El Tratado de Libre Comercio (TLC) entre el Mercosur y “el pequeño hermano de la Unión Europea”, el EFTA (conformado por Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza), está en etapa de control y traducción de los textos jurídicos, y la intención de ambas partes es poder firmar el acuerdo antes de que finalice el año en curso. Expertos de ambos bloques destacaron las ventajas del acuerdo, aunque también advirtieron las dificultades para su ratificación.
El tema se abordó durante la conferencia “TLC Mercosur-EFTA” organizada por la Fundación Rioplatense de Estudios (FREE) de la que participaron, Valeria Csukasi, embajadora y directora general para Asuntos Estratégicos de Integración y Mercosur del Ministerio de Relaciones Exteriores, y Martin Strub, embajador de Suiza en Uruguay.
El diplomático suizo destacó la importancia del comercio exterior para su país, bajo una política de fomentar el libre comercio y evitar la discriminación de mercados. Sin embargo, señaló que “no es sencillo”, ya que hay “muchos desafíos”: La OMC prácticamente paralizada, una guerra comercial con tendencia hacia el proteccionismo que “es preocupante”, políticas agrícolas en muchos países –“y no excluyo a Suiza”- que no favorecen el comercio, y la propiedad intelectual.
Strub explicó que es el EFTA, la Asociación Europea de Libre Comercio, es “el pequeño hermano de la Unión Europea”, y está integrada por cuatro países: Islandia, Noruega, Liechtenstein y Suiza. A diferencia de la UE, no es una organización supranacional, con organismos o podres, sino simplemente una asociación entre países, lo que explica por qué cada miembro puede negociar de forma bilateral. Aclaró que no hay un arancel exterior común, sino que “los países son libres”.
Si bien reconoció que son países con un PIB en términos absolutos bajo, similares a los del Mercosur (excepto de Brasil por su gran tamaño), si se miden en PIB per cápita la situación cambia, ya que son países de un alto nivel de ingresos.
Por su ubicación geográfica, obviamente el principal socio comercial de los países del EFTA es la Unión Europea (UE), a donde va el 55% de las exportaciones, seguido por Estados Unidos con el 11%, China con el 8%, y el agregado “otros socios con los que tenemos TLC” que equivale a un 13%.
En cuanto al comercio bilateral entre el EFTA y el Mercosur, destacó que ha crecido principalmente por las exportaciones de Suiza. Por su parte, Islandia y Noruega registran más importaciones que exportaciones. No se brindaron datos de Lietchenstein porque “maneja cifras muy bajas” de comercio con el Mercosur.
Strub señaló que la evidencia histórica marca que luego de concretar un TLC el comercio crece bastante, tanto en exportaciones como en importaciones.
El acuerdo entre el EFTA y el Mercosur actualmente está en una etapa de control y traducción de los textos jurídicos, y la intención es que esté pronto para firmar a finales de este año. Luego vendrá la etapa de la ratificación parlamentaria e incluso la posibilidad de algún referéndum que podría complejizar su aprobación. En cualquier caso, la entrada en vigor no será antes de 2021 o 2022.
Pese a las dificultades que plantea el camino, el embajador suizo se manifestó “optimista” de arribar a un buen acuerdo.
Win-win
Por su parte, Csukasi, quien fue presentada como “una de las más brillantes negociadoras”, destacó la importancia que tiene este acuerdo, pese a que tiene menor prensa que el firmado con la UE. “Es un acuerdo diferente, del que no se habla todo lo que se tendría que hablar. Se escucha mucho del acuerdo Mercosur-UE (…), pero a este le tengo un cariño especial, porque se negoció muy bien en sólo dos años”, destacó la embajadora uruguaya.
Subrayó que fue un acuerdo con voluntad de las cuatro partes europeas y las cuatro partes sudamericanas, con un “espíritu pragmático” y “donde todos salíamos de las negociaciones pensando que habíamos ganado algo”.
Destacó que puede parecer un acuerdo chico porque son economías pequeñas, pero tienen un PIB per cápita alto, por lo que puede ser un punto de lanzamiento para una larga cadena de otros acuerdos.
Destacó que los consumidores de los países del EFTA tienen “mayores demandas” y “exigen mayor calidad” tanto en materia de productos, como de requerimientos medioambientales y laborales. Esa situación implica “una oportunidad enorme” para Uruguay, según la experta.
Evaluó que se trata de un “acuerdo ambicioso que va más allá de la negociación tradicional”, implica áreas de cooperación, y –a su entender- “se defiende muy fácil”, ya que para aquellos sectores que tienen “temores” se acuerdan determinados cupos por cuotas.
“Son cuotas muy valiosas, pero que respeta las sensibilidades de los socios del EFTA”, subrayó. Puso como ejemplo la cuota de 3.000 toneladas de carne, que “puede parecer poco” en comparación con las 99.000 acordadas con la UE, pero que son muy importantes para economías como la uruguaya. Otro ejemplo fue con el vino: Suiza tiene buena producción de vinos blancos, mientras que Uruguay y Argentina se destacan por sus tintos, por lo que se acordó “cuotas de vino tinto”.
Csukasi destacó que “hay productos que se van a beneficiar desde el día uno”, como los cítricos, la carne o el arroz, lo cual “es muy bueno” porque se van a “ver resultados inmediatamente”. También destacó que el Mercosur abre mercado atractivos, por ejemplo, para la pesca, sector muy relevante para los países del acuerdo europeo.
La embajadora destacó que la intención es que el acuerdo se firme antes de fin de año, cuando finaliza la presidencia pro tempore del Mercosur de Uruguay. “Esperemos que el 2020 sea el año de la firma del acuerdo”, señaló.
Ni un paso atrás
En su disertación, Csukasi destacó la política de Uruguay de avanzar en la apertura comercial y generar acuerdos de comercio, algunos ya acordados -como con la UE y el EFTA-, y otros en etapa de negociación o inicio de conversaciones -como Canadá, Corea, Vietnam, Indonesia, entre otros-. Subrayó que la pandemia del Covid-19 complejizó algunas negociaciones. “Si este año no hubiésemos tenido pandemia capaz hubiésemos podido avanzar antes”, comentó.
Por último, subrayó que la política de apertura ha sido permanente por parte de Uruguay, y más recientemente fue acompañado por sus otros socios del Mercosur. “Uruguay es un país que busca y que necesita abrirse”, remarcó.
Consultada respecto a las declaraciones de Alberto Fernández de frenar el acuerdo con la UE, Csukasi dijo que le preocupan de igual forma que otras cosas que pasan en el mundo en general. Sin embargo, evaluó que más allá de algunas declaraciones, el acuerdo con la UE va a continuar por el proceso por el que se venía. “Más allá de mucho ruido mediático, el acuerdo no tiene marcha atrás”, subrayó.