En lo que va de la campaña electoral por las elecciones internas, algunos precandidatos a la Presidencia hicieron mención a la posibilidad de disminuir impuestos para mejorar el costo de vida de los uruguayos. Ignacio Umpiérrez, economista del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), compartió su opinión con CRÓNICAS acerca de estas promesas electorales, y desarrolló sobre la necesidad de pensar fuentes de financiamiento permanentes al momento de proponer cambios en la estructura impositiva.
El precandidato a la Presidencia por el Partido Colorado, Gabriel Gurméndez, prometió en febrero reducir impuestos por US$ 500 millones, más específicamente, a través del Impuesto a la Asistencia de la Seguridad Social (IASS) y el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF), devolviendo la mitad de los ahorros en las cuentas públicas a los uruguayos. “Hay una cantidad de uruguayos, trabajadores y gente joven que sienten que, a pesar de su esfuerzo, el impuesto al trabajo no les permite salir adelante”, sostuvo en un evento de presentación de su equipo económico realizado en el hotel Hyatt Centric de Montevideo.
Adicionalmente, la precandidata por el Partido Nacional, Laura Raffo, aseguró en marzo que “hay margen” para bajar impuestos y reducir el costo de vida.
En el programa de gobierno del Frente Amplio, a su vez, se propuso reducir el IVA a los bienes y servicios de primera necesidad, tendiendo a un IVA personalizado. También incluyeron la devolución de impuestos en general, tomando como antecedente el caso del Impuesto Específico Interno (Imesi) a los combustibles. Además, la precandidata Carolina Cosse planteó reducir la Contribución Inmobiliaria.
¿Cómo financiamos?
Ante la posibilidad real de implementar estas promesas electorales, Umpiérrez planteó que cualquier propuesta de disminución de impuestos o de incremento de gasto, debería también proponer fuentes de financiamiento permanentes. Las fuentes de financiamiento podrían ser varias. Una primera alternativa es aumentar otros impuestos, aunque el economista no lo ve razonable a la luz de la elevada carga tributaria que tiene Uruguay, sumado al alto costo de vida.
Una segunda alternativa podría ser el recorte de otros rubros de gasto. En cuanto al costo de la estructura burocrática estatal, Umpiérrez entiende que hay funciones que se superponen o que son ineficientes, por lo que allí hay una potencial fuente de generación de ahorros importantes vinculados a la no reposición de vacantes, la eliminación de algunos gastos de funcionamiento, la digitalización de ciertos procesos administrativos y la supresión de trámites innecesarios.
En otros rubros, Umpiérrez opinó que existen subsidios regresivos con baja rentabilidad social, por lo que es necesario discutir si al final del día vale la pena o no continuarlos. A su entender, es clave escapar de la lógica de presupuesto incremental, para ir hacia una lógica de presupuesto basado en resultados donde se busque abrir el presupuesto desde cero y se reasigne el gasto hacia donde “verdaderamente sea prioritario”.
Como tercera alternativa no convencional, Umpiérrez propuso buscar verdaderas fuentes de ingresos genuinos y permanentes que pueden estar atados, por ejemplo, a la apertura del capital de las empresas públicas y sus subsidiarias en el mercado de capitales, la venta de inmuebles de propiedad estatal, o un rediseño, por ejemplo, de los objetivos del Instituto Nacional de Colonización.
¿Qué impuesto tocamos?
Umpiérrez señaló que bajar el IASS sería regresivo, dado que es un impuesto que atiende a un conjunto de la población con una incidencia de la pobreza en un grado muy marginal -en el eje del 2%- y que es 10 veces menor que la pobreza de niños y jóvenes. “Se estaría agudizando la inequidad intergeneracional en un país donde la pobreza tiene cara de niño y el desempleo tiene cara de joven”, argumentó.
En el caso del IVA y las ideas de tender hacia un “IVA personalizado», el economista piensa que es algo que Uruguay debería empezar a explorar, pero que, desde el punto de vista de la distribución del ingreso, el mejor mecanismo sería ir por el gasto y no tanto por los ingresos. “Podría apuntarse a ese sector de la población -la clase media- con otras medidas de gasto que no afecten la estructura impositiva”, desarrolló.
Acerca del IRPF, Umpiérrez cree que efectivamente hay un espacio para avanzar y lograr que se trate más de un impuesto a la renta neta que a los ingresos.
¿Uruguay es caro por lo impositivo?
El país tiene una carga impositiva alta en la comparación regional, con un tercer lugar en el podio después de Brasil y Argentina en lo que respecta a la presión fiscal equivalente, según datos del Banco Interamericano de Desarrollo. Con esto en cuenta, Umpiérrez considera que se trata de un factor que explica parcialmente el alto costo de vida, pero no la totalidad del fenómeno. “No hay que tener como premisa que bajando impuestos vamos a dejar de ser un país relativamente caro, es algo más multifactorial”, introdujo. Las dificultades de competencia dentro del mercado uruguayo abarcan un problema sobre el que el país “se debe un debate”, porque afecta de igual manera al precio de vivir.