Tal cual lo prometiera en su campaña, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que cuando asuma retirará al país del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), ya que lo considera “un desastre potencial”. “En cambio, negociaremos acuerdos comerciales bilaterales que generen empleos e industria en EE.UU. otra vez”, señaló Trump, a través de un video difundido en internet donde da cuenta de sus planes para sus primeros cien días al frente de la Casa Blanca.
El TPP fue firmado en febrero de este año por doce países que en conjunto representan el 40% de la economía mundial, aunque todavía debe ser ratificado, y es considerado como una de las partes más importantes de la política comercial del actual presidente Barack Obama.
El primer ministro japonés, Shinzo Abe, fue uno de los primeros en reaccionar al anuncio de Trump y dijo que sin Estados Unidos, el acuerdo no tiene sentido.
Para entrar en vigor, el acuerdo tiene que haber sido ratificado en febrero de 2018 por al menos seis países que, en su conjunto, representen el 85% de la producción económica del grupo.
Sin embargo, hay un país que recibió con beneplácito el anuncio. El gobierno de China, a través de su Ministerio de Relaciones Exteriores, aseguró que “cumplirá su rol» en la promoción de la integración económica en Asia y el Pacífico. Es que la decisión de Trump, le abre el camino al gigante asiático para asumir el liderazgo que actualmente ostenta Estados Unidos en materia comercial y diplomática en Asia.
Durante años, Pekín escuchó decir a la administración Obama que el acuerdo era una manera de formalizar el liderazgo estadounidense en Asia. China no está incluida en el TPP y Obama hizo todo lo posible para recordar que eso no era casualidad.
Es que según sus defensores, el TPP permite a EE.UU. – y no a países como China- escribir las reglas en el siglo XXI, algo especialmente importante en una región tan dinámica como la de Asia-Pacífico.
Pero no solo se trataba de las reglas para el comercio. El TPP era una parte esencial del «eje estratégico» en Asia de la administración Obama.
Al ser consultado respecto a si China sería beneficiada por la salida de Estados Unidos del TPP, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Geng Shuang, dijo que su país tiene una actitud abierta hacia cualquier acuerdo que promueva el libre comercio regional. China está dispuesta, con otros países, a promover el proceso de integración económica en la región de Asia-Pacífico en beneficio de los pueblos de la región, dijo Geng en una rueda de prensa diaria, consignado por la agencia de noticias Reuters.
«Creo que en este proceso, China hará su propia contribución y desempeñará su propio papel», agregó Geng.
China ha impulsado su propia Asociación Económica Integral Regional (RCEP), que excluye a Estados Unidos. Se trata de un acuerdo comercial más tradicional, que consiste en reducir los aranceles en lugar de abrir las economías y establecer normas laborales y ambientales, como lo haría el TPP.