La Comisión Europea mantuvo sus previsiones de expansión de la actividad económica de la zona euro y aumentó levemente las perspectivas de inflación, aunque la actualización, divulgada ayer jueves, no incluye los posibles efectos sobre la economía de la propagación del coronavirus. El propio órgano Ejecutivo de la Unión Europea reconoció que la epidemia constituía el principal riesgo a la baja en su pronóstico.
La Comisión Europea mantuvo ayer jueves su pronóstico de un crecimiento moderado en la zona euro para este año y el próximo, aunque aumentó ligeramente su proyección de inflación, según informó la agencia de noticias Reuters.
De acuerdo a las estimaciones provisionales de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) y la inflación de los consumidores de los 19 países que comparten el euro para 2020 y 2021, la Comisión dijo que el crecimiento de la zona euro se mantendría en el 1,2% este año y el próximo, como sucedió en 2019.
“Las perspectivas para 2020 y 2021 no han cambiado (…) ya que los acontecimientos más positivos se ven contrarrestados por los negativos en otros lugares”, señaló la Comisión, que constituye el órgano Ejecutivo de la UE.
Por su parte, indicó que es esperable que la inflación se acelere ligeramente debido a la probabilidad de que el aumento de los precios del petróleo y el efecto de unos salarios más altos se trasladen a los precios básicos. De esta forma, se elevó el pronóstico de crecimiento de los precios al consumidor al 1,3% en 2020 y 1,4% en 2021, desde el 1,2% y 1,3% respectivamente previstos el pasado mes de noviembre.
El Banco Central Europeo quiere mantener la inflación ligeramente por debajo del 2% a medio plazo, y ha estado comprando deuda pública en el mercado secundario para inyectar más efectivo al sistema bancario y estimular los préstamos.
Efectos adversos
Pero estas proyecciones no toman en cuenta los posibles efectos del coronavirus, y la propia Comisión interpreta que la propagación de la enfermedad y su impacto en la economía global constituyen el principal riesgo para sus previsiones.
La propagación del coronavirus y el freno que ha generado en la producción china (que representa un 16% del PIB mundial) pone en riesgo la manufactura en plantas europeas, y podría significar un duro golpe para sectores como el turismo. Los efectos ya se están sintiendo en la economía europea, como pudo verse con la cancelación de la celebración de grandes eventos, como el Mobile World Congress de Barcelona.
El Ejecutivo comunitario lo incluyó como el principal riesgo para la economía europea, pero no tuvo en cuenta su efecto al revisar estos indicadores, al considerar que es «demasiado pronto para evaluar el impacto macroeconómico» del coronavirus en este momento.
El comisario europeo de Asuntos Económicos, Paolo Gentiloni, ya había advertido la semana pasada, al día siguiente de la fecha de corte, que el coronavirus es un elemento «que podría tener consecuencias económicas que aún no podemos evaluar seriamente».