“El sistema financiero doméstico se encuentra estable y operando con normalidad. En este sentido, luce apto para facilitar el desempeño presente y futuro de la economía, al tiempo que cuenta con capacidades para gestionar los riesgos a los que se encuentra expuesto”.
Así lo señalan las conclusiones del Comité de Estabilidad Financiera del Banco Central del Uruguay (BCU), que evaluó la situación del sistema financiero y los potenciales riesgos que podrían afectarle.
De acuerdo al comunicado publicado por la entidad, el Comité identificó algunos factores como potenciales detonantes de una volatilidad mayor que la anticipada en los mercados financieros globales. En ese sentido, detalla que “los indicadores bursátiles de las economías avanzadas muestran crecimientos muy significativos, que parecen estar desacoplados del moderado dinamismo económico de estas economías y que tampoco pueden explicarse completamente por la reciente baja en las expectativas de endurecimiento de la política monetaria en Estados Unidos”. “La volatilidad en los mercados ha sido sumamente baja, lo que contrasta con la elevada incertidumbre sobre el curso de la política económica y el aumento de los riesgos geopolíticos”, fundamenta el Comité. De acuerdo a la evaluación realizada, “el apetito por el riesgo ha aumentado en un entorno de creciente apalancamiento y dificultades para cubrir los servicios de deuda en el sector corporativo no-financiero, tanto de economías emergentes como de avanzadas”.
En lo que refiere a las vulnerabilidades macro-financieras de algunas de las principales economías emergentes, se advierte que podrían determinar un menor dinamismo económico en estas economías, con fuerte repercusión global. En tanto, la situación regional muestra una modesta recuperación, aunque “no exenta de riesgos”.
En cuanto a la economía local, el Comité indica que continuará creciendo a un ritmo similar al actual, al tiempo que son “acotados” los factores de riesgo que podrían derivar en un deterioro de la situación macroeconómica doméstica. “No obstante lo anterior, las autoridades económicas continúan trabajando para mantener una senda de sostenibilidad de los indicadores financieros que complemente otras capacidades para la gestión de riesgos, tales como la flexibilidad cambiaria, el nivel de reservas internacionales, la estructura de endeudamiento del sector público y la disminución de descalces financieros en el sector privado”, detalla el comunicado.
Respecto al sistema financiero, describe que “los indicadores de los usuarios de crédito y del sector bancario se mantienen en niveles adecuados”. “El crédito se contrae levemente desde mayo tanto por factores de oferta como de demanda y su dinámica amerita un monitoreo constante. Los indicadores de solvencia, liquidez, riesgo de tipo de cambio implícito y morosidad del sector bancario son buenos. Este último se ha estabilizado luego de haber desmejorado levemente durante 2016 y la primera parte de este año. La ciberseguridad cobra creciente importancia ante la rápida digitalización de actividades financieras”, agrega el comunicado.
En ese sentido, se entiende que una vez evaluados los factores de riesgo, se concluyó que su materialización no tendría impactos significativos sobre la estabilidad del sistema financiero doméstico. “Esto se debe a la solidez del propio sector financiero, a su baja exposición a los riesgos identificados, así como a la naturaleza de los mismos y a las capacidades de la economía uruguaya para su gestión”.
“En síntesis, el mapa de riesgos para la estabilidad financiera en Uruguay no muestra señales de alerta ya que por su naturaleza, probabilidad de ocurrencia, impacto potencial y capacidades de gestión, los riesgos identificados podrían ser procesados por el propio sistema financiero sin ocasionar perturbaciones de carácter sistémico”, concluye el Comité.