“Uruguay avanza lento, pero bien orientado, aunque es clave acelerar la marcha y evitar retrocesos”, sostuvo el director ejecutivo de Ceres, Ignacio Munyo, en la tradicional presentación de fin de año que realiza la institución. Si bien destacó que la política macroeconómica es una política de Estado que genera elogios, advirtió que el crecimiento es “escaso”, el país es “muy caro” para los negocios y el déficit fiscal se ubica en una situación preocupante. En ese sentido, sostuvo que el próximo gobierno “no tendrá margen para aumentar el gasto ni subir impuestos”, por lo que deberá apelar a mejorar la “eficacia del Estado”.
El Centro para la Realidad Económica y Social (Ceres) realizó su tradicional encuentro de fin de año en el Club de Golf de Punta Carretas, con una presentación titulada “¿Qué necesita Uruguay para avanzar en el camino del desarrollo? Reflexiones en la previa del año electoral”, y que estuvo a cargo de su director, el economista Ignacio Munyo.
Durante el evento, sostuvo que “Uruguay avanza lento, pero bien orientado, aunque es clave acelerar la marcha y evitar retrocesos”, y agregó que el próximo gobierno “no tendrá margen para aumentar el gasto ni para subir impuestos” por lo que habrá que apelar a incrementar la “eficacia del Estado”. Estimó que justamente eso constituye “un gran cuello de botella para el desarrollo” y que será clave lograr un “adecuado diseño de las políticas públicas” con “buena implementación para que funcionen correctamente”.
“Uruguay arranca el año electoral con una economía con bajo crecimiento, relativamente cara y con una situación fiscal delicada”, indicó Munyo, agregando que la futura administración, debería “extremar esfuerzos para lograr incorporar gerentes profesionales en cargos de alta especialización dentro del Estado”.
Además, valoró que la eventual aprobación del plebiscito que impulsa el PIT-CNT para reformar la seguridad social generaría un “efecto dañino muy grande” (ver recuadro).
Respecto al escenario internacional y regional, el director de Ceres no fue demasiado optimista, al sostener que el mundo experimenta una «fragmentación global» debido a conflictos como la guerra en Ucrania y el enfrentamiento entre Hamás e Israel. La economía global muestra una desaceleración, proyectándose un crecimiento del 3% en 2023, menor al del año anterior, y una disminución aún más pronunciada en 2024. En cuanto a los precios de alimentos y petróleo, se prevé que se mantengan estables, aunque ello estará condicionado al desarrollo del conflicto en Medio Oriente.
En el ámbito regional, destacó la transición en Argentina hacia el gobierno de Javier Milei, que se compromete con un riguroso plan de reducción del gasto equivalente al 15% del PIB, a implementar en un gobierno con minoría legislativa. Por su parte, en Brasil, se observa una mejor performance inflacionaria y de crecimiento, con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva apurado por concluir el acuerdo Mercosur-Unión Europea.
Estabilidad macro
En medio de esta coyuntura incierta, Munyo destacó que Uruguay demuestra una gestión macroeconómica como política de Estado, siendo apreciada por inversores y calificadoras de crédito a nivel internacional. Esta percepción favorable de los mercados se refleja en un riesgo país de 87 puntos básicos, el más bajo de la región.
Sin embargo, lanzó algunas advertencias. Afirmó que el crecimiento es “escaso” y, como muestra el tipo de cambio real bilateral con los principales socios comerciales, el país es “muy caro” para los negocios. Además, mostró su preocupación por la evolución del déficit fiscal del país (4,4% a setiembre), el mismo que en 2019, así como por el aumento de la deuda pública (68,2% del PBI), mayor a cuatro años atrás. En ese sentido, también mencionó que en el periodo actual hubo un incremento del gasto público de 2,9%, lo que deja niveles de gasto público en el entorno del 30% del PBI, similar a lo que se tuvo en los últimos 10 años. En preludio a la campaña electoral, afirmó que “no hay margen para aumentar el gasto ni subir impuestos”.
“Es hora de avanzar en la calidad de un Estado que ayude”
Durante su conferencia, Munyo presentó el Monitor de Desarrollo de Uruguay de Ceres, el cual abarca cuatro pilares de progreso multidimensional: crecimiento, bienestar, convivencia social y sostenibilidad ambiental. Este monitor exhibe la evolución de los últimos años y realiza comparaciones a nivel internacional.
Del mismo se concluye que hasta mediados de la década de 1950, Uruguay se situó dentro del rango del crecimiento económico en comparación con los países que integran el Grupo Objetivo, compuesto por 17 países que comparten tamaño y calidad de la democracia, y tienen un alto estándar de desarrollo humano. Sin embargo, el país gradualmente comenzó a alejarse de esa tendencia en los años subsiguientes.
Según Munyo, la dificultad del modelo uruguayo no reside en la orientación, sino en la velocidad. “El Estado no es operativo para salir de la inercia en la que estamos”, afirmó. Según evidencia de recientes estudios internacionales, Uruguay se enfrenta al desafío de mejorar la calidad, la confianza y la efectividad de sus normativas gubernamentales, lo cual Munyo describió como las prácticas de un “buen gobierno”.
Para superar los obstáculos, el economista ve con optimismo la actual reforma del Estado en marcha, la cual busca mejorar los incentivos a través de cambios en la carrera administrativa. Sin embargo, advirtió que estos cambios serán lentos, ya que no son fáciles de implementar. En la misma línea, hizo alusión al proyecto de ley aprobado en Diputados que busca mejorar la coordinación y el ordenamiento de las políticas públicas dirigidas a la atención de la primera infancia, niñez y adolescencia.
Con el objetivo de abordar los problemas del Estado, Munyo propuso el plan «100 orientales», que establece puestos gerenciales profesionales para mejorar la eficacia de la administración pública. Esta medida ayudaría a superar las deficiencias estatales en la implementación de políticas. “Es hora de avanzar en la calidad de un Estado que ayude, impulse, trate a las personas con justicia y dignidad, pero que jamás sustituya a la sociedad en la toma de decisiones”, afirmó.
Reforma propuesta por el Pit-Cnt “va a contramano del desarrollo”
El cierre de la disertación de Munyo estuvo concentrado en la “profunda preocupación” que le genera el contenido del plebiscito promovido por el PIT-CNT, que busca incorporar en la Constitución la estatización del sistema previsional actual. De aprobarse, advirtió, supone “un enorme problema que complica toda la agenda de desarrollo”, puesto que “va a contramano del desarrollo”.
Munyo advirtió respecto a 10 consecuencias negativas si la propuesta fuera aprobada: un incremento en el gasto por mayores pasividades, aumento del gasto por la baja de la edad de retiro, posibles juicios al estado, aumento de impuestos, marcha atrás a la unificación de las cajas estatales y paraestatales, efectos regresivos en la distribución del ingreso, reducción del ahorro privado, riesgo cierto de perder el grado de inversión, daño a la seguridad política, y perjuicios para la agenda de desarrollo que el país necesita.