Otegui: “Si dejamos de ser atractivos para la inversión privada, estará en riesgo el 67% de nuestra demanda”

EDICIÓN EMPRESAS & NEGOCIOS Nº 100

Ignacio Otegui, presidente de la Cámara de la Construcción


Una gremial confiable, respetada y valorada tanto en el sector industrial como en toda la sociedad, es la imagen que su principal referente busca proyectar hacia adelante.

¿Cómo imagina a la Cámara de la Construcción, y al rol que la misma debe tener en el sector, en el mediano y largo plazo?

Lo primero es comentar que la Cámara es la única gremial empresarial que nuclea a empresas que desarrollan sus tareas en toda la gama de la demanda. Esto es, tenemos empresas socias vinculadas a la vivienda en todas sus modalidades y en todo el país, empresas de ingeniería que dan respuesta a la mayor demanda que enfrenta nuestra industria, empresas que hacen obras viales dentro y fuera de las ciudades, y algunos de los proveedores más importantes. Nada nos es ajeno, ni la inversión privada y sus obras, ni la inversión pública en sus diferentes formas de contratación.

Hace ya cinco años tomamos algunas decisiones que apuntan a dar respuesta a la pregunta. Contratamos a CPA Ferrere y le encargamos la creación del Centro de Estudios Económicos de la Industria de la Construcción (CEEIC), que preside el economista Gabriel Oddone. Hoy su tarea es importante tanto para la Cámara y sus socios, como para la opinión pública. El compromiso es continuar tanto con el apoyo que le brindan sus directores, como el económico.

También, en su momento, con CPA Ferrere hicimos una puesta a punto y elaboramos un primer Plan Estratégico con un alcance de 4 años, y llevamos adelante todas las recomendaciones en las áreas internas y externas. Hace un par de meses resolvimos hacer otro y estamos en la etapa de ajustar un nuevo Plan Estratégico por otros cuatro años. No me corresponderá llevarlo adelante, pues en pocos meses dejaré la Presidencia que he ocupado por muchos años.

La Cámara debe ser un referente dentro y fuera de la industria, confiable y creíble, que siga manteniendo la austeridad y la honestidad en sus procederes y que defienda el quehacer en la construcción. A su vez, que contribuya al desarrollo de toda actividad lícita que convoque a los constructores, entre otras cosas, colaborar con el estudio de planes estratégicos para el desarrollo económico y social, continuar con los aportes para mejorar la capacitación del personal involucrado en nuestra industria, y las condiciones de vida de nuestros trabajadores y sus familias. En definitiva, que siga construyendo el país, que sea respetada y atendida por el poder político, por el Sunca y la sociedad. Que cuando la Cámara hable, se entienda que es el sector de la construcción quien lo hace.

¿Qué tareas fundamentales debería encarar el próximo gobierno en forma prioritaria pensando en el desarrollo del sector de la construcción, teniendo en cuenta que la constante de los últimos años ha sido de continuos vaivenes?

En primer lugar, comentar que la construcción es el canal por el que fluyen tanto inversiones privadas como públicas. En buen romance, somos un bien de efecto necesario y transitorio. Todo bien que se construye, una vez finalizado se destina al uso para el cual fue creado. Esto es válido para la vivienda, escuelas, centros CAIF, liceos, universidades, hotelería, industrias y comercios, puentes, obas viales, agua, saneamiento, interconexión de personas, energía eléctrica y puertos, entre otros. Por lo tanto, hay efectos que contribuyen a mejorar las condiciones de inversión en el país que lo benefician, y que además, movilizan a la construcción.

Si perdemos la calidad de ser atractivos para la inversión privada, pues estará en riesgo el 67% de nuestra demanda. Y otro tanto puede ocurrir con la obra pública. Por ende, el nuevo gobierno deberá mantener las actuales condiciones y, en lo posible, mejorarlas. Esto es, mantener el déficit fiscal en no más del 2%, no tomar más funcionarios con cargo a cuentas que directamente o indirectamente dependan de fondos públicos y, dentro de las posibilidades, ir bajando su número, disminuir algunas tarifas y el costo de los combustibles.

Al mismo tiempo, debería mantener y mejorar las condiciones que se otorgan a la inversión privada, dar mayor respuesta y rapidez a las PPP, comenzar a pensar en nuevas modalidades de financiamiento de obras. Dicho sin anestesia, si no hay inversión privada y pública, no habrá trabajo en la construcción ni para nuestras empresas, técnicos, empleados y jornaleros. Es así de simple, es así de claro.

¿Cuáles son los temas en que Uruguay, como país, tendría que poner énfasis, sin importar nivel ni sector de actividad, apuntando a un mayor desarrollo de su sociedad y de su economía en la próxima década?

Somos un país pequeño, rodeado por el océano y dos países grandes. La buena educación de nuestra gente es, posiblemente, nuestra mejor arma para el futuro inmediato y mediato. Y cuando hablamos de educación, debemos tener claro que es desde muy pequeñitos y su necesidad perdura a lo largo del tiempo. Preescolar, escolar, secundaria, terciaria, las vinculadas al trabajo y la continua capacitación de los recursos humanos, una vez que ingresan al mercado laboral. De eso se trata, y debe ser eficiente y no con atajos para mejorar guarismos sin resultados prácticos en bien del alumno.

La seguridad ciudadana es una tarea que se debe profundizar. Los resultados no son buenos, las explicaciones sí, pero no alcanza. La mayor parte de los ciudadanos son gente de trabajo y no merecen vivir con miedo ni atormentados por los delincuentes.

Por otro lado, la investigación es un área que es necesario enriquecer, que se ha mejorado, pero debemos hacerlo más aún. La competitividad y la productividad deberían desvelarnos. Solo mejorando sustancialmente ambas, el país va a seguir creciendo. De lo contrario, en un tiempo más cercano que lejano, dejaremos de crecer. Y todos estos temas tienen una impronta que de solucionarse bien, mejorarán las condiciones de vida y oportunidades para todos los ciudadanos de la República.