Gerardo García Pintos, presidente de la Confederación de Cámaras Empresariales (CCE)
El desafío de las cámaras empresariales se resume en “aguantar, sostener y resistir” con las empresas y mercados, en un mundo que avanza de manera imparable. Los empresarios hablan de una necesidad real de cambios estructurales en el país que motiven una inserción internacional plena.
¿Cuáles son las expectativas que tiene para el sector empresarial en 2019, sin perder de vista que es un año electoral y que todos los anuncios apuntan a una desaceleración de la economía?
Entendemos que va a ser un año difícil en general, en el que, de no haber cambios significativos en los elementos internos y externos que hacen a la competitividad, seguiremos con dificultades de rentabilidad, endeudamiento creciente y, como consecuencia, caída de empresas y aumento de desocupación. Lamentablemente, la economía se sigue enfriando y no se atacan los temas de fondo.
En ese contexto que hablábamos antes, ¿cuáles son los desafíos que tiene por delante el sector y cuáles los temas de preocupación?
Los desafíos pasan por mantener las empresas, cuidar sus números, aguantar los mercados y tratar de remar hasta lograr convencer que hay que empezar a hacer cambios estructurales profundos, porque el mundo avanza más rápido que nosotros. Y así como vamos perderemos empresas y más puestos de trabajo. El mundo y la competitividad no perdonan ni esperan.
¿Qué le pediría al próximo gobierno?
Que inicie y lidere los cambios estructurales que el país necesita. Hay necesidad real, y notamos que es en todos los partidos y en la mayoría de los sectores, una conciencia de que así no va más. El país, tanto en su población como a nivel de empresas, no soporta más el peso brutal del Estado en todas sus formas y requiere de un reanálisis a fondo del mismo. El BID identifica en su publicación un ahorro potencial para Uruguay del 3.7% del PBI: casi el déficit fiscal.
Vinculado a esto, la gestión y eficiencia de empresas públicas son determinantes y requieren cambios sustanciales. Hay cosas a cambiar en seguridad social. El país necesita una nueva inserción internacional que ayude al comercio y la exportación. De la necesaria reforma en la educación depende el futuro de nuestros jóvenes y del país. Las relaciones laborales es otro capítulo obsoleto. Tenemos una gran preocupación por la fragmentación social, por la violencia, por la pérdida de valores.
Hay por delante mucho trabajo, se necesitará inteligencia y sentido de grandeza nacional. Estamos mal, pero a tiempo si reaccionamos ya. La actual situación, que seguirá complicándose, y la fragmentación política, serán dificultades, pero, a su vez, nos obligarán a buscar caminos de encuentro. Para una democracia fuerte como la nuestra, los períodos electorales y primeros tiempos de un gobierno son una gran oportunidad. El sector privado va a estar proactivo aportando ideas, soluciones, su gente y tendiendo puentes.