Si bien el analista en asuntos internacionales pondera el riesgo de que los países socios tomen represalias ante un cambio de estatus, entiende que ello no implicaría abandonar la zona de libre comercio. Evaluó que el bloque es un corsé que “nos mantiene en una ganancia de unos US$ 10.000 millones” al año y que por eso es necesario “abrirnos al mundo, cambiar el estatus”. De hacerlo, estimó que el país podría alcanzar exportaciones anuales de “US$ 50.000 o US$ 60.000 millones”.
Los últimos datos de comercio exterior publicados por Uruguay XXI, mostraron que las exportaciones crecieron un 8% interanual en mayo, acumulando en el año ventas al exterior por US$ 4.921 millones en lo que va del año, lo que implicó una suba de 5% interanual. Las colocaciones uruguayas, se vieron potenciadas por la incidencia del “arroz, los vehículos, los subproductos cárnicos y la madera”, pero con una merma producto de las ventas de “la malta y la carne bovina” que tuvieron un impacto negativo en las cifras del mes.
En palabras del docente y experto en asuntos internacionales y logística, Gonzalo Oleggini, los factores que hay que tener en cuenta para entender este repunte de las exportaciones son varios. Por un lado, las ventas transfronterizas traían consigo un “pequeño efecto arrastre” de retraso por la Semana de Turismo, que este año cayó en marzo y en 2023 en abril y “compactó en un período más corto la salida de muchos productos”. También incidió “la cuestión climática”, que demoró parte de la cosecha y, por tanto, también la exportación de los mismos, aunque de forma paralela hubo “un aumento en el área sembrada y mejores rendimientos”.
“Un comercio de dos mitades”
Por otro lado, según dijo entrevistado por CRÓNICAS en relación al atraso cambiario que señala el sector exportador, el camino “es tratar de mejorar la competitividad, no el tipo de cambio, sino los costos logísticos como la energía y el combustible”. Adicionalmente, planteó que las inundaciones en Brasil constituyen “una situación coyuntural” que principalmente atacará al sector lácteo durante algunos meses.
A su vez, en lo que respecta al ranking de destinos, China ocupa el primer puesto, seguido por Brasil y la Unión Europea (UE) en segundo y tercer lugar, respectivamente. Para el experto, el único movimiento relevante entre los países compradores de Uruguay es “la baja de China por un menor volumen de compras, mayormente de carne vacuna”, con un gigante asiático que “antes estaba despegado, y eso ahora está cambiando”. Lo anterior, genera un efecto arrastre y “va perdiendo pie” frente a Brasil, la UE y Estados Unidos. El caso de Argelia también es relevante, país que “aparece de forma esporádica” porque, al ganar licitaciones públicas para el aprovisionamiento de lácteos al país africano, Uruguay “genera grandes volúmenes de exportación”.
“Quitando el movimiento de China, los países (a los que exporta) Uruguay son los mismos de siempre y en porcentajes muy similares. Aumentar estos volúmenes es uno de los grandes desafíos en materia de inserción internacional”, dijo Oleggini. A su vez, recalcó que aún resta conquistar mercados en Asia-Pacífico como Indonesia, India y Pakistán, que cuentan con mercados que importan los productos que ofrece nuestra exportación tradicional.
Sin embargo, el profesional advirtió que, en poco tiempo, Uruguay podría pasar a tener “un comercio de dos mitades”, ya que los servicios pasan a tener cada vez más peso en las salidas a los mercados del mundo desde Montevideo: software, servicios audiovisuales, logística, turismo, entre otros. “No falta mucho para que la cantidad de exportaciones de servicios sea la misma que la de bienes”, agregó.
“Cambio de estatus”
Tal como sostuvo Oleggini, si bien el TLC entre Uruguay y China es poco probable, el país necesita negociar acuerdos con terceros y el Mercosur “no debería ser un obstáculo para ello”. En esa línea, si efectivamente pertenecer al bloque se convierte en una dificultad, propone “buscar un cambio de estatus”, ya que “hace 10 años que vendemos los mismos productos y volúmenes por un bloque que no le permite al país abrir nuevos mercados”, renunciando a un “potencial de US$ 50.000 o US$ 60.000 millones”.
Lo anterior no significa “abandonar la zona de libre comercio”, por lo que no caerían los acuerdos con Argentina, Brasil y Paraguay, sino prescindir del “arancel externo común”.
Respecto al riesgo que eso implicaría, el especialista afirmó que “conocemos a nuestros vecinos y sabemos que van a tomar alguna represalia que puede llevar a que bajen las exportaciones a Brasil o Argentina, aunque a este último no le vendemos nada”.
De todas maneras, mantenernos adheridos “nos limita a una ganancia de US$ 10.000 millones sin posibilidad de avanzar, y el mundo es grande, hay mucho más por ganar afuera de lo que hay para ganar adentro”, aseguró.
La gestión de la integración comercial
Las críticas al manejo de la apertura internacional son un cuestionamiento recurrente de la oposición ante la actuación del oficialismo. Para Oleggini, si bien “se hicieron intentos”, las negociaciones se truncaron cuando “Uruguay recibió el veto de sus socios regionales”, por lo que se tomó un camino que implicó “renunciar a los acuerdos macro” para buscar la “habilitación producto a producto” como una suerte de “plan b”.
“La inserción internacional que buscaba lograr acuerdos comerciales con terceros fue totalmente frenada por los socios del bloque”, dijo el experto, quien a su vez detecta mejoras y avances puntuales, aunque “no los que se proyectaron”, que iban por el lado de los tratados de libre comercio.