Saccone: “Lo que nos debería preocupar es qué hacemos para duplicar el crecimiento actual durante 10 años seguidos”

Carlos Saccone, Head of Wealth de HSBC Uruguay e integrante del consejo directivo de la Academia de Economía


Destaca que el 2017 fue un año relativamente bueno para la economía, pues completa un período de 15 años de crecimiento. Eso, aclara, no nos convierte en un país desarrollado, y hay mucho por hacer para llegar a ese escalón. Para el 2018 señala varios desafíos, uno de ellos, seguir consolidando la estabilidad macroeconómica. Pone énfasis en la reducción del gasto público, y en materia de educación dice que es necesario dejar de hacer diagnósticos y ponernos a hacer y cambiar cosas de una vez, porque en eso “nos va la vida”. Hace alusión, además, a la importancia de defender el grado inversor.

¿Qué evaluación hace del 2017 en materia económica?

Uruguay está llegando al decimoquinto año consecutivo de crecimiento económico en 2017,de acuerdo a las tradicionales mediciones de PBI. Esto es, ya contabilizando 2017, estamos cerrando el período más extenso desde que hay registros de PBI más o menos consistentes, osea, desde 1870. Esto marca un hito en la historia de nuestro país, más allá de las razones por las cuales se ha producido este crecimiento, donde las tasas muy bajas y los precios de nuestros productos exportables altos fueron los principales responsables. Importante destacar aquella fecha, porque en realidad el período de crecimiento más extraordinario de nuestra historia fue desde 1852 hasta 1875, lo que Ramón Díaz llamaba ‘La gran Expansión’, cuando Uruguay gozóde niveles de ingreso similares a los de Inglaterra o Alemania, algo que hoy parece descabellado.

Entonces, el año que culmina fue uno medianamente bueno, donde tendremos seguramente un crecimiento del 3%, llegando a un período de 15 años calendario sin interrupciones, gracias al impulso de tasas aún cerca de 0%, commodities altos y políticas financieras locales prudentes.

¿Cuáles cree fueron los temas más relevantes del año en materia económica y que, en definitiva, impactan en otros ámbitos?

Con respecto a los temas más relevantes, creo que no deberíamos disociarlosde aquellos de naturaleza estructural y de largo plazo, o sea, educación, gestión y gobierno de empresas públicas, inserción internacional del Uruguay, e infraestructura.  Estos son los temas que, de progresar en ellos, nos podríanubicar en el camino hacia convertirnos en un país desarrollado.  La Academia Nacional de Economía ha intentado contribuir a través de Pharos en algunos de ellos como recomendaciones de política pública pensando en el gobierno de las empresas públicas. No por haber crecido 15 años consecutivos nos volvimos desarrollados. Hace falta crecer mucho más, hacerlo con equidad como lo ha hecho nuestro país siempre. Uruguay, junto a Costa Rica, siempre han sido los países más igualitarios.

“El grado inversor que otorgan las calificadoras, y que hemos mantenido en estos últimos seis años, es también un aspecto muy positivo para el país, que tenemos que defender”.

Uruguay no tiene un problema importante de desigualdad, sino que tiene una dificultad de “tamaño de la torta” por habitante, que aún es chica si miramos por ejemplo a países como Dinamarca, Irlanda, España. Creo que lo mejor del año fue el preacuerdo con UPM, que da la posibilidad de recibir una inversión inmensa en el futuro, aunque también habla de los obstáculos que tienen los inversores, pensando en las solicitudes particulares que realizó la empresa finlandesa. En mi opinión, el gobierno se centró en la resolución de temas de corto plazo -salvo lo de UPM, que es la continuidad de una política de Estado creada hace 30 años-.  A nivel financiero, aumentamos el endeudamiento, pero hemos reducido la vulnerabilidad gracias a la desdolarización de la deuda, lo que habla muy bien de la categoría, sentido de la oportunidad y conocimiento del mercado del equipo que administra la deuda pública desde su creación y hasta nuestros días.

¿Cómo vislumbra el futuro inmediato, y cuáles son los desafíos que tiene por delante el país en materia económica y financiera?

El año próximo no luce demasiado distinto al que termina. Creo que tiene varios desafíos. Uno de ellos es seguir consolidando la estabilidad macroeconómica. Si bien la inflación ha disminuido para ubicarse debajo 6.50% y dentro del rango meta, sigue siendo relativamente alta en el contexto global. En los países desarrollados los banqueros centrales se preguntan si realmente entienden las causas de la inflación, dado que no la pueden aumentar. Hemos visto desde hace muchos años en Japón, y recientemente en Europa, tasas negativas y momentos de deflación. Progresar en la moderación de la inflación nos dará más estabilidad y previsibilidad.A veces intento imaginarme cómo sería el comportamiento de los uruguayos si la inflación no pasara del 3% durante varios años consecutivos. Seguro que habría cambios importantes en conductas hacia consumo, ahorro y moneda de preferencia. Uruguay es muy diferente a otras economías, dado que somos una economía bimonetaria, entonces las medidas que se toman solo con “cabeza de pesos” no necesariamente tienen los efectos que anuncian los libros de texto.  Hay que pensar que la gente se compra una plancha o una licuadora en dólares. Eso, de alguna forma, es excéntrico. Tener una inflación bastante más baja durante un período prolongado, dispararía un círculo virtuoso, y entre sus características podría profundizarse más cierto grado de desdolarización que hemos visto los últimos años. Esto, al mismo tiempo, reduciría el pasaje a nuestros precios que tiene los cambios en el dólar

¿Qué posibles amenazas ve en el horizonte?

Siguiendo el hilo de la pregunta previa, creo que para bajar la inflación es necesario reducir el déficit fiscal, uno de los ítems que evalúan las calificadoras de crédito. El gobierno comenzó este año un llamado plan de consolidación fiscal con la intención, si mal no recuerdo, de bajarlo en un punto porcentual; lamentablemente, ello aún no ha ocurrido. Parece necesario, a esta altura de los acontecimientos, pensar en reducir el gasto público, dado que ni el trabajador ni las empresas están en condiciones de resistir más carga impositiva. Hay que tener siempre un ojo en las calificadoras de crédito. Nos guste o no, las medidas que toman en sus ratings terminan impactando a la población. El 12 de diciembre, por ejemplo, le bajaron la calificación a Colombia y el dólar subió fuerte en aquel país. Que te bajen el rating puede significar, por otra parte, que te sube tu costo de financiamiento; definitivamente, nada bueno

Ante posibles amenazas, ¿qué tenemos a favor?

Uruguay se destaca en América Latina y el mundo por su institucionalidad democrática. Es un país plural, tolerante y con una democracia muy fuerte, lo que se ve reflejado, por ejemplo, en un indicador que realiza la revista TheEconomist. De acuerdo a este indicador, Uruguay es uno de los países con mayor calidad de la democracia en todo el mundo, siendo superado solamente por Canadá en América, Australia y Nueva Zelanda, los países escandinavos, Alemania, Inglaterra, España y tal vez algún otro. Es un activo clave del país para defender a ultranza. El otro indicador muy importante es el de percepción de corrupción que elabora Transparencia Internacional. De 176 países que se evalúan, Uruguay está en la ubicación 21, mejor colocado que Francia. Estos dos puntos resultan particularmente favorables. Como comentamos en una columna de algunos meses atrás en Empresas & Negocios, en Uruguay “la mesa está servida para que nos vaya bien”, pero como decía Winston Churchill, si queremos progresar “no alcanza con flotar, hay que nadar”.

Obviamente, el grado inversor que otorgan las calificadoras, y que hemos mantenido en estos últimos seis años, es también un aspecto muy positivo para el país, que tenemos que defender.

Otro tema que no querría dejar de mencionar es la responsabilidad del gobierno al liderar el cambio de la matriz energética hacia el uso de la energía eólica, lo que nos posiciona muy bien a nivel global. Es una muy buena señal, y muchos uruguayos esperan que en algún momento se den las condiciones para trasladar en materia de beneficio a las tarifas públicas.

¿Qué aspectos se deberían corregir para seguir manteniendo el crecimiento?

Lo que nos debería preocupar es qué hacemos para duplicar el crecimiento actual durante 10 años seguidos, si es que soñamos con acercarnos a las sociedades más avanzadas, donde el bienestar es ampliamente superior al de Uruguay. Usemos esos ejemplos que abundan, libres de prejuicios. Pienso en países tan diversos como España, Nueva Zelanda, Suiza, Irlanda, Dinamarca… ¿Qué hacen que nosotros no hacemos? Escuchar a los expertos en educación para implementar medidas pensando en los niños y jóvenes.

“Hay que tener siempre un ojo en las calificadoras de crédito. Nos guste o no, las medidas que toman en sus ratings terminan impactando a la población. Que te bajen el rating puede significar, por otra parte, que te sube tu costo de financiamiento; definitivamente, nada bueno”.

Es necesario dejarnos de diagnosticar situaciones, donde ya existenmuy buenos y precisosdiagnósticos, y ponernos a hacer y cambiar cosas. Nos va la vida como país en este tema. Tenemos que crear las condiciones para que las personas puedan desarrollarse como individuos en su país y no se vean expulsados porque no pueden progresar. A principios de año, un relevamiento indicaba que el 60% de los estudiantes universitarios ingresan a la Universidad pensando en emigrar. Este mes, el portal de Subrayado, citando un estudio del Instituto de Economía de Facultad de CCEE, dice que un tercio de los jóvenes entre 18 y 29 años piensa en emigrar. No me da el espacio para explayarme sobre los impactos (tan en boga) sobre el sistema previsional de materializarse todo esto. Además, ¿a nadie le duelen estos datos?  ¿Qué estamos haciendo para que no se nos vayan los “cracks” que hacen investigaciones científicas? Todo esto tiene que ver con el desarrollo y sostenibilidad de crecimiento de largo plazo.

¿Qué posibilidad de avance en la inserción internacional ve para el año que viene?

La verdad es que me encantaría, pero lo veo limitado, salvo por las versiones que se han publicado últimamente, en donde un acuerdo entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur sería inminente. El eventual acuerdo entre la UE y Mercosur sería muy importante para el país.  Recientemente, en un almuerzo de la Cámara de Comercio Uruguayo Británica, el embajador IanDuddy comentaba acerca de las oportunidades de intensificar el comercio.Uno de los temas donde todos tenemos que hacer un mejor trabajo es en explicar con claridad los beneficios que estos acuerdos traen a los países. Existen grupos o corporaciones en Uruguay que se han opuesto prácticamente a cualquier tipo de acuerdo comercial que se ha presentado. Creo que nos estamos perdiendo oportunidades para aumentar empleos e incrementar salarios al negarnos a este tipo de acuerdos. El año pasado Pharos, el thinktank de la Academia Nacional de Economía, desarrolló un trabajo abordando el tema con foco en acuerdos comerciales en el Pacífico, en particular en base al tratado Transpacífico. Una de sus conclusiones es (sic) “para aquellas economías que tendrían la posibilidad de entrar en el acuerdo, el costo de oportunidad de no participar puede superar a las pérdidas asociadas a la no participación”.

En definitiva, no hay países que se hayan empobrecido por abrirse al comercio, en todo caso hay países que no se han desarrollado en todo su potencial por dejar de hacerlo. Afirman también los autores del trabajo que “las exportaciones uruguayas de bienes agrícolas y alimentos podrían caer 0.14% en términos reales ante la concreción del TPP. Los principales productos afectados son lácteos, carne, cultivos de granos”.

Usted, a través de su columna en Empresas & Negocios, ha insistido en la necesidad de desarrollar en Uruguay un mercado de capitales, que hoy es casi inexistente. ¿Por qué eso no se ha podido avanzar en ese sentido?

“Pienso en países tan diversos como España, Nueva Zelanda, Suiza, Irlanda, Dinamarca… ¿Qué hacen que nosotros no hacemos? Escuchar a los expertos en educación para implementar medidas pensando en los niños y jóvenes. Nos va la vida como país en este tema”.

No es un tema que esté en agenda política, aunque esclave. Miremos a todos los países desarrollados del mundo. ¿Cuántos no tienen un mercado de capitales donde las empresas pueden acudir a emitir sus acciones? Ninguno. Ni los grandes, ni los chicos, ni los medianos… todos tienen un mercado de acciones que puede ser más o menos voluminoso, pero es una parte esencial del desarrollo económico. Hasta Islandia, un país que en habitantes es la décima parte del Uruguay, tiene un mercado donde las 16 mayores empresas cotizan en la bolsa de Reykyavik. Por otra parte, las investigaciones académicas confirman la correlación positiva entre mayor desarrollo del mercado de acciones y mayor desarrollo económico del país.  Obviamente, no es lo único. No nos vamos a convertir en país desarrollado por tener un mercado de acciones, pero sí es necesario. Aquí las empresas públicas tienen una oportunidad única si abrieran su capital para que coticen sus acciones en la Bolsa de Valores. El poder le llegaría a la gente, de verdad, a través de la participación en asambleas de accionistas. Y, seguramente, otras empresas privadas con ambición de crecer internacionalmente también acudirían al mercado. Pienso que no se ha podido avanzar porque los profesionales del mercado no hemos hecho un buen trabajo en la difusión y explicación de los beneficios que traería al país, como consecuencia de ello. Si bien se cita cada tanto en la agenda política más allá de los partidos, no se toma como una prioridad. Y debería serlo. Importa aquí subrayar la diferencia con otras emisiones como bonos, obligaciones negociables y fideicomisos que se han hecho en los últimos años, donde aquí sí estamos un poco mejor. Falta el mercado de acciones.

¿Algo más que quiera agregar?  

Con respecto al Uruguay, existe otro indicador que preocupa como lo es el “Doing Business” que realiza todos los años el Banco Mundial. Este año Uruguay bajó al puesto 94, exactamente en la mitad de la tabla. Esto quiere decir que el clima es menos favorable para la realización de negocios.  Existen dos ítems, de los 11 que evalúa el indicador, que son particularmente preocupantes: 1) Gestión de permisos de construcción, en la posición 161; y 2) Comercio exterior, en la 151. Debemos mejorarlos sí o sí. Aquellos que no comparten la relevancia de este indicador, les pido que repasen los 30 primeros lugares, todos países desarrollados con un nivel de vida de su gente ampliamente superior a la nuestra. Por otra parte, no puedo dejar de vincular este índice con las intenciones de emigración de los jóvenes.

A nivel global, y en particular en los Estados Unidos, se ha vivido un ciclo de crecimiento económico inusualmente extenso en términos históricos. De acuerdo al NationalBuerau of EconomicResearch(quienes oficialmente “anuncian” comienzo y fin de los ciclos económicos), el actual ciclo en Estados Unidos comenzó en junio de 2009. O sea, que ya es un ciclo muy largo, solo superado por aquel que transcurrió entre marzo 1991 y marzo de 2001.

También resultan particularmente inusuales los niveles de inflación. Solo recientemente la Fedha comenzado a subir, muy gradualmente, su tasa de referencia. ¿Es esto bueno o malo? Bueno, sin dudas. Tasas muy bajas en “la moneda del mundo” nos ayudaron y siguen ayudando mucho. Sin embargo, al mirar con más detenimiento algunos indicadores, como la evolución de los precios a la producción o la apertura de costos de contratación de personal en Estados Unidos, podrían estar construyéndose presiones inflacionarias cíclicas, correspondientes a una etapa de fuerte recuperación de la demanda, como la actual, donde la economía de Estados Unidos está exuberante. El riesgo aquí es que subestimemos este punto pensando en que el ciclo ha sido ya demasiado largo, yque la Fed suba tasas con mayor velocidad y en mayor cantidad de lo anticipado y que la curva de tasas largas se empine, más de lo previsto. Eso podría traer una suba importante en la cotización del dólar a nivel global. Es uno de los mayores riesgos que existen mirando a 2018. Hoy lo que está “incorporado en precios” son dos o tres subas más en 2018 y una tasa a 10 años en el entorno de 3%.Pero, ¿sería ilógico pensar en una tasa a 10 años a 4% dentro de un par de años? Teniendo en cuenta la evolución de nuestros bonos soberanos, que luego del derrumbe post Trump se han recuperado de una forma fabulosa y están en estos momentos en récords históricos de precio, la relación riesgo-retorno no luce atractiva.  En criollo, no parece ser este el mejor momento de compra de nuestros bonos en dólares.