La curva de yield o curva de rendimiento invertida, que marca cuándo la deuda de corto plazo paga más que la de largo plazo, ha anticipado las últimas siete recesiones en EEUU y actualmente acumula cinco meses en esa situación. Esta semana se profundizó el diferencial rendimiento a niveles no vistos desde 2007, lo que reactivó los temores de recesión en la mayor economía mundial.
Estamos en un contexto económico global complejo y con creciente grado de incertidumbre sobre el futuro: la guerra comercial entre EEUU y China, la desaceleración del gigante asiático, la salida del Reino Unido de la Unión Europea, caída de la actividad en Alemania (la locomotora de Europa), crisis en Argentina, tensiones políticas entre Francia y Brasil, y la lista podría seguir.
A este convulsionado escenario, se le suma una señal que es vista como el preludio de una nueva recesión económica en Estados Unidos: La curva de yield -o de rendimiento- invertida. Esta curva, que refleja la diferencia entre las tasas de interés a corto y largo plazo de los bonos de un Estado, ha anticipado las últimas siete recesiones de la mayor economía mundial.
De acuerdo a lo explicado por un artículo del portal web BBC Mundo, cuando las tasas a corto plazo son más bajas que las de largo, la curva sube y eso es normal, ya que implica que las cosas van bien y la economía crece. Sin embargo, cuando las tasas a corto término son las que pagan más, eso quiere decir que los inversores no confían en la situación de la economía.
En ese sentido, economistas interpretan esa situación como una poderosa señal de que se avecina una recesión, y es exactamente lo que está sucediendo en EEUU que ya lleva casi medio año con la curva de rendimientos invertida.
De acuerdo a investigaciones realizas por Campbell Harvey, profesor de la Universidad de Duke, en las últimas siete recesiones la curva se invirtió al menos tres meses antes de que llegara la contracción.
Curva peligrosa
Esta semana particularmente la inversión de la curva de rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense se profundizó a niveles no vistos desde 2007, lo que reactivó los temores de una próxima recesión que generaron además una liquidación en Wall Street y que provocó, a su vez, una mayor demanda por la seguridad de los bonos.
De acuerdo a lo informado por la agencia de noticias Reuters, el interés por la deuda respaldó la demanda por una subasta de US$ 40.000 millones en papeles del Tesoro a 2 años, parte de la venta por un total de US$ 113.000 millones en renta fija del gobierno esta semana.
El Departamento del Tesoro vendió las notas a dos años con un rendimiento de 1,516%, el menor nivel para una subasta de este vencimiento desde setiembre de 2017. Por su parte, en el mercado abierto, los retornos de la deuda a 10 años operaron en 1,485%, una baja de 5,90 puntos básicos. El lunes 26 marcaron su mínimo de tres años de 1,443%. Mientras, las notas a dos años rindieron 1,529%, con un retroceso de 2,30 puntos básicos, después que en la víspera cotizaron en un piso desde setiembre de 2017.
Según datos del proveedor global de datos financieros Refinitiv, el diferencial entre las notas a tres meses y los bonos a 10 años aumentó a 52 puntos básicos, un nivel no visto desde marzo de 2007.
”El nivel de tensión y volatilidad es persistente. El mercado no está convencido de haber encontrado una base”, dijo Bruno Braizinha, estratega de tasas de Bank of America Merrill Lynch, según consignó Reuters.
¿La inexorable ley?
Pese a lo concreto del pronóstico que implica la curva invertida, no existe un consenso entre los analistas respecto a la inevitabilidad de una nueva recesión. De hecho, hasta el momento el desempleo en Estados Unidos se encuentra en mínimos históricos y la economía continúa creciendo de forma pujante.
Sin embargo, otros expertos advierten que si la guerra comercial entre Estados Unidos y China continúa y los conflictos geopolíticos a gran escala generan demasiada incertidumbre, los mercados comenzarán a dar señales más claras de que el pesimismo está ganando terreno entre los inversores, lo que podría llevar a una nueva contracción de la economía.