Algunos servicios tradicionalmente calificados como no transables, a raíz de los avances tecnológicos y la creciente globalización de las últimas décadas, han sufrido cambios en su definición y abarcabilidad. Ante ello, CRÓNICAS consultó a los economistas Pablo Moya y Florencia Zufiría, quienes coincidieron en que las exportaciones de servicios “no tradicionales” han crecido en los últimos años, representando “mayor peso” en el total de las ventas al exterior.
Los avances en materia tecnológica y el grado de globalización que estos han permitido han cambiado ciertos paradigmas económicos. Aplicaciones que acercan vendedores a compradores, plataformas que venden servicios de manera internacional y profesionales que teletrabajan venden sus servicios al extranjero en sectores como el audiovisual, la programación y telecomunicaciones, son un claro ejemplo de ello.
Estos aspectos que se ramifican en el mercado local y las soluciones que brindan hacen parte del asunto y configuran un nuevo tema de discusión al que prestar atención.
Según explicó Florencia Zufiría, economista de CPA Ferrere, en el caso de Uruguay, estos no se relacionan tanto al desarrollo de esas aplicaciones en específico, pero sí al desarrollo de tecnología que permite la exportación de servicios que antes “solo podían llevarse a cabo localmente”.
Estos incluyen actividades profesionales, financieras, de informática, empresariales e incluso audiovisuales, que se exportan a destinos como Estados Unidos o Reino Unido.
Al respecto, Pablo Moya realizó una apreciación y resaltó que, por ejemplo, un servicio de contabilidad, que antes se realizaba localmente, actualmente “es algo que no tiene fronteras”, lo que explica los límites difusos que pueden existir a la hora de hablar sobre este tema. “De hecho, las empresas brindan servicios para el exterior estando en el Uruguay, lo que lo convierte en un servicio transable, y como tal entra dentro de las reglas del mercado global y no del mercado local”, destacó el economista.
Beneficios para el sector exportador
Una aproximación a entender esto es que los bienes transables (que se comercian con el exterior) fijan sus precios en función de una lógica de oferta y demanda global, mientras que los bienes no transables lo hacen según la dinámica interna del país. Sin embargo, muchos bienes y servicios tradicionalmente no transables se ubican en un limbo, o directamente se convierten en transables.
“No solo cumplen las reglamentaciones locales, sino que compiten con el resto del mundo, no con un mercado. Cuando brindo mis servicios a una empresa extranjera, compito con los otros prestadores de ese servicio en ese país, pero además compito con los servicios de otros extranjeros que compiten en ese mismo mercado”, explicó Moya.
Sobre esto, Zufiría explicó que uno de los impactos que trae esta redefinición se pueden ver en la estructura de las exportaciones uruguayas, que han sido “tradicionalmente agropecuarias”.
En este sentido, agregó que en particular las exportaciones de servicios no tradicionales ha crecido de forma “importante” en los últimos años y ha cobrado “mayor peso” en el total de las ventas al exterior.
“Esto también significa un mayor ingreso de divisas en el país, lo que implica presiones a la baja del tipo de cambio y fue uno de los motivos que explicó la apreciación de la moneda uruguaya a principios de este año”, señaló la economista.
Según datos de Uruguay XXI, en el año 2022 aumentaron un 43% con respecto al 2021, emplean a aproximadamente 33.000 personas y existen aproximadamente 600 empresas vinculadas al sector.
Ambos especialistas coincidieron en que es “esperable” que las exportaciones de servicios globales en Uruguay sigan en aumento y se “acoplen” a la tendencia internacional, que indica un sostenido incremento de estas, en un sector que permanece dinámico, es competitivo, logró insertarse en el mercado internacional y diversificar destinos.
En lo que respecta a los datos que arroja la Balanza de Pagos que publica de forma trimestral el Banco Central del Uruguay (BCU), que permiten conocer la evolución de las exportaciones del sector no tradicional, en los últimos 12 meses alcanzaron US$ 3.127 millones.
Consideraciones sobre el impacto
Para Moya, la instalación de estas tendencias afecta de manera positiva, porque parte del sustento para países pequeños y de poca profundidad en sus mercados como Uruguay, “lo mejor que le puede pasar es abrirse al mundo”.
“Bajo la premisa de que la competencia lo que genera son eficiencias y no perjuicios, con algunas restricciones o cuidados cuando los mercados no eran de libre competencia, pero salvando todos estos supuestos, creo que lo que genera es una competencia, y lo que genera la competencia es una mejora en el producto en cuanto al servicio”, resaltó el especialista.