Tanto en Estados Unidos (EEUU) como en la Unión Europea (UE) existe una gran preocupación respecto a que estas economías ingresen en una recesión económica. Si bien la llegada del verano en el norte podría retrasar que la eurozona ingrese en recesión (por el aumento esperado del gasto y los viajes), se advierte que el invierno podría ser muy duro para la economía del viejo continente. Pese a estos riesgos, tanto la Fed como el BCE deberán continuar con el proceso de normalización monetaria para intentar frenar la aceleración inflacionaria.
La amenaza de una recesión en EEUU y Europa concentra las preocupaciones de la agenda económica global. Aunque es siempre controversial, desde el punto de vista técnico se suele marcar una recesión económica tras dos trimestres consecutivos de caída del Producto Interior Bruto (PIB).
En ese sentido, EEUU podría estar ahora mismo en recesión. La mayor economía mundial registró una caída de 0,4% en el primer trimestre de 2022 respecto al último de 2021, por lo que de haber registrado una nueva caída de la actividad en el trimestre abril-junio, habría ingresado técnicamente en recesión. Eso se conocerá de forma oficial el próximo 28 de julio cuando se divulguen los primeros datos oficiales del segundo trimestre.
Los indicadores adelantados que se utilizan para anticipar la posible evolución de la actividad, como el PMI, y los nuevos datos de consumo, muestran que la posibilidad de que se haya registrado una nueva caída de la actividad en el segundo trimestre es cierta.
Winter is coming
El caso de Europa es algo diferente pero no menos preocupante. En la Eurozona se registró un crecimiento económico de 0,6% durante el primer trimestre del año, por lo que no podría ingresar en recesión técnica –al menos- hasta el tercer trimestre del año, si es que los datos del segundo trimestre son negativos. No parece ser el caso, puesto que los expertos internacionales estiman que la actividad económica se podría acelerar durante el verano boreal debido al aumento de los viajes y el gasto del ahorro generado durante la pandemia, en las dos temporadas anteriores.
Sin embargo, se advierte que la llegada del invierno en Europa será compleja para el bloque, principalmente por el impacto de la escasez de energía y la inflación.
El propio Banco Central Europeo (BCE) reconoce que existe un “riesgo de recesión técnica”.
En las minutas de su última reunión de junio, los miembros de la entidad admiten que los próximos trimestres serán difíciles, que habrá un crecimiento débil de la economía, y que está presente el “riesgo de recesión técnica”. También se advierte que el mercado laboral, que se ha mostrado sólido, podría comenzar a debilitarse en los próximos meses.
«Aunque las perspectivas de crecimiento a medio plazo parecían equilibradas en términos de riesgos, los próximos trimestres serán débiles y es necesario tener en cuenta el riesgo de una recesión técnica. Sin embargo, en general consideramos que la estanflación es un resultado poco probable», señalan las actas de la reunión.
Pese a los riesgos de recesión, tanto la Fed como el BCE deberán continuar con el proceso de normalización monetaria para intentar mitigar la escalada inflacionaria.
Ambos banco centrales han reafirmado su compromiso con el control de la inflación, determinando aumentos en sus tasas de interés de referencia.