Reuniones entre EEUU y China muestran “señales de avance” en el fin de la guerra comercial

Albertoni > Uruguay necesita una política “flexible” y “proactiva” ante el Mercosur

Según el analista internacional Nicolás Albertoni, las reuniones que mantuvieron los representantes de China y EEUU durante esta semana reflejan “alguna señal positiva”. Sin embargo, el experto resaltó que se “está viendo” una lógica de comercio mundial proteccionista que “parece que vino para quedarse”.

Por Ignacio Palumbo | @ignacio_palumbo

La semana pasada, la empresa tecnológica Apple corrigió a la baja sus proyecciones de ventas, producto de menores números en celulares, computadoras y tablets en China. ¿La causa? Entre otros motivos, la guerra comercial entre Estados Unidos (EEUU) y el gigante asiático. Como consecuencia de la corrección realizada por la firma de la manzana, cayeron sus acciones en la Bolsa, lo que provocó un desmorone en Wall Street (ver nota).

Esta semana, representantes de las dos mayores economías del planeta se reunieron en Beijing, en busca de poner fin a la guerra comercial entre ambos países.

En diálogo con CRÓNICAS, el analista internacional Nicolás Albertoni explicó el impacto de esta reunión para resolver las tensiones en el comercio internacional. Además, se refirió también al Mercosur, la posibilidad de que Argentina y Brasil permitan acuerdos bilaterales, y la posición que debería tomar Uruguay frente a este escenario.

– ¿Cómo evalúa el relacionamiento entre EEUU y China tras las reuniones entre representantes de los dos países?

– Lo que se ha visto realmente son señales de avance. Lo que hacía muy interesante a esta reunión, pero por el lado negativo, era que había pocos temas sobre la mesa. Es decir, era un diálogo un poco de sordos porque había muchos intangibles, había mucho tema filosófico. Prácticamente era EEUU pidiéndole a China que cambie su estructura económica, cosa que es impensable. Pero el primer punto objetivo, bueno, es la primera vez que se ven las caras después de aquella tregua que pusieron en el G20 en Buenos Aires que se vencería en marzo. Entonces es una buena señal, y es un buen momento también: estamos casi a mitad de camino de esa tregua para poder avanzar.

Yo creo que se puede ver alguna señal positiva, por lo que hemos visto en la primera reunión entre EEUU y China en Beijing. Es probable que un acuerdo potencial implique un aumento de las compras de soja y gas natural de parte de China a EEUU. Conociendo la lógica de Trump, puede mostrar esto también como una bandera de logro.

– ¿Tienen credibilidad las reuniones? ¿Hasta qué punto se podría esperar un resultado certero?

– Ahora pasan a tener un poco de credibilidad, primero porque son reuniones de tipo técnico. Es decir, son personas que van más allá de la filosofía. Y ahora, lo que sí está sobre la mesa, es un aumento de compras concretamente de soja y de gas natural por parte de China que parece que EEUU puso a consideración. Y también uno ve que de parte de China hay algunas señales de que efectivamente se da cuenta de que va a tener que cambiar en el mediano y largo plazo muchas de sus cosas. Porque yo creo que esto es lo central. Este tipo de debates está exponiendo mucho a China en términos internacionales políticos y más allá de que a uno le guste o no la visión de Trump, sí hay algo objetivo de todo esto que ha expuesto a China al decirle “usted no está haciendo las cosas bien en un comercio que tiene que ser libre para todos o más transparente, usted no está respetando mucha propiedad intelectual”.

El gran tema de esto, que es lo de la soja y el gas natural parece estar sobre la mesa, después está en cómo se van a cumplir estas cosas. No las compras concretamente, pero si se habla más de términos de referencia a la propiedad intelectual, y demás, van a tener que ser muy cautelosos en cómo se van a cuidar estos procesos, porque esto no es un acuerdo como lo era con Irán de tipo nuclear, que de alguna forma uno podía mandar observadores a ver si se avanzaba o no. Esto es comercio, aquí estamos hablando de miles y millones de empresas y miles de industrias, entonces es más difícil a veces el cuidar que esto se cumpla. Pero yo creo que varios de estos pasos que ya se dieron, que son el poner temas sobre la mesa, más lo que puede ser ver cómo se van a monitorear estos avances, yo creo que sí pasan a ser más certeras estas negociaciones.

Nicolás Albertoni

– La semana pasada se produjo una suerte de efecto dominó, donde Apple anunció que proyecta una pérdida en sus ventas, lo que terminó en una caída de la Bolsa de Valores. ¿Cree que estos hechos alertaron a EEUU respecto a un agravamiento en las tensiones con la potencia asiática?

– Efectivamente. Todas estas señales que estamos viendo en mercado de valores y demás, pasan a hacer más objetivo este análisis de parte del gobierno de Trump, que hasta ahora parecía un griterío de ambas partes, básicamente del lado de EEUU era un poco una lógica más típica nacionalista. Yo no dudo que ahora, iniciado este año, ya pasadas estas vacaciones de invierno de EEUU, sumado al apagado del gobierno, que Trump también habla de que está preparado para enfrentarlo por un año. Entonces, sumadas estas variables, más las fluctuaciones del mercado de valores, sumado también a una incertidumbre que se genera también por todas estas cosas, Trump dice: es como nuestra frase uruguaya, somos locos pero no comemos vidrio. Hay un límite en esto, y yo creo que Trump lo está viendo.

– ¿Puede la guerra comercial estar llegando a su fin? ¿O el crecimiento de partidos con posiciones nacionalistas a lo largo del mundo puede agravar las tensiones en un futuro próximo?

– Si algo nos deja claro esto es que más allá de resoluciones intermedias o paliativas, estamos viendo una lógica en el comercio mundial que quizá viene para quedarse. Y los mercados emergentes van a tener que prepararse para esto.

“Estamos viendo una lógica proteccionista en el comercio mundial que parece que vino para quedarse, y los mercados emergentes van a tener que prepararse para esto”

Hay un factor que explica por qué estaría para quedarse esta lógica de efecto reverso del libre comercio. Es en el nivel de transparencia de la política comercial. Hoy el gran desafío no es el arancel, esto que habla Trump que sube y baja, que esto más o menos lo podemos resolver en una negociación comercial; hoy es el mundo casi inexplorado de la política intangible, esa política aduanera, la que nos puso un poco Brasil cuando queríamos entrar a la aduana con nuestros lácteos. Bueno, si uno mira a nivel mundial y sigue estos números más claros, hoy el comercio está invadido de esas políticas intangibles, difícil de medir, difícil de denunciar.

Entonces, esa lógica es la que yo creo que es el gran desafío que va a tener el comercio en los próximos años más allá de ver magros avances entre dos potencias grandes. Parece que eso se está diluyendo hacia abajo, hacia otras “potencias intermedias” vamos a decir, y puede ser una lógica proteccionista que, lamentablemente, parece que vino para quedarse.


Uruguay, ¿proactivo y flexible ante la región?

– Pasando más a plano regional, ¿qué opinión tiene respecto a la intención de Brasil y Argentina de permitir acuerdos bilaterales a los países miembros del Mercosur?

– El 50% de esta historia es, efectivamente, lo que quieran hacer Brasil y Argentina, es decir, hacia dónde va el bloque. El otro, es qué va a hacer Uruguay como país, si efectivamente tenemos una estrategia definida.

– ¿Qué estima que puede ocurrir?

– Nosotros hasta ahora estamos en una lógica de unión aduanera de “cruzamos la calle los cuatro o no la cruza nadie”. Pero se llega a flexibilizar el bloque, y nos agarra a nosotros con una lógica de debate muy baja en términos de acuerdos comerciales, ahí sí empezamos a correr riesgos muy cercanos. A mí me parece bien la flexibilización en sí misma. Esto no es una defensa de libre mercado ni nada que se le parezca. La flexibilización en sí misma es una palabra buena, porque uno hace lo que más o menos tiene margen de hacer, no lo que le diga otro país. El tema es si la sabemos aprovechar para no quedar en desventaja. Si mañana Argentina me firma un acuerdo con un país asiático y yo no lo firmo porque nos pasamos dos años en el debate de si firmar o no con Corea del Sur, ahí yo ya sí paso a tener desventajas directas y riesgosas.

Entonces, me parece muy buena la flexibilidad, lo que sí tenemos que ser es proactivos de manera urgente en ver cuál es nuestra estrategia basándonos en diferentes escenarios a futuro. Ahí sí es que corremos riesgos. Porque obviamente, si bien existe flexibilidad, va a haber un margen de consulta, es decir, dirá Uruguay “quiero avanzar con Corea del Sur”. Bueno, y dirá Brasil “me acoplo a tu negociación, o negóciala solo, o demás”. Pero el tema es, ¿nosotros tenemos hoy un nivel de debate como para ser proactivos y flexibles? Tengo mis dudas.