La inserción internacional y los vaivenes del mundo

EDICIÓN EMPRESAS & NEGOCIOS Nº 150

Escribe: Dr. Sergio Abreu, secretario general de Aladi, exministro de Industria, Energía y Minería, exministro de Relaciones Exteriores y exsenador

¿Qué es la inserción externa?

Los Estados deben insertarse hoy en una economía globalizada y regionalizada. En tal sentido, el equilibrio de poder condiciona las relaciones políticas. Ya nadie puede discutir que sin inversión no hay comercio, sin comercio no hay empleo y sin empleo no hay paz social. De modo que, una estrategia de inserción externa debe responder a las capacidades nacionales, los factores de producción y la geopolítica.

Uruguay

La inserción externa del Uruguay debe ser resultado de un proyecto estratégico para crecer de forma sustentable. Actualmente, la brecha productiva, digital y social sólo se soluciona con políticas públicas de mediano plazo, tanto internas como externas. La educación es la base del desarrollo y la igualdad de oportunidades, el objetivo principal. El Estado es el responsable del éxito o del fracaso. Las pymes son el tejido social productivo, pero deberán ser competitivas. Tienen que capacitarse, insertarse en cadenas de valor y tener respaldo financiero para tener presencia comercial.    

El Uruguay todavía no definió un modelo de desarrollo económico y social como base de su inserción externa. Como resultado, los factores externos y los intereses corporativos sectoriales fueron y son los principales obstáculos.    

  • La estructura productiva se concentra en unas pocas ramas agrícolas, forestales y agroindustriales. Los avances en tecnología y servicios globales están limitados a las capas superiores y dependen de decisiones externas que las hace dependientes y vulnerables.
  • La productividad y competitividad son bajas, salvo en algunos productos primarios; el grueso de las exportaciones y el PBI dependen de las oscilaciones de la demanda global. Un modelo basado en los commodities es precario a largo plazo. Por tal razón, es destacable que la cadena agroindustrial agregue servicios, tecnología y recursos humanos preparados.

El gran obstáculo es la postergación una y otra vez de las reformas estructurales básicas. No se trata de destruir el Estado, sino de hacerlo eficiente y transparente. El único que no tiene sindicato es el contribuyente en particular, el más necesitado.

El electoralismo y los objetivos de corto plazo postergan las reformas que harán un país posible. El costo político de perder una elección evita que se concreten las reformas necesarias en el mediano plazo. América Latina es el continente más desigual del planeta. Los países han sido gobernados por todos los signos y ni siquiera se pudo coordinar con otros gobiernos las vacunas y el combate al covid.

El comercio intra región no supera el 12 %. La infraestructura y el transporte multimodal son clave. Basta mencionar que la mayoría de  los  pasos de frontera de la región son máquinas de impedir el comercio.    

  • En consecuencia, es necesario un cambio de concepción que asuma las limitaciones y las características de las relaciones políticas y económicas actuales. Entre otras acciones se podría:  
  • a) Aprovechar las oportunidades que ofrece la coyuntura, especialmente para la exportación de alimentos, sabiendo que en algún momento la demanda se va a debilitar, con  perspectivas de recesión en Estados Unidos y de un menor crecimiento de la economía china.
  • b) Crear condiciones para un cambio estructural: reducir la vulnerabilidad y ubicar a la sociedad y la economía en la era digital mediante una inversión pública significativa en ciencia, tecnología y educación, y el apoyo a las iniciativas privadas en esas áreas.
  • c) Priorizar en la promoción de inversiones la contribución al cambio estructural y abandonar la obsesión de la creación de empleo.
  • d) Reformar progresivamente el Estado, actualizar el sector privado y reorientar los recursos públicos. Lograr acuerdos políticos sobre la priorización de ciencia, tecnología, educación y servicios globales parece más accesible que llegar a acuerdos operativos sobre grandes reformas estructurales.

Contexto actual

La economía internacional prepandemia ya se enfrentaba a la revolución tecnológica y a los cambios digitales y geopolíticos determinados por la competencia entre Estados Unidos y China. Sin embargo, la pandemia afectó producción, oferta y demanda de bienes y servicios y las cadenas de suministros globales. Se perdieron en América Latina unos 30 millones de puestos de trabajo. El empleo informal está cerca del 60%. Por otro lado, para salir de  la pandemia la mayoría de los países inyectaron liquidez al mercado de la mano de la inflación. Los recursos destinados a ayudar se reflejaron en la disminución del equilibrio fiscal. Por otro lado, las  vacilaciones y contradicciones de los países desarrollados para combatir la inflación y sostener el crecimiento llevaron a occidente a una crisis económica y social de dimensiones todavía impredecibles.

Pero además, la guerra en Ucrania instaló la incertidumbre y la sensación de vulnerabilidad en el mundo; de hecho, se planteó tanto en Europa cómo en los Estados Unidos (la inseguridad energética y alimentaria se propagó a toda Europa y se extendió a América Latina). Sin embargo, en muchos países la oposición, sea de la tendencia que sea, ataca a los gobiernos, protestan violentamente y ponen en peligro la estabilidad institucional; es decir los derechos y los izquierdos humanos. La intolerancia se contagia y las libertades se condicionan. 

La guerra profundizó la confrontación entre China y Estados Unidos. Estos extendieron el conflicto a todo Occidente y terminaron empujando geopolíticamente a Rusia a los brazos de China. En realidad, el nuevo escenario de equilibrio de poder trajo incertidumbre, recesión e inflación sin contar los efectos de un conflicto bélico que no parece tener límite.        Además, incorporó a Rusia como socio transitorio de China.

¿Que podría, entonces, suceder en el escenario global?

  • Fragmentación de la globalización en dos bloques –Occidente y China/Rusia– contrapuestos, que mantendrán interacciones administradas en lo económico y lo político. Una competencia por el poder, con un reducido tinte ideológico por parte de Occidente que presiona a partir de sus intereses geopolíticos.
  • Los países en desarrollo no están ausentes de esta lucha de gigantes. Algunos se definen a uno y a otro bloque, por su ubicación geográfica  y antecedentes, pero la mayoría  trata de mantener una equidistancia que les permita interactuar con ambos bloques. La neutralidad se podrá mantener mientras Occidente no exija un alineamiento que obligue a los países a optar (China por ahora promueve la diversidad y multipolaridad como alternativa a una multilateralidad imposible).
  • Cambio de la gobernanza internacional y las reglas de convivencia. Los organismos multilaterales apenas son hoy un campo de batalla diplomática perdiendo su efectividad como instrumentos de gobernanza. El G-7 seguramente actuará en Occidente, mientras que el otro bloque lo hará a través  de  la Organización de Cooperación de Shanghái, organismo de cooperación y concertación, liderado por China y con atractivo para los países en desarrollo. Por otro lado, algunos países adquirieron protagonismo (Turquía, India, Arabia Saudita y las monarquías del Golfo, Pakistán) regionalmente promoviendo la neutralidad. Pero esto no es definitivo, porque todo dependerá de cómo termine planteándose la corriente la competencia entre los bloques.
  • Y en el corto plazo, ¿que podría suceder?
  • En el corto y mediano plazo (2023/2025) la economía global va a ingresar en un ciclo recesivo de forma diferente. Y esto será así  porque la recuperación de las  relaciones económicas también estarán condicionadas entre países van a estar condicionadas por aspectos  geopolíticas. Si bien el sector energético y de alimentos básicos serán críticos en el corto plazo, la competencia en tecnologías avanzadas se proyectará como eje de la competencia global. Sin embargo, la exigibilidad de las reglas y acuerdos actuales dependerá  del respaldo geopolítico que los países tengan en cada caso.
  • En definitiva, el retroceso del multilateralismo del siglo XX es irreversible. Las futuras hegemonías o una multipolaridad  dependerán de la construcción del nuevo orden global y de las instituciones a cargo. Pero, lamentablemente, hoy es  imprevisible.

Inserción externa del Uruguay

Algunos lineamientos:

  • Sincerar el Mercosur es un esfuerzo a realizar. Mientras tanto es recomendable seguir en el Mercosur pero manejando las relaciones con Brasil y Argentina bilateralmente, como se hizo entre Brasil y Uruguay en relación a las zonas francas. Las elecciones y los cambios de gobierno en la vecindad no crearán posibilidades de una revisión del Mercosur.
  • Definir objetivos claros para la inserción externa es importante para desarrollar acciones proactivas y reactivas, asociadas a prioridades nacionales.
  • Las negociaciones que conduzcan a la absorción de conocimiento y tecnología de las grandes fuentes y la exportación de servicios globales, contribuirían al cambio de la estructura productiva y no tendrían limitaciones en el Mercosur. En agricultura, el foco debería apuntar a los pequeños productores para mejorar la escala y la productividad mediante el sistema cooperativo en búsqueda de mercados externos complementarios del mercado interno.
  • Negociar acuerdos sobre eliminación de la doble tributación, promoción y protección de inversiones y facilitación logística. Estos instrumentos facilitan y potencian las inversiones, el comercio de bienes y servicios y el desarrollo científico y tecnológico
  • Poner énfasis en los grandes mercados en desarrollo: India, el sudeste asiático, Arabia y monarquías del Golfo, Egipto, Argelia y Sudáfrica. En el área de ciencia y tecnología las mayores fuentes son Estados Unidos y China, pero también se debe mirar a países que alcanzaron un nivel propio en determinadas especialidades como Japón, Suecia, Alemania o Corea.
  • Concentrar los mayores esfuerzos en consolidar los instrumentos digitales y el comercio electrónico. Por ese camino pasa la modernización de la economía, el comercio, el Estado y la sociedad; los ejes son la productividad y la competitividad, pero, en especial, los acuerdos políticos que aseguren la continuidad de políticas de Estado impuestas por la globalización.