Fernando Mattos, ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca
En un entorno de incertidumbre internacional, donde la pandemia impactó negativamente en las diversas economías, el sector agropecuario uruguayo muestra señales positivas, alcanzando récords en las exportaciones. Hacia el futuro, los desafíos más significativos para el rubro serán la mejora de la inserción internacional y la estimulación del empleo.
¿Qué balance hace del año 2021 en lo que respecta a la gestión del Ministerio?
Yo asumí sobre fines de junio y agarré un Ministerio en marcha; llevé adelante la defensa de la primera Rendición de Cuentas, que ya estaba en curso. Fundamentalmente, seguimos trabajando en afianzar el buen ritmo exportador que ya se venía registrando en el país, apuntalando los objetivos trazados respecto al crecimiento del sector agropecuario como puntal de la recuperación económica.
En ese sentido, el 2021 fue un año con cifras récord de exportación de bienes agroindustriales, que superaron los 8.000 millones de dólares, con varios rubros que también cumplieron récords, como el de la carne, con casi 3.000 millones de dólares de exportación. Esos son factores primordiales para movilizar y consolidar el crecimiento económico del país, tan necesitado de la generación de estas divisas, pero también de actividad y empleo, a medida que se vayan superando los efectos de la pandemia.
En lo que se refiere al Ministerio, estamos realizando un trabajo importante con el propósito de reorganizar su funcionamiento e incorporar más recursos humanos, para lo cual hemos logrado el apoyo del presidente de la República, que nos relevó de la restricción, dado que la cartera desde hace años no contrata personal. También apuntamos a agregar recursos informáticos, ya que los sistemas estaban muy obsoletos.
¿Cuáles son las proyecciones que maneja para el año próximo en cuanto al funcionamiento y las actividades del organismo?
Estamos proyectando el plan estratégico para el sector agropecuario, que a partir del próximo año va a ser de enorme utilidad a fin de diseñar la estructura para una organización moderna. Este plan determinará los objetivos, hacia dónde va el desarrollo productivo del país y cómo podemos visualizar un incremento de los sistemas productivos, manteniendo las condiciones de sustentabilidad que correspondan para mejorar la producción y el desarrollo de la población rural.
¿Qué desafíos y amenazas vislumbra en el horizonte en el agro, en una economía muy inestable, no solo local, sino a nivel mundial, y donde la pandemia ha tenido gran impacto?
Los desafíos que impone la pandemia son claros. La incertidumbre internacional continúa, tenemos restricciones de consumo y de circulación en algunas partes del mundo. En la medida que no se consolide el sistema de vacunación y no tengamos respuesta para las variantes del virus que se vienen generando y que parecen tener más velocidad que la respuesta de la ciencia, el nivel de incertidumbre es importante.
De la misma manera, existen desajustes macroeconómicos en algunas economías como Estados Unidos, con niveles de inflación, de déficit fiscal y endeudamiento en aumento. Independientemente de esto, vemos que hay perspectivas de crecimiento económico en la mayor parte de las economías del mundo, a pesar de los efectos de la pandemia. Entendemos que esto servirá para apuntalar la demanda y el comercio.
A su vez, los precios de las materias primas parecen ser favorables, lo que a Uruguay le va a determinar una condición positiva. Los países buscan proveedores de alimentos seguros, por lo tanto, está asegurada la demanda de los productos uruguayos por mucho tiempo y a buenos valores, que es el mayor estímulo que podemos encontrar para afianzar este proceso de crecimiento en las exportaciones. Asimismo, las inversiones que venimos generando en el sector agropecuario van a ser el soporte para un mantenimiento y crecimiento de este nivel de actividad.
¿Qué le depara el futuro al empleo en el sector?
Yo creo que va a ser positivo. Estamos con niveles altos de empleo en las distintas agroindustrias. El sector rural también viene verificando procesos que intentan apuntalar el empleo, y hay otros sectores que todavía pueden desarrollarse. Tenemos varios objetivos en esa línea: el crecimiento económico, la mejora de la inserción internacional y lograr la mejor negociación posible para el acceso de productos a mercados extranjeros en los cuales no vendemos.
Toda la región del sudeste asiático es un enorme potencial de demanda, de la misma manera que podemos tener negociaciones como el Tratado de Libre Comercio con China. En caso de avanzar, este acuerdo significará una generación de un sistema de promoción y protección de inversiones entre los países signatarios, que puede representar la incorporación de mucho capital de inversión en Uruguay que va a estimular el empleo y la generación de valor agregado de nuestra producción.
