Alejandro Ruibal, vicepresidente Comercial y de Operaciones en Saceem
A pesar de los difíciles momentos por la llegada de la pandemia al país en 2020, Saceem -y el sector de la construcción en general- ha presentado cifras crecientes de empleo. A esto se suma que la compañía batió récords en actividad, sumando más de US$ 300 millones en ventas.
¿Qué evaluación podría hacer del 2021 para Saceem?
Ha sido un año récord histórico en actividad. Hemos pasado los US$ 340 millones de ventas entre Uruguay, Paraguay y Perú, y el 90% corresponde a Uruguay. Es una cifra muy importante, va de la mano de que estamos en proyectos muy grandes, como el Ferrocarril Central y UPM 2, pero también una serie de proyectos medianos que suman, como los accesos al Puerto de Montevideo, el viaducto, el puente Centenario. A su vez, tenemos algunas obras para UTE.
Ha sido un año de mucha actividad, con una cartera importante de clientes privados, y con cifras de ventas muy buenas, así como a nivel de empleados -que hoy estamos por encima de los 3.500-. Fue un año muy intenso, que ya en 2020 venía en crecimiento.
¿Qué importancia ha tenido el sector en materia de oportunidades laborales tomando en cuenta estos casi dos años de pandemia?
Saceem está inmersa en el rubro de la construcción, y trabaja tanto para el sector público y privado, sobre todo de la mano de inversiones privadas en estos últimos dos años. En marzo de 2020 tuvimos un parate, pero enseguida retomó ritmo la industria; y nosotros, de la mano de los proyectos, tuvimos un gran ingreso de empleados.
Creo que es muy importante porque el sector servicios del país se resintió muchísimo, y la construcción, que es una industria que derrama mucho hasta en el Interior del país, ha sido un salvavidas importante para el empleo, y lo es en este momento también. Entre el proyecto de UPM 2, el Ferrocarril Central y algún proyecto más, hay 10.000 o 12.000 personas de manera directa trabajando, de un total de 50.000.
¿Qué planes tiene Saceem y dónde pondrá énfasis en lo que respecta a la gestión del año entrante?
La compañía está lanzada en una estrategia de dos ejes: la internacionalización, donde Paraguay y Perú son los dos países en donde estamos presentes; y las inversiones, que tenemos concesiones tipo PPP, que implican inversión, ya que debemos poner fondos para financiarlo. A su vez, tenemos los contratos Crema, así como iniciativas privadas que presentamos (proyecto Neptuno, saneamiento, obras viales).
En Paraguay, en particular, estamos creciendo bastante en la actividad, y haremos una obra eléctrica muy grande, que es una subestación de 500 kv. Ya estamos desde 2017 en el país y ahora empezamos a tener un poco más de volumen. Por lo que la internacionalización es algo con lo que seguiremos. Trabajamos en tres mercados estables y estamos mirando hacia otros más.
Al mismo tiempo, estamos mirando mucho lo que sucede a nivel de energía y los cambios que se vienen, que serán un poco más lentos de concretarse, pero es una línea que seguiremos, vinculada a la electromovilidad y a la posibilidad de la producción de hidrógeno.
¿Cómo encuentra posicionado a Uruguay para seguir el lineamento relativo a la energía renovable y ser atractivos para los inversores?
Uruguay en energía arranca bien parado, debido a la matriz energética renovable que tenemos, tanto eólica, solar e hidráulica. Eso ya nos da una base verde, y con esta es más interesante la producción de hidrógeno verde. Creo que el gobierno, y en particular el ministro de Industria, Energía y Minería, Omar Paganini, está haciendo muy bien las cosas, al igual que Ancap. Entonces, hay una oportunidad. No basta solo con anuncios, hay que darle seguimiento y atender los requerimientos de los interesados.
No se puede atraer inversores con el discurso de “acá la cosa es así y si quieren invertir se tienen que adaptar a todo”. La idea es que ellos vengan, planteen sus posiciones, y que nosotros modifiquemos lo que sea necesario de acuerdo a nuestras posibilidades.
Traer inversiones privados a un país como Uruguay es todo un desafío, pero hay ejemplos exitosos, como lo son las plantas de celulosa. Cuando a veces se habla en contra de este proyecto, la gente no se da cuenta lo que cuesta traer esas inversiones al país. Estoy de acuerdo con que se deba cuidar la agenda ambiental, pero hay que tener mucho cuidado cuando se habla sobre inversiones extranjeras.
Creo que el gobierno está haciendo bien las cosas a nivel de energía, pero hay que darle continuidad al tema, y eso implica mucho trabajo.
¿Cómo imagina el futuro de Saceem?
El negocio de la construcción viene cambiando mucho en todo el mundo. Para las empresas grandes, como la nuestra, es impensable quedarnos trabajando solo en un mercado como Uruguay. No veo a Saceem, en el futuro, sin una participación importante en otro país. Es clave contar con recursos humanos uruguayos, aprendiendo y trabajando con recursos locales, pero exportando inteligencia para administrar los proyectos.
Otro asunto es la inversión en nuevas áreas, donde energía es una cantada, así como servicios. Es importante que las constructoras no se queden solo haciendo la obra, sino que se involucren en servicios, mantenimiento, operaciones; ese es el cambio que le falta a Uruguay. El país tiene que entender que el Estado no es eficiente para mantener ciertas estructuras, algo que en el mundo ya lo aprendieron.
Por supuesto que la propiedad es del Estado, pero quienes operan en la estructura son empresas privadas mucho más eficientes a la hora de manejar los recursos. En ese sentido ingresaría el mantenimiento de la vía pública, el mantenimiento de plazas, caminos vecinales. Perfectamente podría haber un esquema de empresas trabajando en ese sentido, controlado y supervisado por el Estado. De esa manera se generaría mucho más trabajo a empresas.
Menos estacionamientos, mejores accesos
Un asunto con el que Ruibal insiste desde hace un tiempo es la importancia de priorizar las inversiones en accesos a estadios de fútbol. “Es el deporte estrella en el mundo, y en Uruguay ni que hablar, se han invertido en los últimos años en los estadios, ya sea en construcciones, reformas o adaptaciones, ya que el futbol, además de ser una pasión, es una industria”, expresó.
Agregó que el hecho de que no se trabaje firmemente en los accesos a los estadios es algo que no cierra, y menos cuando se quieren organizar campeonatos internacionales. “Dejando de lado al Estadio Centenario, los demás no tienen buenos accesos, ni los grandes ni los chicos. Y no son los clubes los que deben transformar eso, debe ser una política de las intendencias, pensar cómo la gente llega y sale en coordinación con el transporte público”, dijo el entrevistado.
“La gente cae en la trampa de creer que se deben hacer más estacionamientos, pero lo que hay que hacer es que las personas puedan ir cómodas en ómnibus, como sucede en otras partes del mundo. Hay que fomentar que las personas no vayan en auto y para eso se necesita una buena infraestructura y una buena vialidad”, remarcó.