Para el director ejecutivo del CED, Hernán Bonilla, las recientes negociaciones entre Argentina, Brasil y EEUU “dan una señal aperturista fuerte”, pero también “contradictoria”, teniendo en cuenta el acuerdo del Mercosur con la UE. Por otro lado, el investigador en negocios internacionales, Gonzalo Oleggini, señaló que “no hay duda” que el acuerdo se debe negociar desde el bloque entero.
Por Ignacio Palumbo | @ignacio_palumbo
Mercosur firmó el acuerdo con la Unión Europea (UE). Tras 20 años de negociación, finalmente se concluyó lo que ahora se denomina como el acuerdo más grande o importante de la historia del bloque sudamericano.
Pero además, este cierre parecía marcar el fin del Mercosur dividido o fragmentado que se venía manteniendo hace años. Firmar con Europa pareciera darle una nueva imagen al bloque, más fresca, de apuesta al diálogo, en busca de modernizarse.
Sin embargo, el festejo parece haber durado poco.
A menos de una semana del cierre con la UE, desde Brasil se hablaba del inicio de negociaciones de un acuerdo con Estados Unidos (EEUU). Pronto, Argentina también se sumó a la iniciativa, dejando así a las dos economías pequeñas del bloque -Paraguay y Uruguay- aparentemente afuera de las negociaciones, mientras los dos grandes se iban a dialogar con una de las mayores potencias a nivel mundial.
Que no sale, que son ellos, que somos todos
En diálogo con CRÓNICAS, diversos expertos analizaron la posibilidad de que estas negociaciones culminen efectivamente, en la firma de un acuerdo entre los tres países.
Pablo Moya, economista de la consultora Oikos, opinó que hay “baja probabilidad” de que se lleve a cabo, ya que “se da dentro de una afinidad desde el punto de vista ideológico de los jefes de Estado” de los tres países. Es decir, ambos mandatarios sudamericanos -principalmente Jair Bolsonaro, brasilero- estarían intentando “pegarse” a “ciertas políticas” del mandatario estadounidense, Donald Trump.
Para el director ejecutivo del Centro de Estudios para el Desarrollo, Hernán Bonilla, la movida por parte de los vecinos uruguayos significa una “apuesta importante” de su parte. “Dan una señal aperturista fuerte, interesante”, reflexionó, aunque también es una señal “contradictoria”; al mismo tiempo que el Mercosur logra un acuerdo muy importante con la UE, ellos “se abren por su cuenta” para negociar con EEUU. Además, señaló que es necesario tener más información de parte de Argentina y Brasil, si pretenden que sea una negociación entre ellos dos y EEUU, o si van a involucrar al Mercosur.
En este sentido, instó a que Uruguay debería “conversar” con los gobiernos vecinos para ver qué rumbo piensan tomar.
Sin embargo, el investigador en negocios internacionales Gonzalo Oleggini hizo un análisis distinto de la situación. Si bien las negociaciones pueden estar hoy lideradas por Argentina y Brasil, “no hay duda que lo que en verdad se está negociando es un acuerdo entre el Mercosur y EEUU”.
En cuanto a las posibilidades de concreción, concordó en que se debe a un alineamiento político-ideológico entre los tres mandatarios. Así, “no parece para nada descabellado” una negociación entre la potencia y el bloque, comentó, siempre y cuando exista “este posicionamiento político actual”.
“Un cambio político en Argentina (en las próximas elecciones nacionales de ese país) en octubre cambiaría mucho de estas cosas. Yo creo que desaparecería de arriba de la mesa esta negociación, eso no cabe la menor duda”, añadió el magíster.
Siempre me dejan afuera
Ante este escenario, entonces, ¿qué hace Uruguay?
La respuesta, evidente para los tres expertos, es que Uruguay debería unirse y formar parte de las negociaciones, en caso que éstas avancen y vayan encaminadas hacia algo más concreto.
El problema es el momento en que surge el tema. El reciente acuerdo con la UE, sumado al fervor del año electoral que transita el país, podría no darle la relevancia suficiente al tema. A modo de proyección, Oleggini tomó en cuenta estos dos factores y estimó que “por lo menos hasta diciembre” no es algo que genere importancia, a menos que los países vecinos logren algún avance.
Mucho cuidado
Más allá de la buena relación que Bolsonaro y Mauricio Macri, presidente argentino, tengan con Trump, también es una realidad que la política internacional de este último es volátil.
Con este escenario en mente, ¿es una buena idea que el Mercosur -o Uruguay- negocie con alguien que amenaza con tarifas y aranceles a diestra y siniestra?
Bonilla lo resumió de la mejor manera posible: “siempre que se puedan negociar tratados de comercio hay que negociarlos. Para Uruguay un TLC con EEUU sería muy importante y muy positivo”.
Resaltó, además, que los acuerdos se tratan de “algo que queda”. Por más que Trump sea reelecto en las elecciones del año próximo, eventualmente dejará la Presidencia, pero este acuerdo seguirá, “y los beneficios se ven a largo plazo”.
Oleggini también se mostró favorable a esta idea, sosteniendo que no se puede “atar” al momento político actual y nada más. A pesar de ello, sí es un riesgo la política de Trump: “es una complejidad”.
Por último, Moya fue certero. Para él, el mandatario estadounidense “está más para las declaraciones rimbombantes” que realmente los efectos económicos que podría tener el cierre de un acuerdo con Uruguay.
“Creo que Uruguay no pierde nada en iniciar una negociación, sabiendo que eso puede deparar muchos vaivenes”, finalizó.