Luis Mosca asegura que asistimos a una nueva globalización dependiente del comercio digital

EDICIÓN ESPECIAL 2020

Luis Mosca, economista, exministro de Economía y Finanzas e integrante del consejo editorial de Empresas & Negocios


En lo macro, deja planteada la idea respecto a que, probablemente, asistimos a una nueva globalización, con ruptura de los patrones comerciales, y dependiente del comercio digital y del intercambio transfronterizo de bienes intangibles. A su vez, llama a enfrentar lo que denomina “conservadurismo paralizante” porque, de lo contrario, se va rumbo al estancamiento. 

¿Cómo vislumbra el 2021 en materia económica, teniendo en cuenta el contexto por el que atraviesa el país y el mundo, como así también la desaceleración mundial de la economía?

Culminando ya el año 2020, el impulso que vimos en la economía mundial, muy ostensible en el tercer trimestre, se ha desacelerado mucho.

¿El motivo? Avances de la pandemia, gobiernos de varios Estados respondiendo con más bloqueos y pocas perspectivas de mayores estímulos fiscales en el corto plazo.Pese a ello, la economía mundial tiene el potencial para recuperarse en el 2021 y dejaría atrás la caída del 4.4% en el 2020, con una expectativa de crecimiento superior al 5% en el 2021, según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Asimismo, la severa recesión provocada por el covid-19 hizo que los precios de las materias primas colapsaran. Afortunadamente, ello quedó atrás.

La tonificación de la actividad -liderada por China-, y el debilitamiento del dólar -precio de los commodities y el dólar se mueven en sentido contrario la mayor parte del tiempo-, fortalecieron los precios de varios de nuestros principales rubros de exportación.

A propósito de la evolución del dólar, creo que ya ha caído lo suficiente frente a las principales divisas y sólo esperaría descensos adicionales muy marginales; particularmente, creo que las paridades actuales respecto al euro y al yen deberían sostenerse.

Permítanme ver un poquito más a fondo este punto, que nos resulta importante por sus derivaciones. El Banco Central Europeo (BCE) se enfrenta a un problema.En los últimos meses, el euro se ha fortalecido frente al dólar estadounidense, reforzando la presión deflacionaria (la variación del IPC en el año móvil a octubre de 2020 fue nuevamente negativa, del -0.3%).

A su vez, como sabemos, el peso de un endeudamiento cada vez mayor ejerce presión comprimiendo la tasa de inflación en Europa. Si ésta sigue siendo crecientemente negativa y la tasa de referencia de la política monetaria se mantiene constante, entonces la tasa real de interés aumenta.

Y allí hay un dilema de políticas: o un tipo de cambio más débil o tasas reales de interés más altas (crecimiento más débil).

El BCE podría dar un paso más radical y llevar la tasa a un día de plazo a un territorio negativo más pronunciado, en su intento por reducir la tasa de interés real, por aliviar la carga de la deuda y también para hacer más competitivo al euro. Pero proceder así pondría en mayor riesgo al sistema bancario.

Un dilema muy parecido afronta el Banco Central de Japón. Creo que ambos finalmente procurarán contener la apreciación de sus monedas. Entonces, recapitulando, tenemos crecimiento de la economía mundial -China alcanzaría una tasa superior al 8%-, precios de commodities tonificados, dólar debilitado, bajísimas tasas de interés, mucha liquidez y flujos de capital que continuarían buscando con avidez oportunidades de rentabilidad y que han retornado a las economías emergentes.

¿Nuestros vecinos? Brasil dejaría atrás su recesión y ya se encamina a crecer un 4% en el 2021, tasa parecida a la esperada para Argentina, aunque esta última culmina el 2020 con un fuerte sacudón recesivo, mayor al 11% y que a su vez enfrenta problemas de reservas internacionales, como bien sabemos.

En este contexto, es muy probable que la economía uruguaya crezca en el 2021, pero que lo haga a una tasa algo inferior a la esperada hace unos meses. Este importante e inesperado rebrote del covid-19 naturalmente afecta a la actividad económica. Ya la velocidad de recuperación de nuestra economía se ha venido reduciendo en el cuarto trimestre.

La tasa de crecimiento esperada sería inferior al 3% en el 2021.

Ahora, sí creo que en el 2022 sería superior. Confío que para entonces la economía esté con sus velas desplegadas, en tanto avance el programa de reformas el próximo año.

En materia económica, ¿cuáles son los temas más urgentes que tiene el país para resolver en el corto y mediano plazo? ¿Cuáles son los principales desafíos?

Claramente, la necesidad de generar empleo. Ya se venían perdiendo muchos empleos en los últimos años. Pero el 2020 nos dejará una perdida adicional que estimo sea superior a 50.000 puestos de trabajo. Y allí no hay misterio. Se requiere de más inversión.

¿Qué ha ocurrido en los últimos años? Hubo altos déficits fiscales.

Frente a cualquier deterioro fiscal, se puede esperar un déficit comercial en aumento, un menorconsumo de los hogares o una menor inversión privada doméstica.Esta última es precisamente la que más ha sufrido en el quinquenio pasado en nuestro país.Su impacto no se siente en el día a día, inclusive puede que se perciba poco en mayores plazos, pero no hay dudas que se resiente el crecimiento futuro.

¿Cuáles son los motivos? El gasto público casi se duplicó en términos reales en una década. Pero además de crecer mucho, no hubo obras de infraestructura relevantes que facilitaran el desenvolvimiento de los sectores productivos. El gasto creció en otros rubros: retribuciones, contrataciones de nuevos funcionarios,en transferencias de diversa índole.

Por su cuantía y por su composición, el gasto público erosionó el crecimiento de la productividad nacional. La caída de la tasa I/PBI se manifiesta en las cuentas de nuestro sector externo.

A junio del 2020, el saldo en cuenta corriente era equivalente al 0.5% del PBI. Para entonces, el déficit fiscal global era del 5.7% s/PBI. Por tanto, nuevamente el ahorro neto del sector privado fue elevado (6.2% s/PBI).

La contracara de ese mayor ahorro neto que año a año se fue registrando, es una caída similaren la inversión privada.Hoy, IB Fija/PBI es aproximadamente del 17%. Con ese nivel, a duras penas podemos aspirar a una tasa de crecimiento del PBI  que supere al 2.0 o al 2.2%.

Está claro que habrá un impulso en el 2021 -obras vinculadas al ferrocarril central, a la planta de UPM 2, la puesta en marcha de varios proyectos de obra vial bajo la modalidad PPP, el ostensible mayor ritmo de construcción de vivienda-.

El tema es que ese empuje debe ser continuo. Y para ello debe avanzarse en varias de las reformas que están en la agenda de la Administración: reforma de la seguridad social, reformas microeconómicas que permitan un mejoramiento en la competitividad de los sectores productivos,una mayor inserción internacional, avances en la educación.

¿Qué amenazas percibe en el horizonte y qué aspectos hay que resguardar para que los efectos de la pandemia sean lo más leve posible para la economía?

Suele hablarse de los riesgos en el plano fiscal.Pero creo que hubo una muy buena performance fiscal en un año muy difícil. La pandemia exigió reordenar las prioridades,por ejemplo, atender a los requerimientos de los sectores más carenciados y atemperar los efectos de la pérdida de empleos, aliviar el sufrimiento, recortarle las alas a la desesperación. Y ello pudo afrontarse reordenando el gasto y con una expansión muy razonable del mismo,permitiendo que se alcance un déficit fiscal global que finalmente será inferior al previsto por varios analistas.

Asimismo, se aprobó un Presupuesto Quinquenal que se ubicó dentro de los parámetros oficiales esperados. No es en este plano donde ubico mis mayores preocupaciones. Confío en la capacidad del equipo económico.

¿Dónde están ubicadas mis mayores preocupaciones? Hay una notable película, llamada “Hechizo del tiempo”, donde día a día se repiten los mismos hechos.Me preocupa que nos vuelva a atrapar el hechizo del tiempo.¿Reincidiremos en la indexación salarial cuando los consejos de salarios retomen su actividad a mediados de año?¿Se asumirá que de acuerdo al último dato disponible hay 199.000 desocupados?¿Se seguirá bloqueando toda innovación que se plantee en el sector público?¿Se podrán llevar a cabo las mejoras de productividad en las empresas públicas?Éstas, ¿llegarán a los usuarios?¿Insistiremos con ALUR y con la producción de cemento en manos del Estado?Así podemos seguir enumerando ineficiencias…

Para evitar  que nos atrape el hechizo del tiempo precisamos un nuevo libro de jugadas y ser más audaces.

¿Cuáles son las fortalezas que tiene nuestro país en este momento tan complicado del mundo, y que repercute en todas las economías y en la mayoría de los sectores?

A propósito de las fortalezas…hagamos una economía de esfuerzos.

Recomiendo leer la notable disertación hecha por el empresario argentino Manuel Antelo. Allí se plantean de forma ordenada y clara todas las ventajas que el país ofrece para radicarse y para invertir en él. Yo no lo podría ahora expresarlo mejor.

¿Cómo observa lo hecho por la actual administración en materia de inserción internacional? ¿Nota avances? ¿Qué más se podría hacer?

La pandemia complicó también la agenda en este plano. Todos recordamos el esfuerzo desplegado para traer uruguayos que estaban varados en el exterior. Como que se congeló cualquier esfuerzo en otras direcciones.En el ínterin el cambio de canciller.

En el último Consejo del Mercosur nuestras autoridades plantearon la necesidad de ganar espacio para que los socios tuvieran más autonomía en las negociaciones comerciales con otros países.Y aquí una última reflexión.

Está claro que la crisis del covid-19 trajo aparejado recesión en la economía mundial y una caída dramática en el comercio de bienes, en los flujos de inversiones y en el movimiento de la gente. Ahora, la globalización, ¿está solamente en declive? ¿No está cambiando?¿No está surgiendo también un nuevo tipo de globalización, basada en servicios digitales,investigación y desarrollo, datos, ideas y otros intangibles?

Probablemente asistimos a una ruptura de los patrones comerciales y la globalización del futuro dependerá, en forma decisiva, del comercio digital y del intercambio transfronterizo de bienes intangibles.

Ya antes de la pandemia, según Mc Kinsey, el comercio de servicios crecía con un 60% más de intensidad que el comercio de bienes.

Y si es así, el régimen de comercio internacional que tenemos, como bien expresaDani Rodrik, basado en reglas de la OMC y otros acuerdos, ya no es apto para ese nuevo mundo.Fue diseñado para un mundo de bienes, sean estos finales o intermedios.No fue pensado para un mundo de tráfico de datos, software e inteligencia artificial.

No podemos permitir que se ahonde más la bifurcación en la sociedad entre aquellas personas que pueden participar del nuevo juego y quienes están imposibilitadas de hacerlo.

Nuevamente, el nuevo libro de jugadas para vencer al hechizo del tiempo.Pruebas al canto.

Tenemos el Instituto Nacional de Colonización, que posee un patrimonio que actualmente orillalos US$ 1.500 millones. Ya en 1880 se había dado autorización al Poder Ejecutivo a formar colonias, a ayudar a las empresas de colonización.Algo parecido a lo que ocurrió en el oeste de Estados Unidos. Pero mientras aquí seguimos promoviendo colonos, allí se desarrolló Silicon Valley.

¿Quiénes deberían ser hoy nuestros nuevos colonos?Los jóvenes con poca instrucción, no calificados. Ese debe ser el target. Prepararlos, transferir recursos de otros lados para capacitarlos en centros de formación, en contacto con las empresas del sector.

Hay que enfrentar el conservadurismo paralizante.Si seguimos con el mismo libro de jugadas, estamos sacando boleto al estancamiento.