Marcel Vaillant, doctor en Economía. Profesor titular de Comercio Internacional del departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Sociales de la UdelaR
Uruguay tiene como foco ser una economía pequeña y abierta, pero para combinar dichas características será fundamental mejorar las condiciones de inversión y comercio, tomando en cuenta el estado regional.
¿Cuáles son los desafíos en materia económica que tiene Uruguay en lo inmediato –año 2020-, ante un escenario de escaso crecimiento, en medio de una región que tampoco crece y que tiene problemas sociales, y en un mundo donde la guerra comercial entre Estados Unidos y China acelera la desglobalización?
Uruguay debe restablecer fundamentos sostenibles para el crecimiento económico y la recuperación de los niveles de empleo. La inversión privada y el dinamismo exportador tienen que volver a ser los motores de una nueva dinámica económica.
Las condiciones de inversión y comercio deben mejorarse, continuando con un proceso de internacionalización del país. Existen muy buenos fundamentos para seguir profundizando lo que ya se ha hecho. Esta dimensión de tipo estructural adquiere una relevancia particular en la coyuntura. Es necesario fortalecer las expectativas y el clima de negocios, a través de una política comercial de negociación de acuerdos comerciales preferenciales que den resultados concretos en el corto plazo. Para ello, la diplomacia económica enfrenta varios desafíos. Por un lado, transitar la compleja situación que atraviesa el acuerdo regional, siendo proactiva para su mejora y adquiriendo niveles crecientes de flexibilidad para la negociación con terceros de acuerdos a los intereses y las capacidades propias del país.
Por otro lado hay que generar resultados ya. En agenda está la ratificación del acuerdo con la UE en donde es imprescindible poder ratificarlo en el correr del año 2020. Para ello es necesario que la opción de bilateralizarlo esté disponible. Las velocidades pueden ser distintas para cada país del Mercosur, y Uruguay claramente está en condiciones de ser el primero en hacerlo. A este acuerdo le siguen los otros con el EFTA, Canadá, pero es fundamental tener una agenda asiática dando continuidad a esfuerzos que ya hizo el gobierno actual y que es necesario que fructifiquen.
¿Cómo evalúa las propuestas económicas de las autoridades recientemente electas?
Entiendo que las prioridades están bien establecidas. Es necesario mucha cautela y pragmatismo para no generar iniciativas que vayan en la dirección contraria de lo que ellas indican. Muchas veces, las iniciativas de gobierno en las carteras no especializadas en gestionar las restricciones de presupuesto derivan en políticas de exoneraciones fiscales y promociones.
Por eso hoy se requiere restablecer el control sobre las variables macroeconómicas de corto plazo. Se enfrenta una dominancia en materia fiscal y hay que aplicar una política fiscal contractiva (reducción de gastos, sin sacrificios de impuestos y no descartando la posibilidad de aumentos que no sean regresivos para la mayoría de la población). El ajuste de corto plazo debe hacerse con una visión de largo. En particular, es necesaria una sintonía muy fina en el ajuste de gasto del público, que inicie el proceso de reestructura para un Estado más eficiente.
Si se reforzara el control macroeconómico, Uruguay cuidaría un activo con el que hoy cuenta: una situación financiera favorable que se expresa en el bajo riesgo país, y el grado inversor de su deuda que mantiene. Hay múltiples mecanismos de influencia de este status en las posibilidades de crecimiento futuro.
Por otra parte, es un desafío lograr transitar este proceso manteniendo la estabilidad política que nos caracteriza. Este también es un activo fundamental y que tiene consecuencias reales sobre nuestra capacidad de crecimiento futuro. De ahí que el diseño del ajuste debe incluir también consideraciones en esta dimensión, no se puede generar conflictos en todos los sectores en el mismo momento.
En materia económica, ¿cuáles son los temas más urgentes a resolver en el corto y mediano plazo?
Ya mencioné los temas de corto plazo. Los asuntos de mediano plazo que tienen que tener una estrategia nacional de reformas son: seguridad social, educación y reformas del Estado. Todos ellos son esenciales para darle solidez estructural al crecimiento. Debemos pasar a otro escalón en términos de la dinámica de la productividad.
Cada dimensión tiene capítulos y perspectivas especializadas. Por ejemplo, reforma del Estado incluye gobierno de las empresas públicas, administración central y gobiernos subnacionales. Esta desagregación y especialización será requerida de ser desarrollada en cada uno de las reformas.
Todas estas reformas requieren muchos insumos técnicos que pongan a disposición las mejores prácticas adaptadas a nuestra realidad. Ya se han iniciado procesos de convergencia a nivel de la sociedad respecto a estos contenidos (Edu21, iniciativa reciente respecto a las empresas públicas y su gobernanza, nuevos colectivos entorno a la reforma de la administración central, etc.). Además de la disponibilidad técnica, debería combinarse con un proceso de construcción de amplios consensos políticos con la vocación de incluir gobierno y oposición. De lo contrario, no hay alternativa al status quo.
¿Cuáles son las fortalezas que tiene el país para afrontar ese contexto de turbulencias y guerras comerciales que mencionábamos en la primera pregunta?
El entorno internacional de incertidumbres comerciales no cambia el foco de la orientación de nuestra política comercial, el de una economía pequeña y abierta. El tamaño de la economía es nuestra defensa frente a estas turbulencias. Un acceso al mercado de poca magnitud en términos globales puede implicar expansiones enormes para nuestra economía. Algo parecido ocurre en materia de las corrientes de inversión.
Estamos mejor dotados para transitar estas coyunturas y debemos hacer de esta característica una fortaleza. En Uruguay, la inserción internacional es un campo para alinear intereses diversos y no profundizar falsas diferencias como ocurrió en el pasado. Necesitamos redinamizar el empleo a través del binomio inversión y comercio. Ampliar el acceso al mercado internacional es la llave.
Para Uruguay hoy es posible generar una economía política virtuosa de la apertura comercial fundamentalmente a través de la recuperación del crecimiento económico y los niveles de empleo.