Luego de Argentina, Uruguay es el país del Mercosur donde se registra una mayor incidencia negativa del consumo privado, y es el país donde el consumo público tuvo la mayor incidencia negativa. De esa forma, es la economía del bloque que se encuentra más lejos de los niveles previos a la pandemia, según un informe elaborado por el Cinve. Mientras que Brasil y Paraguay ya lograron recuperar lo perdido por la crisis generada por el covid-19, en el caso de Argentina y Uruguay “deberán esperar hasta el año 2023 para que los niveles anuales del PIB se ubiquen por encima de los registros de 2019”.
De los cuatro países que conforman el Mercosur, Uruguay es el que se encuentra más lejos de los niveles económicos previos a la pandemia, de acuerdo a un informe que elaboró el Centro de Investigaciones Económicas (Cinve). Allí se advierte que existe una “gran heterogeneidad” de comportamientos entre los países miembros del bloque respecto a la superación de la crisis que provocó el covid-19. Mientras que Paraguay y Brasil parecen haber registrado una recuperación del PIB en forma de “V” (fuerte caída pero rápida recuperación), en el caso de Argentina y Uruguay “las perspectivas son menos alentadoras” y “habría que esperar hasta 2023 para superar la profunda caída de la actividad económica ocurrida en el año 2020”.
El informe del Cinve detalla que en el segundo trimestre de 2020 (el primer trimestre de la pandemia) todas las economías del Mercosur tuvieron importantes contracciones del PIB. El desplome más brusco se observó en Argentina, que cayó a una tasa desestacionalizada del 20%, mientras que Brasil y Uruguay tuvieron una contracción del 11% y Paraguay fue el menos afectado, con una caída de 7,5%. “A partir de ese momento las trayectorias de los niveles de actividad se fueron diferenciando. Al finalizar el año 2020, Paraguay había más que recuperado el nivel del PIB de 2019, y Brasil estaba próximo a lograrlo. Sin embargo, las economías de Argentina y Uruguay se mantenían por debajo de sus niveles de actividad previos a la crisis sanitaria”, señala el análisis. Por su parte, tomando como referencia el nivel promedio de 2019, al cerrar el año 2020 Argentina se ubicaba 5,4 puntos por debajo del año previo, mientras que Uruguay se encontraba 4 puntos porcentuales abajo.
Una vez conocidos los datos del primer trimestre, se constató que Paraguay y Brasil ya habían logrado superar los niveles de actividad del 2019, pero también se evidenció que Argentina y Uruguay mostraban una recuperación más lenta. “En el análisis de la trayectoria de la recuperación económica que se viene observando en los países del Mercosur, la economía uruguaya es la que más lejos se encontraba en el primer trimestre de 2021 de alcanzar los niveles de actividad de 2019”, sostiene el estudio.
Componentes del PIB
Al analizar la incidencia de cada uno de los componentes de la demanda agregada sobre el PIB, se puede comprender las características que tuvo este comportamiento heterogéneo en cada país.
En el caso de Argentina, se constata una disminución del PIB de casi 12%, que se explica en casi 10 puntos porcentuales por el descenso del consumo interno, y se amplifica como consecuencia del descenso de la inversión. En el caso de la economía argentina, el consumo público (del gobierno) tuvo una incidencia negativa, pero reducida sobre la evolución del PIB y, tampoco, resulta relevante el efecto neto del aporte del sector externo. Si bien se produjo un descenso significativo de las exportaciones el año pasado, esta caída, prácticamente se compensó con un efecto “positivo” que provocó la caída de las importaciones.
Luego de Argentina, Uruguay es donde se registra una mayor incidencia negativa del consumo privado. Además, Uruguay fue el país del Mercosur donde el consumo público tuvo la mayor incidencia negativa. Por su parte, si bien la economía uruguaya fue la única que tuvo una incidencia positiva de la inversión, ello se debió en buena medida a los efectos directos e indirectos de la construcción de la nueva planta de UPM, que tuvo un aporte de algo más de un punto porcentual del PIB en 2020. “Si se excluye este efecto, la caída del PIB el año pasado se habría situado alrededor del 7%”, señala el trabajo.
La economía uruguaya fue la única con incidencia positiva de la inversión, aunque ello se debe en buena medida a los efectos directos e indirectos de la construcción de la nueva planta de UPM, que tuvo un aporte de algo más de un punto porcentual del PIB en 2020.
Del otro lado, Paraguay fue el único país que en 2020 tuvo una incidencia positiva del sector público.
“La contribución negativa del consumo privado a la variación del PIB en 2020 que se observa de manera generalizada en los cuatro países del Mercosur es el reflejo de la importante contracción que se registró en el ingreso de los hogares, resultante de diferentes combinaciones de los comportamientos observados en el nivel de empleo y en las remuneraciones reales de trabajadores y pasivos en los distintos países de la región”, explica el reporte del Cinve.
En lo que refiere al comercio exterior, se observa que a diferencia de Argentina, el resultado de comercio exterior para Paraguay y Uruguay fue negativo. “Tanto las exportaciones como las importaciones disminuyen, pero las segundas no tienen un peso tan importante”, se fundamenta.
En el caso de Brasil, donde el efecto neto es positivo, la incidencia a la baja en las exportaciones fue más que compensada por la disminución de las importaciones.
Considerando este escenario y las expectativas de crecimiento para los próximos años, el Cinve proyecta que tanto la economía de Argentina como la de Uruguay “deberán esperar hasta el año 2023 para que los niveles anuales del PIB se ubiquen por encima de los registros de 2019”.