El economista Thorsten Beck, del Instituto Universitario Europeo, destacó que el desarrollo de innovaciones y nuevas tecnologías permitieron cambios importantes en los servicios financieros, que implicaron “un manejo mucho más eficaz del riesgo y menores costos asociados”. Esta situación, permitió “llegar a una clientela que los bancos no consideraban como viable”.
En los últimos 15 años el mundo asistió a un conjunto de innovaciones tecnológicas que han permitido nuevas formas de innovación financiera. Estos cambios técnicos, digitalización, la masificación de internet y la telefonía móvil, permitieron una explosión del consumo de datos, la aparición de la big data, la inteligencia artificial, el blockchain, entre otras, generando nuevos canales para proveer servicios financieros.
Así lo explicó Beck al inicio de su disertación “Tecnología e inclusión financiera”, realizada durante las Jornadas Anuales de Economía del BCU, donde se refirió al concepto de Fintech, que -grosso modo- definió como “tecnología permitiendo interacciones financieras que pueden dar nuevos modelos de negocios, nuevos procesos, con impactos sobre los mercados financieros”.
En materia de inclusión financiera, se refirió al porcentaje de la población adulta que usa cuenta bancaria, que en países europeos, EEUU y Canadá, superan el 90%, mientras que en América Latina el porcentaje es mucho menor, y ronda entre 60% y 80%.
Respecto a Uruguay, destacó que en los últimos años se constató un claro aumento en el porcentaje de población adulta que tiene una cuenta, pero señaló que los pagos móviles desde el celular tienen un porcentaje bajo en la comparación regional. “Es más bajo que el promedio de América Latina, mucho menos que Brasil y que Chile», sostuvo Beck, agregando que “la adaptación a la tecnología digital, en términos de pago, no parece tan fuerte en Uruguay como en otros países”.
Indicó que con las nuevas tecnologías el teléfono celular permite realizar pagos incluso sin una cuenta bancaria, tener información mucho más rápida y más eficiencia en los servicios de los bancos, con bajos costos en comparación con el costo de funcionamiento de una sucursal física. Asimismo, permite “crear y procesar un montón grande de datos”, lo que contribuye a “medir el riesgo de la clientela potencial con mucho más detalle que antes”.
Beck también indicó que la digitalización implicó un movimiento “de relaciones a transacciones”. Antes –detalló-, uno conocía al cajero de la sucursal, tenía un trato personal y si se quería un préstamo tenía que conocer al oficial de préstamos. Sin embargo, hoy existe “un modelo anónimo de transacciones donde todo se basa en datos” y la distancia física tiene mucha menos importancia.
“Eso implica un manejo mucho más eficaz del riesgo y menores costos asociados. A la vez, llegar a una clientela que los bancos no consideraban viable. Esa es la relación entre la digitalización y la inclusión financiera, que permite brindar servicios a una población que antes no era viable”, destacó.
Beck expuso casos de desarrollo de tecnologías financieras que tuvieron importantes impactos en sus respectivos países. Uno de ellos fue el caso de Kenia, un país donde había mucha desconfianza en los bancos y que a través de una compañía telefónica logró que se pudieran realizar transacciones de móvil a móvil. “Solo 30% tenía acceso a una cuenta bancaria, y había una demanda para el envío de remesas”, destacó. En este caso, resaltó el rol que jugó el banco central de Kenia, que no creó un marco regulatorio desde el comienzo, sino que brindó un permiso temporal para ver cómo funcionaba, y luego adaptó el marco regulatorio.
Aclaró que al comienzo “no todos estaban contentos” y en particular los bancos “hicieron mucho lobby” para evitar que saliera. Sin embargo, luego de que comenzó a funcionar, los bancos comenzaron a colaborar con la compañía telefónica para ofrecer servicios adicionales. “La innovación vino de fuera del sistema bancario, pero se adaptaron a la innovación”, comentó.