Ronda de negociación debe tener en cuenta la caída del PIB para evaluar caída del salario real

Productividad > Para Moya y Mordecki no se debe incluir; Iturralde cree que debe trabajarse

Foto: MTSS

Tanto el Gobierno, como empresarios y trabajadores, y expertos privados reconocen el contexto de complejidad en el que se desarrollarán las próximas negociaciones salariales. Economistas consultados por CRÓNICAS evaluaron que será una negociación donde los actores deberán entender la importancia de hacer foco en el empleo. Gabriela Mordecki, del Instituto de Economía, evaluó que se debería “hacer que este año haya una pérdida del salario real equivalente a la caída del PIB”.

La llegada del Covid-19 al país “obligó a una adaptación” de la negociación colectiva, según lo reconoció en diálogo con CRÓNICAS el propio ministro de Trabajo y Seguridad Social, Pablo Mieres (ver CRÓNICAS del 12 de junio). Empresarios y trabajadores también hicieron foco en la complejidad para negociar que trajo consigo la pandemia, y ahora fueron economistas consultados por CRÓNICAS los que analizaron los Consejos de Salarios y Negociación Colectiva en este 2020 que viene transitando con bastantes turbulencias.

Expectativas

Según el economista Pablo Moya, de la consultora Oikos, la pandemia efectivamente condicionó las pautas iniciales que el gobierno tenía.

Coincidentemente, Agustín Iturralde, director ejecutivo del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), opinó que el Covid-19 vino a agravar una situación “ya muy compleja” del mercado laboral. Recordó que Uruguay ya venía de perder alrededor de 55.000 puestos de trabajo entre 2014 y 2019. A ello se sumaba “un comportamiento que puede parecer contradictorio”: el salario real había mantenido una leve tendencia al aumento, pese a que la cantidad de empleo había bajado.

Asimismo, ambos economistas coincidieron en que la expectativa de caída de 3% de la economía (cuando antes se esperaba que creciera entre 1,5% y 2%) tensó aún más la problemática del mercado laboral. En este sentido, concordaron en que el gobierno -“al menos en el corto plazo”, acotó Iturralde- le da más prioridad al empleo que a los salarios en este contexto.

En una visión complementaria, la directora del Instituto de Economía de la Facultad de Economía y Administración de la Universidad de la República (Iecon-UdelaR), Gabriela Mordecki, evaluó que todavía hay incertidumbre respecto a la cantidad de empleos perdidos. Según comentó, aún no se sabe cuántos de los trabajadores enviados a seguro de desempleo por suspensión retomarán sus puestos y cuántos de ellos terminarán desempleados.

En este sentido, y en la misma línea que sus colegas, señaló que lo que se propone es que se tome en cuenta la caída del PIB a la hora de negociar.

“Es muy difícil tener medidas sectoriales diferenciales para cada sector de negocios, pero eso también lo pueden acordar. Y, en función de eso, hacer que este año sí haya una pérdida de salario real equivalente -aproximadamente- a la caída del producto”, evaluó la economista. Sin embargo, se cuestionó si eso dará resultado en evitar la caída del empleo: “Simplemente le va a dar más holgura a los que recontraten a la gente”, puntualizó.

De esta manera, tanto Moya como Iturralde indicaron que esperan una ronda de negociación donde todos los actores entiendan la instancia particular que se atraviesa. “Creo que las expectativas son muy bajas, vamos a ir a una ronda de a un año en el que todos los actores van a entender la situación y van a asumir la misma con las complicaciones que tiene”, consideró el director ejecutivo del CED.

Por lo tanto, “esta no va a ser una negociación confrontativa”, añadió el economista de Oikos. “Generar cualquier dispersión que genere movilizaciones, pérdida de horas de trabajo, pérdida de salarios o de producción, sería bastante suicida”, aseveró Moya.

No es momento

Al ser consultados al respecto, tanto Moya como Mordecki coincidieron en que introducir el tema de la productividad en la negociación sería un error.

La coyuntura de crisis, tensión y medidas excepcionales que se introducen para hacer funcionar la negociación dificultan la noción de discutir la productividad y cómo medirla dentro de los Consejos de Salarios. “Me parece que introducir eso particularmente en esta negociación sacaría el foco de la discusión de mantener el empleo y sería poner sobre la mesa un elemento para discutir”, acotó Moya.

“A pesar de que una rama haya aumentado la productividad, si caen las ventas la productividad de poco sirve. El problema, hoy, viene por otro lado. En otro momento puede ser”, agregó Mordecki.

Sin embargo, Iturralde insistió en que la productividad tiene que trabajarse. “El camino de mejora de la productividad hay que recorrerlo, hay que hacer algunas reformas importantes”, sostuvo. Estas involucran la regulación del mercado laboral, al sector educativo, a inversiones en infraestructura en nuestro país, a capacitación técnico laboral mucho más específicas, “y esto lleva un tiempo”, añadió.


ACDE exhorta a “el esfuerzo de todos”

La Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) manifestó al gobierno su “honda preocupación por la coyuntura que atraviesa el país en materia de empleo y actividad” e hizo “hincapié en caminos de búsqueda de soluciones comunes”.

En una carta abierta entregada al ministro de Trabajo, Pablo Mieres, la organización manifestó la necesidad de plantear soluciones que ayuden a preservar las fuentes laborales y la rentabilidad de las empresas, para lo que “será necesario el esfuerzo de todos”.

“Del Gobierno, que deberá aplicar medidas diferenciadas y ajustadas en función de la realidad de cada rama de actividad y de acuerdo a los puestos de trabajo que puedan mantenerse o crearse. De los empresarios, trabajadores que aportamos capital para la generación de oportunidades, quienes tenemos que velar por la rentabilidad del emprendimiento y por el bienestar de nuestros colaboradores y sus familias, sabiendo posponer lo primero, si es necesario. De los colaboradores, que además de velar por su salario y las fuentes laborales, tienen que atender la rentabilidad y sustentabilidad de la empresa. Sin rentabilidad no hay empresa viable. Y sin empresas sólidas y competitivas no hay trabajo de calidad”, indica el comunicado.

De igual forma, el vicepresidente de ACDE, Diego Saavedra, sostuvo que “bregar por la rentabilidad de una empresa, supone cuidar las fuentes de empleo que esta pueda crear o mantener. Para los empresarios que comulgamos con los valores cristianos, no hay nada más doloroso que desvincular a un colaborador y siempre estamos dispuestos a postergar nuestra rentabilidad en pos del bienestar de los colaboradores”.