Uruguay mantuvo su posición en el Índice de Competitividad Global (ICG) 2016-2017 del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), respecto a la divulgada el año anterior, ubicándose en el puesto 73 del ranking con 4,17 puntos. De acuerdo al análisis realizado por consultora CPA Ferrere, el resultado del índice “confirma nuevamente que Uruguay está ‘estancado’ en puntaje, obteniendo en promedio 4,10 puntos desde 2006 -que lo hace “oscilar” entre las posiciones 60 y 80-”.
A nivel global, se mantuvo el “top ten” de países que ofrecen mejores condiciones de competitividad, aunque con cambios de posición en algunos casos. La diferencia que separa al primero y al décimo es de tan solo 0,37 puntos.
Suiza lidera el ranking general por séptimo año consecutivo, seguido por Singapur, Estados Unidos, Holanda y Alemania.
El informe de la consultora, destaca que “entre la posición 34 (primer cuartil) y la posición 104 (tercer cuartil) hay tan solo 0,83 puntos de diferencia. En este grupo, que es donde se encuentra Uruguay, se observa una gran densidad de países, por lo que pequeños movimientos en los puntajes producen grandes cambios en las posiciones del ranking”.
A nivel sudamericano, Uruguay se encuentra en cuarto lugar, detrás de Chile (33º), Colombia (61º) y Perú (67º), y en la comparación con toda Latinoamérica y el Caribe ocupa el octavo lugar.
El informe describe que Uruguay tuvo un PIB per cápita de US$ 15.748 en 2015, lo que lo posiciona en primer lugar a nivel sudamericano y el número 41 del mundo. De acuerdo al Foro, este factor es determinante para establecer la etapa de desarrollo en que se encuentra el país, y por ende de las capacidades necesarias para mejorar su productividad. En función a ello, Uruguay se posiciona en transición entre las etapas 2 y 3, prácticamente alcanzando la etapa 3 de países desarrollados en fase Innovación (un PIB per cápita mayor a US$ 17.000).
En términos generales, Uruguay se encuentra mejor que el promedio de América Latina en la mayoría de los pilares definidos por el Foro, destacándose en Instituciones y Preparación Tecnológica. En contrapartida, en aquellos que se encuentra más rezagado, son Tamaño de Mercado y Eficiencia del Mercado Laboral. En este último pilar, Uruguay se encuentra en la ubicación 121, con algunos de los subíndices en las últimas posiciones (cooperación entre trabajadores y empleadores, y flexibilidad en la determinación de salarios). El pilar que tuvo una mejora significativa respecto al año anterior fue Desarrollo del Mercado Financiero, donde Uruguay pasó del puesto 69 al 51. La mejora en disponibilidad y accesibilidad de los servicios financieros, la facilidad de acceso a los préstamos y la reglamentación de la Bolsa de Valores fueron los principales impulsores de este crecimiento.
En lo que refiere a los Pilares de Sofisticación e Innovación, Uruguay no ha tenido cambios significativos respecto al año anterior, ubicándose en la posición 82 y 83 respectivamente.
Al igual que en años anteriores, fue posible identificar algunos factores considerados “problemáticos” por el sector empresarial, entre los que se destacan: las restrictivas regulaciones laborales, las tasas de impuestos, la ineficiente burocracia gubernamental, suministro inadecuado de infraestructura, y una fuerza laboral inadecuadamente educada. Entre los tres puntos más preocupantes para el empresariado que consulta el informe, un 17,9% indicó las regulaciones laborales, un 16,6% las tasas de impuestos y un 16,4% apuntó a la burocracia estatal.
El Índice de Competitividad del WEF busca reflejar el nivel de productividad y prosperidad de un país, y su potencial de crecimiento, de acuerdo a la etapa de desarrollo en que se encuentra. Agrupa los determinantes que impulsan la productividad y competitividad en 12 pilares, y se asigna un puntaje de 1 a 7 a cada una de las variables.
CPA Ferrere, resalta la relevancia del Informe del WEF para generar información cualitativa y cuantitativa de la situación del país y relativa a otros países de la región y el mundo. Asegura que la misma, junto con otras investigaciones, puede ser usada como referencia para discutir una agenda de competitividad de largo plazo.