El comportamiento del resultado fiscal del último quinquenio, medido año a año, estuvo en sintonía con el registrado en el promedio de todos los gobiernos desde la restauración democrática: ajuste fiscal en la primera mitad del período, expansión fiscal al final. Así lo afirma un informe del Observatorio de la Coyuntura económica de la Universidad Católica, donde se advierte que pese a la instauración de una nueva regla fiscal, la misma no pudo evitar que “una vez más el ciclo político mantuviera su relación estrecha con el ciclo fiscal, relación que está vigente desde tiempo inmemorial”.
El Monitor de Coyuntura, la publicación semanal del Observatorio de la Coyuntura Económica de la Universidad Católica, analizó esta semana los resultados de las cuentas públicas a poco de finalizar la actual gestión de gobierno, llegando a la conclusión de que los números finales no van a diferir en demasía respecto a los registrados al final de la pasada administración.
“El resultado fiscal apunta a quedar, al final del período, en una magnitud muy parecida a la registrada en 2019, pero con mayores ingresos y egresos”, señala.
El informe analiza la evolución del resultado fiscal a lo largo del presente quinquenio versus el del promedio (para cada año) de los siete gobiernos del Uruguay desde la restauración de la democracia en 1985. Para el caso del último período, los indicadores fueron ajustados por “el factor covid”, es decir, que se dedujeron de los resultados fiscales las partidas identificadas por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) correspondientes a la atención de esa instancia excepcional.
“Resulta clara la evolución que se suele dar a lo largo de un período de gobierno, con ajuste fiscal en la primera mitad y expansión en la segunda, evolución a la que este período no fue la excepción, aún cuando se estableció una nueva regla fiscal a su inicio”, señala el informe.
Según se detalla, la aplicación de esta nueva regla “no evitó que, una vez más, el ciclo político mantuviera su relación estrecha con el ciclo fiscal, relación que está vigente desde tiempo inmemorial”.
Comparación con 2019
El mejor resultado fiscal del período se dio exactamente en su mitad: en los 12 meses a setiembre de 2022, cuando el déficit alcanzó el 1,9% del PIB. Mientras tanto, en los últimos 12 meses cerrados a octubre (último dato disponible), el rojo en las cuentas públicas se ubicó en 4,1% del PIB (4,4% en 2019).
Al cotejar los datos de 2019 con los últimos disponibles surge que los ingresos del sector público no financiero (SPNF) subieron en 2,0% del PIB, destacándose los aumentos registrados en DGI (0,7 puntos) y BPS (0,6 puntos). Mientras tanto, los egresos primarios (antes de intereses) y corrientes (antes de inversiones) del SPNF aumentaron en 1,1% del PIB, destacándose los aumentos en las pasividades (0,6 puntos) y en las transferencias (0,4 puntos).
En cambio, el gasto en remuneraciones solo subió en 0,1 puntos y los gastos no personales no cambiaron en términos del PIB. En el caso de los intereses, hubo un aumento del 0,6% del PIB casi totalmente debido al BCU (0,5 puntos) y, en cuanto a las inversiones, se registró una reducción de 0,1 puntos. El informe advierte además que una parte de la inversión pública (que creció visiblemente) queda por fuera de los números fiscales, en el ámbito de la Corporación Vial del Uruguay (CVU).
En tanto, los últimos números disponibles (a octubre) para Ancap muestran un déficit de caja de US$ 116 millones y, para UTE, incluyendo los dividendos vertidos al Tesoro, un superávit de US$ 235 millones.
Por último, el resultado fiscal por fuentes de financiamiento o “por debajo de la línea” (es decir, según las variaciones en la deuda pública) mostraba a agosto un déficit de 4,7% del PIB.