo que su análisis ha proporcionado “una comprensión mucho más profunda de las causas fundamentales de por qué los países fracasan o tienen éxito”.
La academia sueca contactó con Acemoglu, que estaba en Atenas, Grecia, para intervenir en una conferencia. El experto, de 57 años y nacido en Turquía, dijo estar sorprendido y en shock por el reconocimiento. “Uno nunca espera algo como esto”, declaró.
Acemoglu dijo que la investigación premiada subraya el valor de las instituciones democráticas. “Creo que en términos generales el trabajo que tenemos hace favores a la democracia”, dijo en una llamada telefónica con el comité del Nobel y periodistas en Estocolmo. Sin embargo, añadió que “la democracia no es una panacea”. “Introducir la democracia es muy difícil. Cuando introduces las elecciones, eso en ocasiones crea conflicto”.
Acemoglu y Robinson escribieron el bestseller de 2012 “Por qué fracasan los países. Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza”, que alegaba que algunos países se mantienen pobres debido a problemas creados por el ser humano. En su trabajo ponían de ejemplo la ciudad de Nogales, en la frontera entre EEUU y México.
Pese a compartir la misma geografía, clima, muchos de los mismos ancestros y una cultura común, la vida es muy diferente a los dos lados de la frontera. En Nogales, Arizona, en el lado norte, la población es relativamente acomodada y vive vidas largas, y la mayoría de los niños se gradúa en la escuela secundaria. Al sur, en el Nogales mexicano, en Sonora, “la población en general se considera más pobre (…). El crimen organizado hace arriesgado iniciar y gestionar empresas. Resulta difícil destituir a políticos corruptos, aunque las posibilidades de lograrlo han mejorado”, escribió el comité del Nobel.
La diferencia, según los economistas, es un sistema estadounidense que protege los derechos a la propiedad y da a los ciudadanos voz en su gobierno.
Acemoglu expresó su preocupación porque las instituciones democráticas en EEUU y Europa pierden apoyo de la población. “Las democracias tienen resultados especialmente malos, en especial en EEUU, pero también en Grecia, el Reino Unido y Francia”, dijo. “Y creo que eso es un símbolo de cómo la gente está decepcionada con la democracia”, agregó.