Isaac Alfie, economista y exministro de Economía y Finanzas
Aceptar los cambios en la forma de trabajo y adecuar la legislación son tareas imprescindibles, que van de la mano con una transformación educativa.
Por dimensión de país y tipo de producción, Uruguay tiene una gran dependencia del comercio exterior. Teniendo en cuenta esto, y que estamos en un mundo con un comercio globalizado, cambiante, ¿cómo vislumbra el futuro del Uruguay en materia de comercio internacional e integración en el mediano y largo plazo?
Así como estamos, «estaqueados», anclados en el pasado, poniendo freno a la libertad de creación mediante regulaciones, pensando en un mundo que ya no existe y con ideas perimidas, lamentablemente no soy nada optimista. La sociedad tiene que tomar conciencia que debe cambiar. Siempre es difícil, hay lógicos temores, habrá ganadores y perdedores, pero es así como las sociedades avanzan.
Debemos pensar que tenemos que trabajar mejor en muchos casos, no digo más porque conozco muchos donde se trabaja hasta en exceso, pero son pocos y se están cargando con el país entero al hombro. Hay que aceptar los cambios en la forma de trabajo, nos guste o no, y para ello también hay que adecuar la legislación.
A su vez, hay una serie de cambios que debemos llevar adelante, entre ellos, introducir o ampliar la competencia en algunos sectores claves, entre ellos los combustibles. También hay que pensar en reducir los impuestos sobre los factores de producción, porque el nivel efectivo de carga tributaria es disparatado sobre quienes pagan y ello los desestimula y está fomentando la emigración de los pocos -en porcentaje- mejor preparados.
¿Qué tareas fundamentales debería encarar el próximo gobierno en forma prioritaria pensando en el desarrollo de la economía, en un mundo globalizado, pero con bloques cada vez más proteccionistas?
Tenemos tareas pendientes de enorme relevancia. En primer lugar, reducir sustancialmente el desequilibrio fiscal y poner la trayectoria de la deuda pública en un sendero de sostenibilidad a mediano plazo. Así como vamos, caminamos hacia un problema severo en un plazo no muy largo. Aquí dos reformas son clave: la seguridad social y la reducción y racionalización de la cantidad de funcionarios públicos; ambas son de mediano y largo plazo.
Como segundo punto, mejorar la infraestructura física, con el enorme desafío que para ello se precisan recursos y éstos, de por sí siempre escasos, son más limitados aún por la necesidad planteada de reducir el déficit fiscal y la creciente carga de intereses.
Tercero, mejorar la competitividad del país. Esto está de la mano de las dos tareas anteriores, porque mejor infraestructura reduce costos y la reducción sustancial del déficit fiscal aumenta el tipo de cambio real de equilibrio.
Ahora, además de lo anterior, hay que hacer un muy fuerte programa de desburocratización y reducción y eliminación de regulaciones, y lograr apertura al mundo mediante acuerdos de libre comercio. Algo ya más de mediano plazo es la mejora sustancial en el nivel educativo.
Por último, lograr acuerdos de libre comercio con países o zonas del mundo estables.
¿Cuáles son los temas en que Uruguay, como país, tendría que poner énfasis, sin importar nivel ni sector de actividad, apuntando a un mayor desarrollo de su sociedad y de su economía en la próxima década?
El tema número uno es cambiar la educación hacia un modelo moderno que asegure los resultados imprescindibles para lograr la inclusión en la sociedad de los sectores de menores ingresos.
Todo el resto, está atado a éste. Sin educación no habrá empleo, porque la robotización avanza a un paso que no imaginamos y en Uruguay aún hay empleos que ya no existen en el mundo. Sin ello, no habrá condiciones para competir; es un círculo.